De basural a símbolo de vida: así fue la impresionante transformación ambiental del río Chicago

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El río Chicago renace comoEl río Chicago renace como ejemplo de recuperación ecológica tras décadas de contaminación y abandono (REUTERS/ Jim Vondruska/File Photo)

El río Chicago en Estados Unidos, cuya presencia hoy se valora como un símbolo de vida y renacimiento ecológico, arrastra consigo la memoria de ser, durante gran parte de su historia, “el callejón” de la ciudad y foco de contaminación.

La percepción de los habitantes lo describía con crudeza: “Era asqueroso. Ni lo mirabas, ni siquiera pensabas en ello. Despedías esa agua”, señaló Krystina Kurth, coordinadora de acciones de conservación del Acuario Shedd de Chicago, en declaraciones a Inside Climate News. No era casual que la arquitectura histórica eludiera la presencia del río y que sus aguas apenas dieran cobijo a unas pocas especies resistentes, en un entorno dominado por la contaminación industrial y urbana.

El origen de esta problemática se remonta al desarrollo urbano de la Ciudad de los Vientos. Antes de la llegada del tren, las mercancías llegaban por barco y barcaza, lo que llevó a canalizar el río, dragarlo y revestirlo con acero y hormigón. Esta ingeniería, pensada para agilizar el comercio, significó una condena para el ecosistema: eliminó prácticamente de la noche a la mañana toda la fauna y la flora que dependen de la orilla de un río. En el cauce alterado persistió un gigantesco canal de agua de troncos de metal y hormigón, en el que apenas subsistían unas pocas especies.

Durante décadas, arrojar desperdicios al río era una práctica habitual. La llegada de la industria multiplicó los vertidos de residuos humanos e industriales, que contribuían a su olor nauseabundo y a la proliferación de enfermedades. La mayor parte de las ventanas de los edificios miraban hacia el lago y no hacia el río, cuya mala reputación ahuyentaba cualquier intento de uso recreativo o apreciación estética: “Tenías todas las ventanas con vistas al lago, pero el río no era algo que te gustara tener cerca”, recuerda Kurth.

La transformación ambiental del ríoLa transformación ambiental del río impulsa la biodiversidad y revitaliza la vida social y económica en sus orillas (REUTERS/ Jim Vondruska)

La transformación del río tuvo su punto de partida con la Ley de Agua Limpia, aprobada en 1972. Esta legislación, un hito ambiental en la historia de los Estados Unidos, prohibió cualquier tipo de vertido sin permiso, obligando a los municipios y empresas a repensar sus sistemas de gestión del agua. Según relata Inside Climate News, este paso básico —dejar de tirar excrementos al río— estableció las bases legales y sociales sobre las cuales, años más tarde, se desplegarían inversiones millonarias en infraestructura ambiental.

La nueva normativa permitió restringir el vertido de bacterias y nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, previamente responsables de floraciones de algas letales para el ecosistema: los desechos humanos no solo contienen bacterias coliformes fecales que pueden causar diversas enfermedades bacterianas, sino también un exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo. Las algas resultantes cegaban y asfixiaban al resto de formas de vida, deteriorando aún más la salud del río.

Sobre esta base regulatoria, Chicago implementó el Programa de Túneles y Embalses, una apuesta de infraestructura hídrica que permitió modernizar los sistemas de almacenamiento de aguas pluviales y residuales: millones en inversiones cívicas para modernizar los sistemas de almacenamiento de aguas pluviales y cloacales para prevenir la escorrentía. Este ambicioso proyecto ayudó a atajar la escorrentía contaminante y a limitar el impacto de lluvias intensas sobre el curso fluvial.

La recuperación del río ChicagoLa recuperación del río Chicago demuestra cómo la colaboración ciudadana, la legislación y la innovación pueden transformar espacios urbanos (CBS News)

La recuperación del río, sin embargo, fue el resultado tanto de políticas públicas como de una alianza con entidades ciudadanas y científicas. Organizaciones sin fines de lucro como Urban Rivers desempeñaron un papel clave en esta cruzada ecológica. Su principal aportación ha sido la creación de Wild Mile, un ecoparque flotante que ofrece hábitat a especies que la caja de acero del río no podía sostener: Urban Rivers ha involucrado al público en la conservación del río mediante la creación de un sendero de muelles de casi un kilómetro de longitud que actúa como un gigantesco sistema de boyas para todo un ecosistema submarino de plantas y hábitat.

El efecto de estas acciones es visible y medible en la biodiversidad del agua urbana. De un mínimo histórico de cinco especies de peces, ahora se han registrado hasta 77, además de tortugas mordedoras y mejillones de agua dulce que se aferran al hábitat proporcionado por Wild Mile. El río, otrora estigmatizado, está camino de inaugurarse nuevamente para nadadores por primera vez en más de cien años.

Paralelamente, las riberas viven un pequeño auge inmobiliario y de espacios para el ocio. El sector inmobiliario en el brazo norte del río está viviendo un pequeño auge, impulsado por un río que ya no es tóxico, que ya no huele mal y que ofrece un lugar encantador para caminar y relajarse.

Antiguas propiedades industriales se reinventan como oficinas, salas de música y espacios de encuentro, favoreciendo una fusión única entre el renacimiento ambiental y urbano. Así, la reconstrucción del río Chicago se erige hoy en ejemplo de cómo la voluntad ciudadana, el marco legal adecuado y la innovación pueden transformar estos espacios, devolviendo el protagonismo a la naturaleza aun en el corazón de la ciudad.

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