Cinco entrañables personajes felinos que aparecen en las novelas de Haruki Murakami

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Murakami fusiona referencias literarias realesMurakami fusiona referencias literarias reales y ficticias para crear universos cargados de simbolismo y misterio. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Haruki Murakami, nacido en Kioto en 1949 y criado en la ciudad portuaria de Kobe, es una de las voces literarias más influyentes de la narrativa japonesa contemporánea. Con una obra que trasciende fronteras y géneros, su estilo se caracteriza por una fusión entre elementos de la literatura japonesa clásica y una fuerte influencia de la occidental, especialmente la estadounidense.

Formado en Literatura y Griego en la Universidad de Waseda, Murakami encontró inspiración tanto en las letras como en la música, dos pilares fundamentales de su obra. Prueba de ello es que, uno de los acontecimientos más importantes de su vida además de los relacionados al mundo de la escritura, incluyen la apertura de un bar llamado Peter Cat, en Tokio, un nombre que hace referencia a dos de sus grandes pasiones, el jazz y los gatos.

Estos últimos no solo han formado parte de su vida cotidiana, también han adquirido un papel recurrente en su universo literario, utilizados de manera simbólica, como catalizadores de lo inexplicable o incluso vehículos hacia otras realidades. Por ejemplo, en títulos como Kafka en la orilla o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, los felinos representan pasajes a mundos paralelos y personajes enigmáticos que revelan puntos fundamentales para el desarrollo de la historia.

Estos personajes felinos marcan elEstos personajes felinos marcan el destino de los protagonistas.

Noboru WatayaCrónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994)

En esta novela, el protagonista, Toru Okada, vive con su esposa Kumiko y su gato, al que han llamado Noboru Wataya, curiosamente el mismo nombre que el hermano de la mujer, a quien Toru detesta profundamente. El gato, en este caso, simboliza el equilibrio doméstico y emocional, por lo que su desaparición marca el comienzo de una secuencia de eventos extraños y perturbadores, que incluyen sueños lúcidos, personajes misteriosos y un descenso literal y simbólico a un pozo que lleva a otra dimensión.

Los felinos trascienden la realidadLos felinos trascienden la realidad y se convierten en guías, enigmas y detonantes de historias.

OtsukaKafka en la orilla (2002)

El personaje de Otsuka es un gato negro que se comunica con Satoru Nakata, un anciano que, tras un misterioso incidente en su infancia, perdió la capacidad de leer y escribir pero ganó la extraña facultad de hablar con los gatos. Otsuka es lógico, sensato y actúa como una guía espiritual para Nakata durante su búsqueda de Goma, una gata desaparecida.

Kawamura y Mimi aportan profundidadKawamura y Mimi aportan profundidad y simbolismo a la trama con sus características únicas. (Pixabay)

Kawamura y MimiKafka en la orilla (2002)

Otros dos personajes en la historia de Nakata son Kawamura y Mimi, un par de mininos siameses. Kawamura es un gato que ha perdido la capacidad de comunicarse con claridad debido a un accidente, y habla de forma incoherente. Mimi, una gata siamesa, actúa como traductora entre Kawamura y Nakata.

Los gatos se transforman enLos gatos se transforman en metáforas de soledad y pertenencia.

KipperUna persecución salvaje de ovejas (1982)

En esta novela temprana de Murakami, el protagonista anónimo tiene un viejo gato sin nombre, al que un chofer decide llamar Kipper. Este gesto aparentemente simple detona en el narrador una reflexión sobre la identidad y el sentido de pertenencia. El acto de nombrar al gato, y el hecho de que el protagonista no recordara que tenía nombre, es otra muestra del modo en que Murakami transforma escenas cotidianas en momentos cargados de simbolismo y profundidad.

El pueblo de los gatos,El pueblo de los gatos, presente en '1Q84' y 'El elefante desaparece', explora la soledad y el aislamiento existencial.

Aunque los gatos no aparecen físicamente en este caso, tienen un rol narrativo importante. En un fragmento de la novela 1Q84, Tengo, uno de los protagonistas, lee un cuento titulado El pueblo de los gatos, atribuido a un escritor alemán ficticio. En la historia, un joven llega a un pueblo habitado únicamente por gatos, una fábula inocente que se convierte en una parábola inquietante sobre la soledad, la pertenencia y la imposibilidad de escapar del destino.

En ese cuento, el protagonista recuerda cómo, siendo adolescente, se extravió en un misterioso pueblo del que parecía imposible salir, un lugar detenido en el tiempo y donde lo lógico se desdibujaba. En este caso, el pueblo funciona como metáfora del aislamiento existencial y del peso de los recuerdos que no se pueden abandonar del todo.

Curiosamente, existe un cuento japonés real con ese mismo título, escrito por Hagiwara Sakutarō en 1935.

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