Crisis de la masonería en Cuba

hace 21 horas 3

Cuarenta minutos antes de las 10 de la mañana del sábado 14 de junio, decenas de masones se reunían en el portal del Gran Templo Nacional Masónico de Cuba, ubicado en Carlos III y Belascoaín, justo en el corazón de La Habana, para participar en una conferencia de prensa organizada por el Gran Maestro por Sustitución Reglamentaria Juan Alberto Kessell Linares.

Tres días antes la Gran Logia había invitado a los medios alternativos, oficiales y extranjeros al evento donde se hablaría de la crisis actual de la masonería en Cuba. El edificio donde radica la institución fue inaugurado el 27 de febrero de 1954 a un coste de dos millones y medio de pesos (equivalente a dos millones de dólares entonces). Emilio Vasconcelos fue el arquitecto del proyecto. El inmueble tiene 11 pisos, siete de ellos dedicados a actividades de la masonería. Acogían en sus orígenes a más de cinco mil masones semanalmente. Hasta 1960 el edificio albergó a la Universidad Masónica José Martí, de carácter privado.

Justo a las 10:15 compareció el Gran Maestro Juan Alberto Kessell con un traje azul marino y una corbata a rayas azul y blanca. Se acomodó sus gafas, aclaró la voz y agradeció a los presentes: “Hay que tener valor para estar aquí, más allá de las diferencias que podamos tener desde el punto de vista de criterios de cada uno, lo importante es salvar nuestra institución y salvar nuestra Gran Logia de Cuba de un golpe de Estado”, dijo Kessell Linares.

Antes de leer la Declaración de Principios se cantó el himno nacional. “Nos encontramos en un momento de profunda reflexión y desafío para nuestra Gran Logia de Cuba, una potencia simbólica con una historia de más de un siglo y medio de servicio a la patria y a la humanidad, formar hombres cívicos, librepensadores y respetuosos es algo que tiene un valor intrínseco”, señaló el Gran Maestro Juan Alberto y añadió:

“La situación actual, que lamentablemente ha generado una crisis sin precedentes, se remonta a la sesión de marzo de 2025. En esa fecha crucial, y en estricto cumplimiento de nuestro mandato constitucional, debían verificarse las elecciones generales para la conducción de nuestra Gran Logia. Este proceso democrático y fundamental fue boicoteado de manera flagrante por el Venerable Hermano Mayker Filema Duarte, quien protagonizó un abandono abrupto y sin precedente en la historia de nuestra Gran Logia, dejando a la Alta Cámara sin quórum y sin posibilidad de continuar con el proceso electoral”, denunció el Gran Maestro.

Más adelante Kessell Linares recuerda que el pasado 25 de mayo fue convocada la Alta Cámara con el propósito de reanudar la sesión precitada del 23 de marzo. “Sin embargo, a escasos seis días de la fecha de la convocatoria, fue emitido un decreto donde se anunciaba el aplazamiento de dicha sesión. La justificación esgrimida fue a todas luces descabellada: se argumentaba la existencia de amenazas por parte de algunos Venerables Hermanos de agresiones físicas y vandalismo contra nuestro venerable Edificio que es el Gran Templo Nacional Masónico”, apuntó el Gran Maestro y añadió:

“A pesar de ese intento de obstaculización, la voluntad masónica prevaleció. Casi ciento treinta miembros de la Alta Cámara se dieron cita en este Gran Templo, y bajo la dirección de este humilde servidor masónico, decidieron destituir al Venerable Hermano Mayker Filema Duarte. Sobre la legalidad de esta sesión se ha debatido mucho. A ello podemos contestar, con la más absoluta convicción, que a ese histórico evento le asiste toda la legalidad que nos brinda nuestra Legislación Masónica, siendo un acto de soberanía de la Alta Cámara, el órgano supremo de nuestra Gran Logia cuando está reunido, no le corresponde a quien pisoteó la ley-Filema Duarte-hacer reclamos infundados sobre el uso de la misma para combatir el daño en cuestión”.

Según el Gran Maestro Juan Alberto Kessell, al día siguiente, 26 de mayo, en un acto de transparencia se entrevistó con la señora Miriam Marta García, Directora de Asociaciones del Ministerio de Justicia de Cuba y le informó con detalles lo ocurrido y le entregó toda la documentación. La funcionaria, que al parecer ya había obtenido información tergiversada del evento, quedó en revisar la documentación y dar una respuesta oficial. Durante esa semana el Gran Maestro Juan Alberto se dedicó a tratar de organizar la facultad ejecutiva, siempre en aras de la estabilidad de la Gran Logia.

“Pero mayor fue nuestra sorpresa cuando el viernes 31 de mayo, el destituido Mayker Filema Duarte, hace circular una información dando a conocer un fallo del Registro Nacional de Asociaciones, un veredicto que, lamentablemente, va en contra del legitimo reclamo y la voluntad de nuestra jurisdicción”, aseveró el Gran Maestro que acusó a Mayker Filema de intentar un golpe de Estado a la institución.

Luego de su alocución, Diario Las Américas le pregunto a Juan Alberto Kessell por qué la Gran Logia Masónica tiene que acatar el dictamen del Ministerio de Justicia si una mayoría apoyó la destitución de Mayker Filema y estaba de acuerdo en la elección de un nuevo Gran Maestro. ¿Acaso no tienen autonomía para elegir un nuevo miembro?

“El problema está que el Ministerio de Justicia es el que rige a las instituciones religiosas en Cuba. La ley 54 de ese ministerio, establece un procedimiento para este tipo de caso. Y nosotros aceptamos la ley 54. Por eso el término injerencia, utilizado por otros colegas o personas en las redes sociales, no es el correcto, pues existe esa ley y nosotros nos acatamos al igual que todas las organizaciones religiosas del país”, respondió el Gran Maestro.

Cuando concluyó la conferencia, varios masones comentaron a Diario Las Américas que no están de acuerdo con algunos criterios.

“Se nota a la legua el miedo de hablar de política, incomodar al Ministerio de Justicia o a la oficina del partido comunista que atiende los asuntos religiosos en Cuba. Un hermano intentó separar la crisis sistémica que vive el país de la crisis en la masonería. Y propusieron que los periodistas no les hicieran preguntas de contenido político. Es una posición muy cobarde. Nosotros, al igual que todos los cubanos, sufrimos apagones y pasamos muchísimo trabajo para poner un plato de comida en la mesa. Entiendo de cierta manera la posición del Gran Maestro, de evadir hablar de política para ver si el gobierno aprueba su decisión. Pero yo creo que ya es hora de cambiar de estrategia y reclamar mayor autonomía”, acota un masón.

Varios echan en falta “apoyar a los estudiantes y al pueblo en su reclamo por el tarifazo de Etecsa e involucrarse más en los problemas sociales del país. No vivimos en otro planeta”. La masonería local, al igual que todos los estamentos en Cuba, vive una crisis de credibilidad. “Se necesita un cambio en las logias masónica. José Martí y Antonio Maceo eran masones y nunca claudicaron en su afán de independizar al país. No hablar de lo que está pasando nos distancia de la gente en la calle”, alega otro masón.

Las obstrucciones de las instituciones del régimen no son nuevas. En abril de 2024 el Ministerio de Justicia intervino en una de las decisiones de la masonería cubana y no reconoció a su nueva directiva tras haber expulsado al ex Gran Maestro Mario Urquía Carreño, después de que 19 mil dólares fueran robados de su oficina en el Asilo Nacional Masónico.

Urquía Carreño era el principal sospechoso. En ese momento, él acusó de golpe de Estado a miembros del Supremo Consejo. En los corrillos del Gran Templo opinan que “la Seguridad del Estado pone y quita, según sus preferencias, a los Grandes Maestros que ellos consideren”.

La masonería, como el resto de las religiones en la Isla, es vigilada de cerca por los servicios especiales. Sentados en un parque frente al Gran Templo Nacional varios agentes de la policía política vestidos de civil observaban sin disimulo lo que pasaba. Cuando concluyó la conferencia de prensa se subieron a sus motos Suzuki y se largaron.

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