Casa Pueblo en Adjuntas busca inaugurar en el 2026 laboratorio energético de clase mundial con sabor comunitario

hace 19 horas 3

NUEVA YORK – Imagine un lugar en el que estudiantes desde secundaria a nivel posgraduado puedan inmergirse en un laboratorio energético donde converjan el conocimiento científico y la aplicación práctica para el beneficio y resiliencia de la comunidad.

Sería una especie de recinto alternativo en el que se cambian las reglas del juego para hacer investigación a la altura de la academia, pero más allá de las aulas tradicionales.

El recinto estaría ubicado entre las montañas del pueblo de Adjuntas, Puerto Rico, con miras a trascender las fronteras de la isla para promover la “insurrección energética” en Estados Unidos, otros países de América y más allá.

Casa Pueblo siempre ha apostado a la solidaridad desde sus inicios en los 80. Foto: cortesía de José Almodóvar y Casa Pueblo

Lo anterior es precisamente lo que espera lograr la organización sin fines de lucro Casa Pueblo con su nuevo proyecto bandera denominado “Laboratorio Comunitario para la Transición Energética”.

Arturo Massol, director asociado de la entidad que es un referente de energía solar en Puerto Rico, dijo a El Diario que con la más reciente apuesta buscan ampliar la oferta educativa y elevar los saberes que impulsan desde el 1980.

“Es una investigación de ciencia dura, pero con un sabor comunitario que cambia las reglas del juego, porque ya no es el investigador con su institución; es la investigación dentro de un contexto comunitario que pretende dejar una huella en la comunidad, y eso es parte de lo que se está trabajando”, resaltó Massol en entrevista con este periódico.

Sede de Casa Pueblo en Adjuntas, Puerto Rico. Foto: cortesía de José Almodóvar y Casa Pueblo

Para el también profesor, el plan es una extensión de los esfuerzos que ha liderado la institución por más de tres décadas para priorizarel Sol como combustible para la generación de energía.

Casa Pueblo universitaria

“En el proceso de esta transición energética que estamos impulsando en Adjuntas, donde el Sol se redefine como el combustible primario, que se aspira a democratizar la generación y mayor participación ciudadana, el tema de la innovación, qué preguntas hay que contestar; el tema de la soberanía del conocimiento, que es que la tecnología no te diga a ti qué hacer, que es lo que suele dominar, sino que las comunidades tengan herramientas de levantar conocimiento propio y participar para educar, capacitar e impulsar la transición desde adentro. De ahí es que sale esta propuesta, que es como decir ‘Casa Pueblo universitaria’, que ya viene ocurriendo, porque ya vienen mucha universidades…”, planteó el líder comunitario que cuenta con un doctorado del Centro de Ecología Microbiana de Michigan State University.

A través del “laboratorio” se recopilará información esencial mediante investigaciones que servirán como base para adelantar instalaciones de placas solares en viviendas y sistemas de microrredes.

“Un tema es el de hacer las instalaciones y tener el impacto directo de los proyectos que se vienen haciendo y otra cosa es levantar información, aprender, no con simulaciones, no con teoría, como se hace en un laboratorio nacional u universidad, sino con variables climáticas reales, con patrones de consumo real. Es como agregarle un valor a lo que ya se viene haciendo, que es aprender, y esa experiencia de aprendizaje comunitaria poderlas compartir con otras”, abundó el educador en Biología de la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Mayagüez.

Según Massol, ni siquiera el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) cuenta con recintos como el que Casa Pueblo se ha propuesto desarrollar.

Un laboratorio no tradicional

“Es un laboratorio no tradicional, como un lugar de aprendizaje de una institución no tradicional, que no hay ninguno así. Ni los laboratorios nacionales de energía del Departamento de Energía tiene estos elementos que se conjugan, porque es con la gente, es un escenario real de proyectos de investigación. En este caso, lo que estamos haciendo es interconectando microrredes. Ahí hay mucha investigación”, afirmó.

A preguntas sobre qué estudiantes se podrían beneficiar directamente del proyecto, el activista dijo: “Estamos pensando en estudiantes de escuela superior hasta estudiantes graduados. También hacer internados para personas en Sudamérica, Centroamérica y de otras partes del mundo. Esos que quieran aprender de lo que seguimos haciendo y que vengan a quedarse en Adjuntas y estar un verano o un tiempo prologando de inversión y aprendizaje”.

“Pero también estamos pensando en proyectos de maestría y doctorales en los que estudiantes se matriculan en sus instituciones, pero trabajan con nuestros científicos en nuestra infraestructura para abordar sus temas de estudios graduados. Nos va a permitir colaborar de manera formal con otras instituciones académicas. Ya tenemos acuerdos con 12 de ellas”, precisó Massol.

El director de Casa Pueblo reveló que trabaja con universidades, por ejemplo, de Massachussets para tener un programa para 10 estudiantes para que vayan a Adjuntas durante el verano a desarrollar sus proyectos especiales.

“El estudiante se matricula en su institución, pero hace parte de un proyecto físicamente en Adjuntas, en Casa Pueblo. Si fueras un ecólogo, tú vas a El Yunque y en El Yunque haces la investigación. En este caso, la investigación la harías en muchos temas, no solamente ingeniería; puede ser arquitectura. El tema de salud mental lo estamos trabajando con Florida State University. Serían múltiples temas los que estaría debajo de esa sombrilla”, puso como ejemplo.

Casa Pueblo surgió en el 1980 como el Taller de Arte y Cultura (TAC) y en respuesta a la propuesta de explotación minera en la zona. Foto: cortesía de José Almodóvar y Casa Pueblo

Massol explicó que parte de la infraestructura ya está levantada a través de los distios proyectos que la organización ha ido edificando a través del tiempo.

Nosotros tenemos ya la planta física donde los estudiantes se queden. Hay una estructura que le llamamos la Casa de las Mariposas a donde los estudiantes pueden venir a corto o a largo plazo. Tenemos la radio para que se comunique lo que se viene haciendo y transparentar la comunicación para que la comunidad conozca los hallazgos”, expuso.

Enfoque en sistemas de microrredes

Parte del enfoque del labororio será el estudio de sistemas de microrredes, que según Massol, es el futuro de la energía solar.

“Ahora mismo se construyó una microrred solar, que es la Plaza de la Independencia Energética, pero esa instalación que le da servicio a cinco casas, a la plaza (del pueblo) y a un negocio es parte de un proyecto de investigación. La pregunta de ese proyecto de investigación es cómo una microrred o configuración energética de una zona se puede comunicar de manera inteligente con otra. La otra es Casa Pueblo, que ya existía”, abundó.

La Plaza de la Independencia Energética de Casa Pueblo. Foto: cortesía de José Almodóvar y Casa Pueblo

La Plaza de la Independencia Energética fue inaugurada en diciembre pasado para proveer energía solar a la comunidad.

Incluye tres techos fotovoltaivos con 55 kilovatios de potencia solar interconectados a un centro de almacenaje de 80 kilovatios-hora.

El arte y la tecnología se configuran como parte del Centro de Investigaciones de la Red de Microrredes Solares.

Incluye tres techos fotovoltaivos con 55 kilovatios de potencia solar interconectados a un centro de almacenaje de 80 kilovatios-hora.

Una microrred es una red de producción y distribución local de energía que puede estar o no conectada a una red principal. Suele usarse como complemento para momentos pico de demanda energética.

Hasta el momento, Casa Pueblo ha levantado cinco microrredes con más de 3,000 paneles solares; dos de estas están interconectadas y una tercera se sumará próximamente para ampliar el ecosistema solar en Adjuntas.

Experiencia educativa en tiempo real

El laboratorio además brindará a los participantes la oportunidad de examinar directamente fenómenos como el cambio climático en una isla constantemente azotada por tormentas y huracanes.

Digamos que pasa una tormenta, un huracán, un apagón de LUMA, tú tienes una infraestructura que vas a poder estudiar ante la nueva realidad planetaria que es la crisis climática. Tienes un espacio real que vas a poder continuar estudiando a lo largo del tiempo y poder aprender con los desafíos que surjan… La visión es, no vamos a esperar a que pase el huracán para tenerlo, es ya lo tenemos. Si algo pasa, uno puede probar cómo estas tecnologías funcionaron; tuvo problemas, pues cuáles fueron esos problemas”, subrayó el entrevistado.

El espacio educativo también podría traducirse en desarrollo económico, no solo para Adjuntas, sino para toda la región central, anticipó Massol.

“Puede ser también una herramienta de desarrollo, de incentivar la innovación, y de inversión para hacer investigación y que eso genere una economía comunitaria, porque vendrá la gente a quedarse. Es el turismo del conocimiento, de venir a aprender, y eso puede generar una actividad económica para también impactar la comunidad”, apostó.

Potencial desarrollo de fuerza laboral

Uno de los tres pilares del laboratorio es precisamente el desarrollo de la fuerza laboral. Con la iniciativa, se busca capacitar de manera práctica a estudiantes y miembros de la comunidad para desarrollar experiencia en sistemas de energía sostenible.

“Formación de una fuerza laboral con el conocimiento y las herramientas necesarias para liderar la transición energética en Puerto Rico y más allá, asegurando un acceso equitativo a energía limpia y confiable”, lee la página web del proyecto.

Massol agregó: “El componente de educación y capacitación son como partes integrales de la investigación con la innovación. Ahí los jóvenes van a poder aprender. Los jóvenes van a conocer de microrredes, de sistemas solares y que puedan de momento insertarse de manera formal en esta economía de energía verde. Esa parte de capacitación y de crear oportunidades para la gente local es uno de los ingredientes de esa receta que estamos construyendo”.

De acuerdo con el educador, áreas como instalación y mantenimiento son las que al momento necesitan más empleados para atender los sistemas de placas solares en Puerto Rico.

“Este laboratorio va a ser como un sitio físico en el que la gente va a poder ver y entender cómo está alambrada la cosa. Todo eso va a estar allí para apoyar ese futuro (de microrredes). Así que, cuando nos mudemos a la próxima etapa más allá de la instalación, más allá del mantenimiento de lo tradicional en Puerto Rico, vamos a movernos a un nivel de complejidad mayor y este laboratorio puede ser una gran herramienta de acompañamiento”, estimó.

Sobre una potencial participación del gobierno municipal en la gestión, Massol dijo que el laboratorio estará al servicio de los que están abordando el tema energético, “si el gobierno está ahí, bien; si no, no es prioridad”.

“Queremos que sea una herramienta de país para las comunidades. Vemos el rol de sectores como el de las Pymes, de las empresas emergentes de energía solar. Lo vemos en colegios profesionales como el de electricistas. No le cerramos las puertas a colaborar con sectores en el Gobierno. Así que si el Gobierno quiere consultar, pero nosotros como una voz propia e independiente”, sostuvo.

Casa Pueblo necesita unos $450,000 para completar el laboratorio

Para completar la creación del laboratorio, Casa Pueblo lleva una campaña de recolección de fondos a través de PayPal que hasta este viernes sumaba aproximadamente $6,500 dólares en donaciones de una meta de $100,000.

“La meta (final) es levantar $450,000 dólares para garantizar los primeros dos años de desarrollo. Eso es, virtualmente, para la contratación del director del laboratorio, para unos equipos. En realidad es poco si uno piensa en la magnitud del proyecto, porque lo fundamental ya está construido”, analizó.

El auspiciador fiscal de la campaña es la organización HASER.

“Ellos se convierten en una especie de fiscalización externa, así que el dinero no entra directamente a Casa Pueblo sino que viene fiscalizado por este auspiciador. Hemos recibido donaciones directas, pero quien dona a través de HaSer tiene exención contributiva también, que es una herramienta que ayuda también al donante”, explicó Massol.

Aparte de las donaciones a través de la plataforma eléctronica, Casa Pueblo también ha recaudado dinero por medio de donaciones de individuos y organizaciones independientes.

La intención es inaugurar formalmente el laboratorio en enero del 2026.

Otros proyectos educativos de Casa Pueblo

El nuevo proyecto educativo se sumaría a otros que ha encaminado la organización. Uno emblemático es “El Bosque Escuela”, que consiste de instalaciones y planta física en un entorno natural con contenido curricular para la enseñanza al aire libre.

Otro es la Beca de Periodismo de Soluciones Jennifer Wolff. Este año, la subvención se tradujo en el documental Café Madre Isla: autosuficiencia económica al servicio de la gestión comunitaria, filmado por Zaida Claudio Piñero.

En agosto del año pasado, Casa Pueblo anunció el lanzamiento del proyecto “Mi Plántula Solar” para educar a maestros y estudiantes sobre los beneficios de la energía solar.

Se trata de un cuaderno y el modelo físico de una plántula solar que pueden usar los maestros para mostrarle a los alumnos los componentes de un sistema fotovoltaico y cómo se utiliza la energía solar para producir electricidad.

Por otro lado, la entidad opera el Instituto Comunitario de Biodiversidad y Cultura (ICBC), que se considera el brazo educativo de Casa Pueblo de Adjuntas. El espacio fue fundado en 2002 como resultado de un acuerdo entre la Escuela Elemental Washington Irving, el Recinto Universitario de Mayagüez y Casa Pueblo.

El ICBC, que desde el 2011 opera con energía solar, cuenta con un auditorio, laboratorio de ecología, salón de música y galería de arte.

En el lugar, se brindan cursos de nivel elemental, intermedio y superior, así como a universitarios, en áreas como educación ambiental, incluyendo experiencias prácticas en el manejo de recursos naturales y biodiversidad, entre otras; agroecología para el rescate de la cultura de trabajo agrícola y la conservación de los recursos naturales, y educación humanista a través de las artes.

Desde que el huracán María azotó a Puerto Rico en el 2017, Casa Pueblo ha completado más de 400 proyectos solares de infraestructura crítica para energía solar que incluyen más de 250 viviendas, la estación de bomberos de la ciudad, servicios médicos de emergencia, tres hogares de cuidado de ancianos y negocios locales.

Algunas instalaciones pequeñas las hace el personal de la organización y otras la empresa local Sol de la Montaña.

En junio del año pasado, Massol depuso ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, en donde insistió en la necesidad de continuar impulsando la energía solar en la isla como paso previo a cualquier proceso de autodeterminación.

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