
En Hollywood, los egos colisionan con la misma intensidad que las explosiones en las películas de Michael Bay. Las tensiones entre actores no son inusuales: las ya conocidas fricciones entre Tom Hardy y Charlize Theron durante el rodaje de Mad Max: Furia en la carretera, o los desacuerdos entre Vin Diesel y Dwayne Johnson en la saga Fast & Furious, son ejemplos de ello. También está la disputa entre Val Kilmer y Tom Sizemore en Planeta rojo, que incluyó una pesa de veinte kilos lanzada en pleno set.
Dentro de ese universo de rivalidades, destaca una menos escandalosa, pero igual de significativa: la que enfrentó a Alec Baldwin y Harrison Ford, según publicó Fotogramas.
Todo comenzó con Jack Ryan, el emblemático analista de la CIA creado por el escritor Tom Clancy. Baldwin lo interpretó en La caza del Octubre Rojo, con la expectativa de continuar en futuras adaptaciones. Sin embargo, cuando se preparaba Juego de patriotas, el estudio Paramount Pictures optó por Harrison Ford como protagonista, lo que Baldwin vivió como una traición.
Baldwin estaba en negociaciones activas con Paramount cuando se enteró de que Ford ya había sido contratado. Afirmó que esta situación era ilegal, al negociar simultáneamente con otro actor.
En ese sentido, el actor aseguró que la decisión se debió, en parte, a que el estudio tenía una deuda con Ford por un proyecto anterior cancelado y que el papel fue una forma de compensación.

Con el paso del tiempo, Baldwin no disimuló su malestar. En su autobiografía Nevertheless: A Memoir y en declaraciones a Moviefone, lanzó duras críticas tanto al proceso como a Ford. “En persona, es un hombre pequeño, bajito y enclenque, cuya voz suave suena como si viniera desde detrás de una puerta”, declaró.
Baldwin también expresó que la versión oficial sobre su salida —conflictos de agenda— era una “media verdad”. Afirmó que fue eliminado por un ejecutivo llamado David Kirkpatrick, a quien acusó de representar la falta de sentimentalismo que caracteriza a ciertas decisiones de la industria.
La controversia coincidió con un momento difícil en la vida de Baldwin. En 1991, su madre fue diagnosticada con cáncer de mama y se preparaba para una doble mastectomía, mientras él lidiaba con la reciente pérdida de su padre por cáncer de pulmón.
En ese contexto, la sustitución por Ford se sintió aún más devastadora. El actor explicó que el director John McTiernan, quien lo había dirigido en La caza del Octubre Rojo, lo llamó varias veces durante ese periodo, agregando presión a una situación ya dolorosa.

El director John McTiernan también tuvo un rol en la cadena de eventos. Según Baldwin, intentó convencer a Ford de permitir su permanencia en el papel, pero recibió como respuesta un tajante “Que le den”.
Este comentario, según fue transmitido por McTiernan, refleja la aparente indiferencia de Ford ante la continuidad de Baldwin.
Por su parte, Baldwin responsabilizó a David Kirkpatrick de encabezar una estrategia empresarial insensible. Acusó a Paramount de haberlo descartado sin contemplaciones, lo que a su juicio demuestra cómo los ejecutivos de Hollywood priorizan la eficacia comercial por encima del respeto profesional.
La rivalidad entre Baldwin y Ford no quedó en el pasado. Casi cuatro décadas después, sigue siendo motivo de análisis descrita como una historia de traición y conflicto digna de una novela de Tom Clancy.
La permanencia de esta enemistad radica en las circunstancias de la sustitución, y en el trasfondo emocional que la rodea. La suma de decisiones empresariales, heridas personales y declaraciones públicas consolidó esta disputa como una de las más memorables en el universo de Hollywood.