
*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
Recientemente, el 22 de julio se conmemoró el Día Mundial del Cerebro, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de mantener un cerebro saludable y atento a sus necesidades. En el marco de la Semana del Cerebro, resulta fundamental poner el foco en un aspecto muchas veces subestimado: los síntomas invisibles de las enfermedades neurológicas.
El cerebro no solo genera ideas, pensamientos o emociones: también regula funciones básicas como el sueño, el apetito, la memoria, el equilibrio o la atención.
Cuando estas funciones se alteran, los síntomas pueden no ser evidentes o no vincularse directamente con una enfermedad. Además, estos síntomas no motores pueden variar en intensidad a lo largo del día y en respuesta a tratamientos médicos, lo que dificulta su identificación y manejo adecuado.

“Los neurólogos tratamos a diario con personas que presentan distintas enfermedades neurológicas. En casos como el Parkinson, además de los síntomas motores como el temblor o la rigidez, existen síntomas invisibles como trastornos del sueño, alteraciones cognitivas, cambios anímicos, problemas digestivos o caídas que muchas veces impactan aún más en la calidad de vida. Estos síntomas no motores pueden variar a lo largo del día y deben ser tenidos en cuenta tanto en la evaluación como en el tratamiento”, explica el doctor Blas Couto, médico neurólogo (MN 136.266) y miembro del equipo de Neurología de INECO.
Estos síntomas invisibles no se detectan con facilidad ni siempre se asocian directamente con una enfermedad neurológica. El insomnio persistente, la fatiga sin causa aparente, los olvidos frecuentes, la ansiedad, la dificultad para concentrarse o los mareos recurrentes pueden ser signos de alerta.
En muchas ocasiones, estos síntomas son subestimados o atribuidos al estrés cotidiano, lo que retrasa su diagnóstico y abordaje.
Además del Parkinson, condiciones como la epilepsia, la esclerosis múltiple, el deterioro cognitivo leve, las enfermedades desmielinizantes y otros trastornos neurodegenerativos también presentan síntomas no motores que afectan el día a día de quienes los padecen. La clave está en poder identificarlos y atenderlos a tiempo.
Desde la práctica clínica y el trabajo interdisciplinario, se destacan algunas recomendaciones clave para abordar estos síntomas invisibles:

Registrar los cambios sutiles en el sueño, el ánimo, la memoria o el apetito puede ser clave para una consulta médica oportuna.

Muchos síntomas no motores pueden mejorar con tratamientos no farmacológicos, por lo que el trabajo conjunto entre profesionales de la Psiquiatría, Neuropsicología, Terapia Ocupacional, Psicoterapia y otras disciplinas es fundamental.

Son pilares fundamentales para preservar la salud cerebral.

La interacción social también influye positivamente en la salud mental y cognitiva.
El cerebro cambia a lo largo de la vida. No es el mismo en la infancia que en la adultez, y continúa adaptándose incluso en el envejecimiento. La neuroplasticidad —su capacidad de reorganizarse y crear nuevas conexiones— permite, en muchos casos, que ciertas funciones puedan ser recuperadas o compensadas si se interviene de manera adecuada.
En ese sentido, la investigación en neurociencias avanza cada vez más hacia un enfoque centrado en la calidad de vida del paciente y en la identificación de estos síntomas menos visibles, pero altamente disruptivos.
Como parte de su compromiso con la formación y la difusión del conocimiento científico, la Fundación INECO organiza anualmente el Simposio Internacional de Neurociencias, que este año estará enfocado en la Medición de Calidad de Vida y Salud Cerebral en Neurología. Más información disponible aquí.