
Amazon ha dado un paso decisivo en el mercado de la inteligencia artificial aplicada a dispositivos personales con la compra de Bee, una startup emergente que desarrolló una pulsera con capacidad de escucha constante. Este dispositivo, similar a una smartband tradicional, destaca por registrar de manera continua el entorno sonoro del usuario para organizar tareas, generar recordatorios y actuar como asistente virtual.
Con esta adquisición, Amazon se posiciona como un competidor central en la incipiente industria de los wearables de IA, aunque la operación ha reavivado las preocupaciones sobre privacidad que arrastra la compañía.
Bee, fundada con la visión de construir un “teléfono en la nube”, había lanzado al mercado su pulsera por 49,99 dólares, con una suscripción mensual de 19 dólares. Su principal innovación era permitir que el wearable actuara como un espejo del teléfono inteligente: podía acceder a cuentas, notificaciones y asistir en el día a día sin necesidad de tocar la pantalla del móvil.

El dispositivo funcionaba de forma permanente a menos que el usuario lo silenciara manualmente, lo que le permitía responder de inmediato a órdenes o registrar información útil en cualquier momento.
La capacidad de escucha constante de la pulsera de Bee es también la principal fuente de inquietud. A pesar de que la startup había asegurado que no almacenaba grabaciones de manera permanente ni las usaba para entrenar modelos de IA, la integración con Amazon deja en el aire si esas políticas seguirán vigentes.
Y el historial de la multinacional no ayuda a calmar los temores: desde la polémica por compartir imágenes de cámaras Ring con la policía hasta sanciones de la Comisión Federal de Comercio (FTC) por acceso indebido a videos de clientes, Amazon ha sido señalada por prácticas cuestionables en el manejo de datos personales.
El interés por los dispositivos portables de inteligencia artificial no es exclusivo de Amazon. Meta ya incorporó su IA en gafas inteligentes en alianza con Ray-Ban y Oakley, mientras que Google y OpenAI también preparan el lanzamiento de hardware con capacidades similares.
En este escenario, Bee ofrecía una alternativa más económica, pensada para captar al usuario promedio interesado en probar estas tecnologías sin hacer una gran inversión inicial.
La diferencia ahora es el respaldo de una de las compañías más influyentes del planeta. Si la propuesta de Bee parecía hasta hace poco una curiosidad tecnológica, hoy podría convertirse en parte de la vida cotidiana de millones.

Amazon se ha consolidado como una de las empresas más influyentes del mundo. Su origen estuvo centrado en la comercialización de libros en línea, pero a lo largo de los años diversificó sus operaciones hasta abarcar una amplia variedad de sectores. Actualmente, la organización no solo lidera el comercio electrónico, sino que también participa activamente en servicios en la nube, producción de contenidos, logística, inteligencia artificial y dispositivos tecnológicos.
AWS (Amazon Web Services) representa uno de los pilares más sólidos del conglomerado. Esta división proporciona servicios de almacenamiento y procesamiento en la nube a empresas y organizaciones de diferentes tamaños, posicionándose como referente global en infraestructura tecnológica. Por otro lado, Amazon Prime ha ampliado la propuesta hacia el ámbito del entretenimiento, a través de producciones originales y acuerdos con estudios cinematográficos.
La estrategia empresarial de Amazon incluye la adquisición de compañías en áreas clave, lo que le permite fortalecer su cadena de suministro y expandirse en mercados emergentes. Iniciativas como la automatización de almacenes y la entrega con drones demuestran el interés de la empresa en la innovación permanente.