
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2050 se prevé que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que más de 700 millones requieran rehabilitación.
Para la OMS, cuando no se trata, esta condición afecta a muchos aspectos de la vida de la persona: limitaciones en la comunicación y el habla, efectos adversos desde el punto de vista de la cognición, aislamiento social, soledad y estigma, consecuencias en la sociedad y la economía, años perdidos por discapacidad (APD) y años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD), y limitaciones en el acceso a la educación y el empleo.
En ese sentido, un estudio realizado por la Universidad de Ginebra (UNIGE) analizó la relación entre la pérdida auditiva y la soledad en el deterioro cognitivo de los adultos mayores. Los resultados, que involucraron a más de 33.000 personas de 12 países europeos, plantearon que la combinación de estos dos factores acelera el deterioro de la memoria.
El estudio, publicado en la revista Communications Psychology, ha revelado que la soledad subjetiva, es decir, la sensación de estar solo, es tan perjudicial como el aislamiento social real.

“Nuestros hallazgos subrayan la importancia de considerar tanto los factores sensoriales como los psicosociales en el envejecimiento cognitivo”, afirmaron los autores. La soledad no solo afecta a las emociones, sino que también incrementa el riesgo de un deterioro cognitivo acelerado, especialmente cuando se suma a la pérdida auditiva, repasaron.
El equipo de investigación de la UNIGE utilizó datos del estudio longitudinal SHARE (Encuesta sobre Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa), que incluye a más de 33.000 personas de 50 a 99 años. Los participantes fueron evaluados cada dos años sobre su salud, relaciones sociales y rendimiento cognitivo, a través de pruebas de memoria episódica y fluidez verbal, entre otras.
Los científicos identificaron cuatro perfiles sociales que influyen en el impacto del deterioro cognitivo:
- No aislados ni solos
- No aislados pero solos (soledad en la multitud)
- Aislados pero no solos
- Aislados y solitarios

Entre los hallazgos más significativos, el estudio identificó que las personas que no están socialmente aisladas pero se sienten solas experimentan un deterioro cognitivo más pronunciado a medida que su audición empeora. “Para el perfil ‘no aislado pero solo’, la pérdida auditiva se asoció de forma más fuerte y negativa con el declive de la memoria episódica”, señaló el artículo.
Según escribieron los expertos en el estudio, esto es especialmente relevante porque la memoria episódica, la capacidad para recordar hechos y experiencias recientes, se ve particularmente afectada. Mientras tanto, de acuerdo con los científicos, la función ejecutiva, que incluye habilidades como la fluidez verbal, también muestra un declive, aunque menos pronunciado.
El trabajo señaló que la pérdida auditiva, combinada con la sensación de soledad, puede ser mucho más perjudicial para la salud cognitiva de lo que se pensaba previamente. Las personas que no están aisladas pero se sienten solas podrían ver una disminución de hasta un 20% de su capacidad de memoria en una década si no se tratan ambos factores.

“Hemos descubierto que las personas que no estaban socialmente aisladas pero que se sentían solas veían acelerado su deterioro cognitivo cuando eran sordas”, explicó Matthias Kliegel, profesor titular del Laboratorio de Envejecimiento Cognitivo en la UNIGE y coautor del estudio.
Para los investigadores, es crucial que los sistemas de salud integren la detección temprana de la pérdida auditiva junto con programas diseñados para reducir la soledad. “Abordar la pérdida auditiva junto con la soledad —incluso en personas socialmente integradas— puede ser crucial para promover la salud cognitiva en la vejez”, señalaron los expertos.

Según los científicos, intervenir con soluciones sencillas, como el uso de audífonos, puede ser una forma efectiva de mejorar la calidad de vida de las personas que no están socialmente aisladas pero se sienten solas. Charikleia Lampraki, la primera autora del estudio, concluyó: “Estas personas ya están socialmente integradas, por lo que se trata de eliminar una barrera sensorial para reforzar su compromiso y proteger su salud cognitiva”.