
Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de Bielefeld University y la University of Warwick, publicado en la revista Scientific Reports, arroja luz sobre el impacto real del consumo de café en la primera parte del día.
Los científicos observaron que las personas que toman café durante la mañana reportan una mejora marcada en su estado anímico. Según los resultados: “Los participantes informaron sentirse significativamente más felices y entusiastas en esas mañanas en comparación con días a la misma hora en los que aún no habían tomado café”, evidenciando un efecto tangible y medible del café en la percepción positiva del día.
El beneficio se registró con independencia de los hábitos habituales de consumo, depresión, ansiedad o dificultades de sueño. Justin Hachenberger, de Bielefeld University, aclara: “Nos sorprendió no encontrar diferencias entre individuos con diferentes niveles de consumo de cafeína ni grados de síntomas depresivos, ansiedad o problemas de sueño. Las asociaciones entre la ingesta de cafeína y las emociones positivas y negativas fueron bastante consistentes en todos los grupos”.

Para el análisis, 236 adultos jóvenes en Alemania participaron durante hasta cuatro semanas respondiendo breves cuestionarios en sus smartphones siete veces al día, reportando su estado emocional y si habían ingerido una bebida con cafeína durante los 90 minutos previos. El diseño del estudio permitió observar la relación en la vida cotidiana, más allá de condiciones artificiales de laboratorio.
Los registros muestran que el efecto estimulante del café resulta mucho más pronunciado en la mañana y tiende a diluirse a medida que avanza el día.
Además, la investigación revela una ligera mitigación de los sentimientos negativos, como la tristeza o el enojo, aunque en una magnitud menor: “Después de beber café, los participantes se sintieron un poco menos tristes o molestos que en días comparables sin café”, se detalla en el informe. En contraste con el repunte de ánimo positivo, este alivio de emociones negativas no depende del horario.

El mecanismo fisiológico detrás de este fenómeno se apoya, de acuerdo con Anu Realo de la University of Warwick, en la acción de la cafeína sobre ciertas vías cerebrales: “La cafeína funciona bloqueando los receptores de adenosina, lo que puede incrementar la actividad de la dopamina en regiones cerebrales clave—un efecto que estudios han relacionado con una mejoría del ánimo y mayor nivel de alerta”.
Todavía hay interrogantes sobre cómo influye la desaparición de “síntomas de abstinencia” tras el sueño nocturno en estos resultados, incluso entre quienes consumen cafeína de manera moderada. Según Realo: “Incluso las personas con consumo moderado pueden experimentar síntomas leves de abstinencia que se resuelven con la primera taza de café o té por la mañana”.
El alcance del consumo de café en la población es contundente. Así lo describe Sakari Lemola, autor principal del trabajo: “Cerca del 80% de los adultos en todo el mundo consumen bebidas con cafeína, y el uso de estas sustancias estimulantes se remonta muy atrás en la historia humana”. Lemola subraya que “incluso animales salvajes consumen cafeína; abejas y abejorros prefieren néctar de plantas que la contienen”.
El estudio no ignora las advertencias. “La cafeína puede llevar a la dependencia. Su consumo excesivo se asocia a varios riesgos para la salud, y beberla en horas tardías del día puede producir alteraciones en el sueño”, advierten los autores, enfatizando la importancia de la moderación.

Varios trabajos recientes complementan las investigaciones de Bielefeld y Warwick, reforzando la relación entre café, salud y longevidad. Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y la Universidad de Tulane presentaron un análisis con datos de más de 40.000 adultos estadounidenses, recopilados durante casi veinte años. Se clasificaron tres grupos según el momento del día en que los participantes bebían café: quienes no lo consumen, quienes lo toman por la mañana y quienes lo beben durante toda la jornada.
Los resultados reflejaron que “la probabilidad de fallecer por una enfermedad cardiovascular era un 31% menor” entre los que solo tomaban café matutino. Además, este grupo mostró un riesgo más bajo de muerte prematura frente a los no consumidores, aunque no se registró una disminución de riesgo en la mortalidad asociada al cáncer. Los autores sugieren que el ritmo biológico y la inflamación juegan un papel crucial en la respuesta del cuerpo al café: “La inflamación en el cuerpo sigue un ritmo biológico: las sustancias que la favorecen alcanzan su punto máximo por la mañana”, lo que potencia el efecto antiinflamatorio de la bebida en esas horas.
“El momento del día en que se consume café influye significativamente en los beneficios para la salud”, aclara el profesor Lu Qi de la Universidad de Tulane. Por su parte, el cardiólogo Aurelio Rojas describe: “Tomar café únicamente por la mañana puede disminuir en un 31% el riesgo de muerte por problemas cardíacos y en un 17% el riesgo de muerte prematura”.

Entre los mecanismos propuestos, el café podría actuar como aliado del organismo durante el pico de producción de compuestos proinflamatorios matutinos. Así, el consumo vespertino o nocturno podría alterar la producción de melatonina, afectar el descanso, aumentar la presión arterial y el estrés, elevando el riesgo cardiovascular. Las recomendaciones de los especialistas se concentran en la adquisición de hábitos responsables: cantidad moderada, preferencia por café sin azúcar ni aditivos y métodos de preparación con filtro.
El estudio también examinó la cantidad óptima para obtener beneficios, determinando que tanto el consumo moderado de dos a tres tazas diarias como valores superiores muestran asociación con menor mortalidad. “Beber café, en particular por la mañana, es probablemente saludable”, según el profesor Thomas F. Lüscher.
Por último, las fuentes científicas consultadas advierten que, pese a los resultados alentadores, hacen falta ensayos clínicos para precisar los mecanismos involucrados y descartar la influencia del estilo de vida en estos hallazgos. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido sugiere no sobrepasar las cuatro tazas diarias y limitar la cafeína en embarazadas a 200 mg por día.