
La caída del cabello afecta a millones de personas en distintas etapas de su vida. Aunque suele verse como un asunto estético, especialistas indicaron que puede reflejar desequilibrios internos.
Ante la amplia oferta de productos que prometen soluciones rápidas, los expertos insistieron en que el adelgazamiento capilar obedece a causas diversas y no existe una cura única.
Anabel Kingsley, tricóloga principal de la clínica Philip Kingsley, advirtió que la pérdida de volumen muchas veces pasa inadvertida hasta volverse notoria. “La gente pierde al menos el 20% del volumen de su cabello antes de detectarlo”, señaló a The Independent.

Suzanne Cooper, nutricionista y fundadora de GLOWWA, coincidió en que los orígenes del problema son múltiples. Explicó que la caída del cabello se relaciona con el estrés, desequilibrios hormonales, problemas digestivos y deficiencias nutricionales.
Durante la menopausia, la salud capilar femenina atraviesa uno de sus momentos más críticos. La reducción de los niveles de estrógeno favorece una mayor sensibilidad a la dihidrotestosterona (DHT), hormona que afecta los folículos pilosos.
Cooper puntualizó a The Independet que “todos tenemos una hormona en el cuerpo, llamada DHT, que ataca y reduce los folículos pilosos. Los hombres tienen mayor cantidad, pero las mujeres en la menopausia pueden llegar a ser más sensibles a ella”.

Algunos tratamientos recetados, como el minoxidil, pueden combatir la caída, aunque presentan efectos secundarios como ansiedad y bajo ánimo. Frente a estas opciones, se mencionan bloqueadores naturales como las semillas de calabaza, considerados alternativas más suaves.
Kingsley subrayó que la caída excesiva en esta etapa es habitual debido a que el cabello tiende a debilitarse. “El estrógeno es una hormona que apoya el cabello, el cuero cabelludo o la piel, y cuando sus niveles se vuelven esporádicos durante la perimenopausia, pueden surgir episodios continuos de caída excesiva del cabello”.
El paso del tiempo trae cambios visibles en el cuero cabelludo y el cabello. “El cabello de todos cambia con la edad: no tendrás la misma calidad ni densidad de cabello a los 60 o 70 años que a los 20”, explicó Kingsley a The Independent.

La intensidad de estos cambios depende de la genética, estilo de vida y factores ambientales. En este contexto, mantener una limpieza suave y una hidratación adecuada del cuero cabelludo cobra mayor relevancia.
La alimentación juega un papel esencial en la fortaleza capilar. Cooper destacó que “la alimentación debería ser lo primero que observemos cuando algo anda mal en el cuerpo, ya que una dieta equilibrada ayuda a regular las hormonas y a favorecer la salud intestinal”.
Entre los nutrientes claves, la especialista menciona el MSM (Metilsulfonilmetano), presente en verduras como la col rizada y las espinacas, que ayuda a reducir la inflamación sanguínea, proceso relacionado con la caída del cabello.

En etapas avanzadas de la vida, la absorción de nutrientes como proteínas, hierro y vitaminas puede verse limitada por variaciones en el apetito o medicación. La realización de análisis de sangre permite identificar carencias que deben corregirse.
Los factores emocionales y médicos también influyen de manera significativa. Kingsley explicó: “El efluvio telógeno (un tipo de pérdida de cabello temporal) no es genético y puede ocurrir a cualquier edad. Se produce por desequilibrios internos como enfermedad, deficiencias nutricionales, estrés intenso, cirugía o parto”
El cabello, al considerarse un tejido no esencial, es uno de los primeros en mostrar signos de alteraciones internas, aunque suele recuperarse cuando se restablece la salud general.
Los hábitos cotidianos influyen directamente en la resistencia capilar. “El champú no provoca la caída del cabello, solo desplaza los pelos sueltos que están listos para salir. No lavarse el cabello con la frecuencia necesaria puede empeorar la caída, por ello es fundamental limpiar regularmente el cuero cabelludo”, resaltó la especialista.

Mientras el uso frecuente de calor, peinados agresivos y tinturas puede perjudicar la fibra, la aplicación de acondicionadores, productos sin enjuague y masajes suaves contribuye a proteger y fortalecer las hebras.
Kingsley enfatizó la importancia de una intervención rápida. “La caída del cabello es progresiva tanto en hombres como en mujeres, así que cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor. Resulta más sencillo mantener la densidad capilar que recuperarla”, destacó.
Conocer los factores hormonales, nutricionales, emocionales y relativos al cuidado diario ayuda a entender el origen multifactorial de la caída capilar. Para los especialistas entrevistados por The Independent, abordar estos aspectos de forma específica puede marcar la diferencia en la salud del cabello a corto y largo plazo.