LA PAZ.- Las elecciones generales del pasado 17 de agosto en Bolivia dejaron un resultado inédito: por primera vez en casi dos décadas, el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó fuera de la competencia presidencial. Muchos celebraron este desenlace como un giro histórico y el inicio de un nuevo ciclo democrático. Sin embargo, los analistas prevén un doble riesgo para el país, que podrían desencadenar la reedición de la Venezuela de Hugo Chávez.
En una nueva contienda electoral, que se celebrará el próximo 19 de octubre, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga y su dupla por Alianza Libre, el emprendedor tecnológico Juan Pablo Velasco, se medirán al sorpresivo binomio del Partido Demócrata Cristiano (PDC), que representan el exdiputado Rodrigo Paz y el capitán de la policía boliviana, Edman Lara.
Este nuevo panorama, en lugar de resultar alentador tras la derrota del socialismo de Evo Morales (2006-2019), que ha sido auspiciado por los regímenes de Cuba y Venezuela, deja a los bolivianos ante un panorama inquietante, por las amenazas que representan el líder cocalero y el carismático capitán Lara, quien encarnaría el perfil “del autoritario populista de uniforme” que ha sido idolatrado en Latinoamérica.
El candidato a la vicepresidencia del PDC posee una proyección mediática y estilo confrontacional en las redes sociales, que lo hacen ver como un “Chávez 2.0”, lo que, de acuerdo con el analista y consultor político, Erick Fajardo, aumenta el peligro que representaría su llegada al poder para el país.
“Edman Lara es un radical, populista y, además, de izquierda. Es un perfil, ni siquiera parecido a Morales. Es, con todas las características, el perfil del autoritario populista de uniforme que tanto amamos en Latinoamérica. Es otro capitanote, uno muy parecido, desde mi punto de vista, a Hugo Chávez en sus inicios. Peligrosísimo”, sostiene Fajardo en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.
Un nuevo “Cartel de los Soles”
A pesar de que para muchos Lara suele ser visto como un “outsider” simpático, Fajardo sostiene que el oficial encarna el mayor peligro a corto plazo, con la posibilidad de causar un daño “incuantificable” a Bolivia. “Es un influencer con muchísimo éxito en Bolivia, pero no está ahí para ser vicepresidente. Está atacando a su propio candidato todo el tiempo, con su retórica populista radical”, señala.
El analista describe a Lara como un “caudillo con uniforme”, con un estilo muy similar al que mostró Hugo Chávez en Venezuela en sus primeros años: discurso populista, carisma mediático y un relato dirigido a los sectores más golpeados por la crisis. “Rodrigo Paz, ha sido un alcalde no brillante, pero ha sido un alcalde moderado, ha sido un senador tampoco muy descollante, pero ha sido un senador de oposición, pero su acompañante de fórmula tiene el potencial de convertir a la Policía en un Cartel de los Soles segunda parte”, advierte.
Esta es una preocupación que se sustenta en el largo historial de corrupción y vínculos con el narcotráfico que arrastra la Policía boliviana en los últimos 20 años. “Cinco generales han sido procesados, dos de ellos cumplen condena en Estados Unidos (...) Alguien de la Policía en el gobierno, con posible sucesión dentro de 18 meses, es la receta para un Hugo Chávez II y para hacer de la Policía boliviana un Cartel de los Soles”, apunta.
A su juicio, Rodrigo Paz pudo haber cometido un error de cálculo que ahora lo tiene “durmiendo con el enemigo”, en vista de que, al igual que otros analistas, coinciden en que Lara podría propiciar un golpe de Estado a su candidato presidencial de ganar el balotaje. “Lo que más probablemente suceda es que en la primera crisis de los 18 meses del siguiente gobierno, este (Lara) tumba a Rodrigo Paz y él asume su sucesión presidencial”, resalta.
Evo Morales, la otra amenaza
El expresidente Evo Morales es otra amenaza latente para la escasa estabilidad democrática que aún mantiene Bolivia. Tras varios intentos de correr en esta carrera presidencial, pese a la prohibición constitucional, el líder cocalero logró canalizar —aún sin aparecer en boleta— alrededor de un 16% de voto nulo, una demostración de fuerza que le podría garantizar cierta capacidad de desestabilización en las calles. “El voto nulo es clave. Históricamente, el voto nulo en Bolivia jamás superó el 4% (...) Evo Morales ha llamado al voto nulo en esta elección y el voto nulo ha sido de 16% a nivel nacional”, menciona.
Esa cifra inédita en la historia electoral de Bolivia sería el as bajo la manga que tendría el expresidente socialista para incendiar la calle en los primeros meses del próximo gobierno. “A Evo Morales nadie le ha discutido ni le ha rebatido que se esté adjudicando ese 16% de voto nulo. Y con ese 16%, él va a declarar que tiene un mandato y va a volver a desestabilizar el nuevo gobierno en las calles dentro de muy poco tiempo (...) Esto va a empezar el próximo año, en febrero o marzo, con el tema del salario, ahí va a estallar la primera movilización”, advierte.
En opinión de Fajardo, la combinación de Edman Lara y Evo Morales podría llevar a Bolivia a un escenario aún más complejo que el vivido bajo la presidencia de Luis Arce. “Bolivia está en una situación incluso peor que con la de Arce, que era un perfecto mediocre como economista”, apunta.
La izquierda muta
El analista, además, destaca la persistencia del socialismo en Bolivia, pese al resultado de los pasados comicios presidenciales: “No hay que guardar falsos entusiasmos sobre la posibilidad de que en Bolivia la izquierda esté a punto de salir o haya tenido un traspié”.
Asegura que la izquierda sigue manteniendo el control del país andino: “La elección que hemos tenido, más allá de cómo ha querido la prensa en Bolivia envolverlo y empaquetarlo, ha sido una reafirmación de lo que ha estado pasando en Bolivia, Venezuela y Nicaragua en los últimos 20 años”.
Considera que los bolivianos tienen dos alternativas: o comprar el “falso entusiasmo” que le ha hecho creer a Venezuela que la caída del régimen está cerca o asumir la realidad de una oposición que “tira el salvavidas a la izquierda”.
“Sería muy entusiasta y muy ingenuo creer que algo está por cambiar en Bolivia cuando los dos actores que asoman son mínimamente socialdemócratas, si no es que son izquierdistas, y cuando Evo Morales ha logrado un 16% de voto nulo como capital en esta última elección, lo que habla de una tremenda influencia que va a tener para desestabilizar en las calles al siguiente gobierno (...) La realidad es que la izquierda ha mutado, ha cambiado de perfil, pero difícilmente ha desaparecido o está a punto de extinguirse”, subraya.
@ebritop22