Cómo funciona el sistema que premia la atención en el aula e impulsa un vínculo positivo con la tecnología

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Un estudio demuestra que losUn estudio demuestra que los incentivos digitales superan a las prohibiciones para reducir la distracción por móviles en el aula (Imagen Ilustrativa Infobae)

El uso del celular en el aula se ha convertido en un desafío central para el sistema educativo. Es por eso que los efectos de los dispositivos sobre la concentración y el rendimiento académico impulsaron la adopción de políticas restrictivas en numerosos colegios y universidades.

Sin embargo, nuevas evidencias plantean la posibilidad de reemplazar la prohibición por mecanismos de incentivos que promuevan el autocontrol. Un estudio impulsado por el Rensselaer Polytechnic Institute y Texas A&M University demuestra que las recompensas digitales no solo reducen las distracciones, sino que mejoran la satisfacción estudiantil.

El experimento, desarrollado por el equipo de Billur Aksoy en Rensselaer, empleó la aplicación Pocket Points, una herramienta creada para recompensar a quienes mantienen el móvil bloqueado durante las clases.

La app, que verifica mediante GPS la permanencia del usuario en un edificio académico, otorga puntos canjeables por descuentos comerciales si el estudiante mantiene el teléfono sin desbloquearlo. Desde su lanzamiento, esta aplicación registró más de 200.000 descargas y se instaló en alrededor de 100 universidades, consolidándose como una de las plataformas preferidas por los jóvenes para controlar el uso de dispositivos dentro del espacio educativo.

El 72% de los adolescentesEl 72% de los adolescentes rechaza la prohibición total de móviles, pero acepta restricciones asociadas a recompensas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Esta tendencia refleja la búsqueda de soluciones más flexibles y aceptadas socialmente que las prohibiciones totales. Según datos citados por The New York Times, el 72% de los adolescentes considera excesiva la prohibición absoluta de móviles en la escuela, mientras que la mayoría está dispuesta a aceptar restricciones si se asocian a premios o beneficios concretos.

La investigación reclutó a 1.000 alumnos de grado y los organizó en dos grupos. El primero utilizó este sistema durante un semestre y el segundo se mantuvo como grupo de control. Al finalizar el ciclo académico, se recopilaron encuestas de percepción y se analizaron expedientes universitarios.

Los estudiantes que utilizaron la app informaron una caída significativa en las distracciones vinculadas al uso del móvil durante las clases. A su vez, quienes siguieron el programa con mayor constancia experimentaron una reducción cercana a una desviación estándar en la percepción de distracción y una suba equivalente en su satisfacción académica.

Este enfoque, basado en los incentivos, no provocó resentimiento ni resistencia, como suelen reportar políticas de prohibición total. Además, los usuarios frecuentes de esta aplicación registraron una leve disminución en el ausentismo, aunque esta tendencia no fue estadísticamente significativa.

El uso de incentivos digitalesEl uso de incentivos digitales reduce la distracción, mejora la satisfacción y promueve el autocontrol en estudiantes universitarios (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un hallazgo relevante del estudio fue el denominado “efecto sustitución”, los estudiantes que usaron la app pasaron menos tiempo repasando por fuera de clase, sobre todo dentro del campus universitario. La mejora en la atención durante las horas lectivas facilitó la asimilación de contenidos, aliviando la necesidad de dedicar horas adicionales al estudio individual. Si bien los alumnos que usaron esta aplicación lograron calificaciones levemente superiores, la diferencia no alcanzó significación estadística.

Según datos de la UNESCO, la distracción asociada a los dispositivos móviles puede explicar hasta un 17% de la variabilidad en el desempeño académico durante la adolescencia. La economía conductual respalda el uso de incentivos, mostrando que pequeños premios tangibles logran reforzar el autocontrol más allá de la simple voluntad.

El uso problemático del teléfono móvil preocupa a sistemas educativos de todo el mundo. Estudios recientes reportan que los alumnos dedican hasta un 20% de su tiempo de clase a actividades ajenas al aprendizaje por el uso del móvil. Frente a este escenario, muchas escuelas públicas optaron por restricciones totales.

Sin embargo, diversos expertos advierten sobre los límites y dificultades de estas políticas. Implementar la prohibición requiere recursos humanos y tecnológicos para el monitoreo, y suele encontrar resistencia por parte del estudiantado y las familias. El informe anual de Pew Research Center señala que el 64% de los padres considera que las restricciones absolutas pueden generar efectos no deseados, como el ocultamiento de conductas o el deterioro de la relación institucional.

El enfoque de incentivos noEl enfoque de incentivos no genera resistencia ni resentimiento, a diferencia de las políticas de prohibición absoluta (Imagen Ilustrativa Infobae)

En este contexto, Billur Aksoy plantea que el valor del enfoque basado en incentivos radica en estimular la autorregulación: “Ofrecer recompensas por regular el uso del móvil en el aula mejora la concentración y ofrece una experiencia académica más satisfactoria”, explicó Aksoy.

Este modelo informático forma parte de una tendencia global centrada en la economía conductual y los llamados “dispositivos de compromiso”. Aplicaciones como Hold, Lock&Stock o Forest trabajan con mecanismos similares: recompensan a los usuarios que logran minimizar las interrupciones digitales durante el estudio, la conducción o en su jornada laboral.

La expansión de estos sistemas promete un impacto duradero en los hábitos de autocontrol y bienestar digital, tanto en la vida universitaria como en espacios laborales e, incluso, en el hogar. Los resultados del estudio, junto con experiencias emergentes en Europa y Asia, sugieren que la combinación de incentivos y tecnologías amigables puede ser la clave para gestionar la hiperconectividad sin caer en prohibiciones rígidas.

En suma, el debate sobre el uso del móvil en el aula se reconfigura: las herramientas basadas en estímulos positivos y autorregulación demuestran su capacidad para mejorar la convivencia con la tecnología, abriendo nuevas posibilidades para estudiantes y docentes en la era digital.

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