Bolivia eligió. Luego de dos décadas marcadas por la izquierda en el poder, el país andino dio un giro total y escogerá el 19 de octubre, en la primera segunda vuelta de su historia, a su presidente por los próximos cinco años entre dos candidatos de centro derecha y derecha: el senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge 'Tuto' Quiroga.
Con el 95,41 % de las actas escrutadas, el economista Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se convirtió en la sorpresa de la jornada. Con cerca 1'700.000 votos (32,14 %), el senador de 57 años e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) llegará como favorito al balotaje.
El senador de centroderecha, que nació en España y creció en el exilio por la persecución de las dictaduras militares, superó al favorito, Samuel Doria Medina, quien reconoció la derrota y anunció su respaldo a Paz Pereira.
Candidato presidencial Jorge Quiroga Ramírez. Foto:AFP
Para la doctora María Teresa Zegada, socióloga boliviana con maestría en ciencia política, Rodrigo Paz no es un candidato que podría calificarse totalmente de derecha. “Ha mantenido una suerte de perfil con propuestas afines a los sectores populares; ha sido incluso cercano al propio gobierno”, dice la analista, quien sugiere que su victoria se debe a que “ha recogido el voto descontento del MAS” de la mano de propuestas iberales.
El senador enfrentará al expresidente Quiroga, de 65 años, quien obtuvo el 26,8 % de los apoyos (cerca de 1,4 millones de votos).
Jorge Quiroga, ingeniero de 65 años, es el candidato de la alianza Libre. Conocido popularmente como “Tuto”, fue vicepresidente del militar y expresidente Hugo Banzer, a quien reemplazó tras su renuncia por cáncer entre 2001 y 2002. Aunque se define como liberal, concentra también buena parte del voto conservador y durante la campaña prometió un “cambio sísmico” para Bolivia.
Para los analistas consultados por este diario, pese a la derrota de la izquierda, lo cierto es que esto aún no significa el regreso de la derecha -al menos no la más tradicional- al poder, pues Paz Pereira abandera ideas progresistas, mientras que Quiroga sí representa las banderas más conservadoras.
Rodrigo Paz hizo una campaña discreta y austera al frente del Partido Demócrata Cristiano. Foto:AFP
El voto castigo que llevó a la caída del MAS
El gran perdedor es el Movimiento al Socialismo (MAS), en el poder desde 2006, que sufrió un fracaso electoral el domingo: menos del 4% obtuvo su candidato Eduardo del Castillo. Con 159.700 votos, el partido apenas llega al umbral del 3 % necesario para mantener su personería jurídica.
Esto evidencia el duro golpe para el MAS, que no superó la fractura interna de sus principales líderes, el expresidente Evo Morales (2006-2019), actualmente inhabilitado y con una orden de arresto en su contra, y el actual mandatario Luis Arce quien ya prometió una transición democrática en noviembre.
A este choque se suman las fallas en la gestión que derivaron en un voto castigo. Prueba de ello es el 80 % de desaprobación que hoy pesa sobre Arce entre los bolivianos, que hoy sufren la más alta inflación interanual en 17 años.
Para la doctora Zegada, este es el resultado de una debacle que no comenzó ahora.
Elecciones en Bolivia. Foto:AFP
“Este proyecto viene en caída desde el 2016 cuando Morales insistió en su candidatura, lo que generó una fuerte crisis política no solo con el sistema institucional de Bolivia, sino al interior del MAS”, explica.
En tercer lugar en los comicios se posicionó el voto nulo convocado por Morales, quien calificó los comicios de ilegítimos, con cerca de 1,3 millones de votos (19,38 %). Sin embargo, el exmandatario reconoció ayer los resultados.
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Retos a encarar
Más allá del viraje político, el nuevo presidente heredará un país al borde del colapso económico y con una sociedad dividida.
La inflación interanual llega al 24,8 %, las reservas internacionales están prácticamente agotadas y el déficit fiscal cerró en 12 % en 2024. La caída en la producción de gas dejó a las cuentas estatales sin su principal sustento, mientras el crecimiento del PIB apenas alcanzó un 1,4 % el último año.
“El principal reto del próximo presidente será cumplir los recortes de gastos que ofreció, pues la población ya está habituada a recibir subsidios, bonos y programas asistenciales”, advierte el internacionalista Gustavo Flores-Macías a la agencia AFP.
Indígenas votan en las elecciones presidenciales de este domingo Foto:AFP
A esa fragilidad económica se suma un Congreso sin mayorías. “Habrá una fragmentación que dificultará las cosas al presidente entrante”, señala. En ese tablero, las alianzas serán clave.
En este panorama, el analista político Marcelo Arequipa explica que los resultados de los comicios dieron un mensaje claro con la victoria de Paz frente a Quiroga en primera vuelta: “La población no quiere medidas de shock, sino políticas progresivas”.
El MAS, por su parte, enfrenta la tarea de reconstruirse tras un derrumbe histórico, un reto mayúsculo donde Evo, refugiado en Cochabamba para evitar su captura, seguirá siendo un actor con capacidad de movilización.
Un paso en falso del nuevo gobierno podría desatar un tsunami social. Así lo advierte la doctora Zegada, quien explica que el potencial descontento de cara a profundos cambios económicos se podría sumar a las movilizaciones anunciadas por Evo.
El expresidente de Bolivia Evo Morales tiene una orden de captura en su contra. Foto:EFE
Ante este panorama la analista boliviana prevé un escenario promisorio: que en el país se generen no solo acuerdos entre partidos, “sino también entre el gobierno y los sectores, de manera que la sociedad pueda entender la necesidad de estas medidas y se sume”. “Sin embargo, todo está todavía en la incertidumbre”, advierte.
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Así las cosas, el 19 de octubre no marcará solo el fin de un ciclo político, también pondrá a prueba la capacidad de Bolivia para gobernar con consensos. De fracasar, el “fin de era” de la izquierda puede derivar en otra etapa de fractura e inestabilidad.