La izquierda boliviana aún discute las causas de su fracaso electoral tras casi 20 años en el poder. El domingo, el ex presidente Evo Morales responsabilizó a Álvaro García Linera, su leal vicepresidente durante todo el mandato, de haber “arruinado” a Andrónico Rodríguez, el senador de 36 años que fue considerado el sucesor político del ex mandatario.
Rodríguez quedó en cuarto lugar en la votación del 17 de agosto con el 8,15% de votos , por debajo de los candidatos de centro derecha, Rodrigo Paz, Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina.
“El que arruinó a Andrónico (Rodríguez) es, y que se meta a la cabeza, Álvaro García Linera” señaló el ex mandatario en su programa de radio dominical en la emisora Kawsachun Coca. El líder cocalero agregó que su antiguo delfín “se enterró” políticamente por supuestamente haberse sometido a intereses del ex vicepresidente, con quien está distanciado desde hace al menos dos años.
Aunque Rodríguez negó públicamente cualquier vínculo con García Linera en el contexto de su campaña electoral, muchos en el círculo rojo creen que fue el ideólogo detrás del binomio que se formó con Mariana Prado, quien fue su jefa de Gabinete y luego ministra de Planificación.
García Linera, en tanto, no hizo referencias públicas sobre su relación con la candidatura de Rodríguez. En un análisis de las elecciones en France 24, el ex vicepresidente manifestó que la votación demostró que Morales “es el líder la izquierda, pero es un líder disminuido” y dijo que la reorganización del bloque debe pasar por su presencia. “La baja votación de Andrónico constató que en sociedades donde hay líderes carismáticos, la política no se puede hacer al margen de ellos”, explicó el político y académico de 63 años.
Para Rodríguez, parte de su derrota tuvo que ver con el llamado del ex presidente a la anulación del voto. Morales había pedido a sus militantes votar nulo como un acto de rechazo a su inhabilitación electoral y más de un millón de personas lo hicieron. Aunque no entra en el cómputo como un voto válido, cerca del 19% del electorado anuló la papeleta, una cifra significativamente mayor al promedio histórico del 4%.
En un análisis más profundo, Prado, su compañera de fórmula, enumeró las razones detrás de su derrota en un video difundido en redes sociales. Mencionó, entre otras, las dificultades legales que enfrentaron, las presiones de organizaciones sociales y del partido que los albergó, además de “ataques permanentes de compañeros del bloque popular” con quienes había compartido “militancia y amistad”.
Con la votación del 17 de octubre, Bolivia inicia un nuevo ciclo político en el que el Movimiento Al Socialismo (MAS), que gobernó con holgadas mayorías parlamentarias durante dos décadas, quedó relegado a una representación marginal en el congreso: obtuvo solo un escaño de 166. La sigla, sin embargo, logró salvar la personería jurídica al superar con décimas el umbral del 3% que exigen las leyes bolivianas.
La elección concluyó con la sorpresiva victoria del candidato centrista Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz, que deberá competir en la segunda vuelta con el ex presidente Jorge Quiroga, de tendencia liberal, el 19 de octubre. Paz, de 57 años, es un senador de oposición con larga trayectoria en la función pública e hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora.
En las semanas previas a las elecciones, las encuestas de intención de voto mostraban que había un voto residual -blanco, nulo e indeciso-, que superaba el 30% y que el apoyo electoral hacia Paz crecía, pero que estaba lejos de disputar incluso el segundo lugar. A su victoria con más de un tercio de los papeletas válidas, algunos analistas y medios locales definieron como el “Rodrigazo”.