
El North Texas Wildlife Center, un centro de rescate y rehabilitación de fauna silvestre en Plano, Texas, recibió un ultimátum por parte de la ciudad: trasladarse en un plazo de 60 días o cerrar definitivamente sus puertas. La notificación fue comunicada el 28 de junio vía telefónica por el Departamento de Negocios de la Ciudad de Plano, según confirmó la propia organización en sus redes sociales.
“Nos enfrentamos al riesgo real de ser clausurados”, advirtió el centro en una publicación en Instagram. “En este momento, nuestra organización está esforzándose por ser tan resiliente como la vida silvestre que cuidamos”. La presión crece mientras la comunidad y los responsables del centro buscan desesperadamente alternativas para evitar lo que podría ser un golpe fatal a sus operaciones.
Actualmente, el centro opera desde una residencia adquirida por sus fundadores, ubicada en una zona residencial. Sin embargo, las regulaciones de la ciudad prohíben que en estas áreas funcionen instalaciones que generen tráfico de personas, lo que pone al centro en una situación legal comprometida.

Desde su base en el norte de Texas, el North Texas Wildlife Center se ha convertido en una pieza clave en el rescate, rehabilitación y reintegración de fauna nativa. Está autorizado para atender toda clase de especies locales, desde zarigüeyas, mofetas y mapaches, hasta aves canoras, reptiles, anfibios y aves acuáticas.
La portavoz del centro, Rebecca Hamlin, explicó que actualmente tienen bajo su cuidado a más de 600 animales, incluyendo 200 que requieren atención presencial y diaria en las instalaciones. En lo que va de 2025, han recibido más de 2.600 animales, lo que representa un incremento del 50% con respecto al mismo periodo del año anterior.
El equipo humano detrás de esta labor está compuesto por 50 voluntarios y cinco empleados fijos, quienes mantienen las operaciones funcionando día y noche. Además, cuentan con una red de rehabilitadores externos que colaboran en el proceso de recuperación y liberación de los animales.

La notificación recibida desde el Departamento de Negocios de la ciudad de Plano sostiene que la ubicación actual del centro no cumple con los requisitos de zonificación urbana. En concreto, se les informó que no pueden operar una instalación que genere afluencia de personas en una zona residencial.
La publicación del centro en Instagram fue clara: “Como resultado, tenemos 60 días para encontrar una nueva ubicación o nos veremos obligados a cerrar nuestras puertas”. La noticia generó una respuesta inmediata en redes sociales, donde los responsables apelaron al apoyo público no solo con donaciones, sino también con sugerencias sobre terrenos o inmuebles disponibles.
USA TODAY intentó comunicarse con la ciudad de Plano el pasado 1 de julio para obtener una respuesta oficial, pero hasta el momento no ha recibido comentarios.

Desde abril, el centro inició una campaña de recaudación de fondos con la meta de conseguir 250.000 dólares, destinados a la compra o arrendamiento de una nueva propiedad con espacio exterior adecuado para continuar sus operaciones.
Hasta el 1 de julio, Rebecca Hamlin confirmó que habían conseguido aproximadamente 100.000 dólares. Esto deja una brecha importante por cubrir en un corto período de tiempo, lo que ha intensificado su llamado a la comunidad para conseguir apoyo financiero y logístico.
En un mensaje publicado en la página de Facebook del centro, los responsables afirmaron: “Necesitamos tu voz. Necesitamos tu acción. Necesitamos tu apoyo”. Además de las donaciones, están solicitando información sobre terrenos, propiedades o alianzas potenciales que les permitan cumplir con los requisitos de la ciudad y mantenerse en funcionamiento.

“El problema no es solo nuestro —afirma el centro—, se trata de los innumerables animales heridos, huérfanos y desplazados que cuidamos cada año, de los voluntarios que dedican su tiempo y de la comunidad a la que servimos todos los días”.
La misión del North Texas Wildlife Center va más allá de la atención directa a los animales. Su presencia representa un vínculo esencial entre la fauna silvestre y la comunidad humana, con énfasis en la conservación y educación ambiental. El posible cierre no solo implicaría la pérdida de un espacio físico, sino el debilitamiento de una red de apoyo vital para cientos de especies.
Ahora, con el tiempo en su contra, el centro enfrenta una de sus pruebas más difíciles. A menos que consigan una nueva ubicación que cumpla con los requerimientos legales de Plano en las próximas semanas, deberán cesar sus operaciones, interrumpiendo una labor que ya lleva años y que ha salvado miles de vidas animales.