
Pese a su papel fundamental en el bienestar diario, el suelo pélvico sigue siendo un gran desconocido para muchas personas. Incluso quienes escucharon hablar de él suelen asociarlo exclusivamente con las mujeres o con la práctica de los ejercicios de Kegel.
Sin embargo, los problemas relacionados con esta estructura afectan tanto a hombres como a mujeres de todas las edades y pueden tener un impacto profundo en la calidad de vida. Especialistas en salud pélvica advierten que la falta de información y la persistencia de mitos dificultan el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos del suelo pélvico. Aun así, insisten en que nunca es tarde para buscar ayuda y mejorar.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos que forma una especie de cesta en la base de la pelvis. De acuerdo con la Dra. Sara Reardon, fisioterapeuta especializada en salud pélvica, miembro certificada de la Asociación Americana de Terapia Física (APTA) y autora del libro Floored: Guía para la mujer sobre la salud del suelo pélvico en todas las edades y etapas, estos músculos sostienen órganos vitales como el intestino, la vejiga y el útero o la próstata.
También contribuyen a mantener la columna vertebral y desempeñan un papel clave en funciones como la continencia urinaria y fecal, así como en la salud sexual.

Por su parte, la Dra. Ekene A. Enemchukwu, uroginecóloga y directora de urología en el Centro de Salud Pélvica de Stanford, explicó a The Guardian que, cuando el suelo pélvico funciona correctamente, suele pasar desapercibido. Sin embargo, cuando presenta disfunciones, puede afectar de forma significativa la funcionalidad y la calidad de vida.
Entre los trastornos más frecuentes se encuentran la incontinencia urinaria o fecal, el prolapso de órganos pélvicos, el dolor pélvico y la disfunción sexual. A pesar de su importancia, la educación sobre esta estructura es escasa. “Nunca nos lo enseñan realmente”, lamentó Reardon y agregó: “No recibimos ninguna educación sobre cómo funcionan estos músculos ni qué es normal”.
Una de las creencias más extendidas es que los trastornos del suelo pélvico afectan exclusivamente a las mujeres. Sin embargo, “todos tenemos suelo pélvico: hombres, mujeres y niños”, afirmó la Dra. Reardon. Aunque factores como el embarazo, el parto y la menopausia son más frecuentes en mujeres, los hombres también pueden desarrollar disfunciones en esta zona.
A su vez, la Dra. Enemchukwu indicó que los hombres pueden experimentar incontinencia urinaria, incontinencia fecal, prolapso rectal (frecuente en casos de esfuerzo crónico o estreñimiento) y dolor pélvico por tensión muscular.

En la misma línea, la Dra. Cassandra Kisby, uroginecóloga y profesora adjunta en el Hospital de la Universidad de Duke, subrayó al medio británico que incluso quienes no hayan pasado por embarazo o parto pueden verse afectados por el estrés diario. “La pelvis puede responder a nuestro entorno, nuestras emociones y nuestros traumas”, explicó Kisby. “El estrés se acumula en el suelo pélvico y eso afecta su funcionamiento”, agregó.
La Dra. Kisby advirtió que muchas personas no distinguen entre lo común y lo normal. “Muchas cosas que le suceden al suelo pélvico son comunes, pero no deben aceptarse como la norma”, afirmó.
Los datos muestran una alta prevalencia: alrededor del 50% de las mujeres adultas y el 75% de las mayores de 65 años sufren pérdidas de orina. Además, se estima que el 75% de las mujeres experimenta dolor durante las relaciones sexuales.

Aun así, Kisby insistió en que estos síntomas no deben aceptarse pasivamente: “Insto a las pacientes a que piensen en la calidad de vida y en qué podemos hacer al respecto, porque existen opciones de tratamiento”.
La Dra. Reardon explicó que “los médicos no están evaluando a las mujeres para detectar estos problemas”. La complejidad de esta musculatura, que interviene en varios sistemas del cuerpo, complica determinar a qué especialista acudir.
“El mundo médico está muy compartimentado”, agregó Reardon. “Un médico examina el útero, otro el colon, otro la vejiga, pero nadie examina los músculos, que son la intersección de todos estos elementos”. Los especialistas indicados para esta tarea son los uroginecólogos. Sin embargo, la Dra. Kisby advirtió que muchas mujeres no saben qué es un uroginecólogo.
La Dra. Enemchukwu destacó la necesidad de mejorar la concientización, el diagnóstico y el acceso a atención multidisciplinaria. “Los pacientes no tienen por qué sufrir en silencio”, afirmó.

Los ejercicios de Kegel ganaron fama como solución universal para los problemas del suelo pélvico. Estos ejercicios consisten en contraer los músculos del suelo pélvico, cerrando los esfínteres y elevando esa musculatura.
La Dra. Reardon explicó que pueden ser útiles tras el parto o en casos leves de incontinencia, pero en personas con músculos tensos, podrían empeorar los síntomas. En esos casos, se recomienda trabajar la relajación con estiramientos similares a los del yoga, técnicas de respiración y masajes para liberar la tensión.
Existe la percepción de que solo se puede tratar el suelo pélvico en la juventud. Sin embargo, la Dra. Kisby explicó que las lesiones pueden originarse durante el parto, pero manifestarse décadas después.
La Dra. Reardon alentó a quienes llevan años con estos problemas a no resignarse: “Algunas personas sienten que si han experimentado algo durante mucho tiempo, ya no tienen remedio. Pero a cualquier edad se puede empezar a trabajar en ello y se puede ver una mejora”.