
Felix Kjellberg, conocido como PewDiePie, es uno de los youtubers más importantes del mundo. Con un canal que supera los 110 millones de suscriptores, su influencia ha marcado un antes y un después en la cultura digital global.
Desde los primeros videos grabados en su habitación en Suecia hasta liderar tendencias a nivel mundial, su recorrido refleja tanto el atractivo irresistible del entretenimiento online como las complejidades y dilemas de una figura pública en la era de internet.
Felix Arvid Ulf Kjellberg nació el 24 de octubre de 1989 en Gotemburgo, Suecia, en el seno de una familia de clase media en la que las computadoras y el acceso a la tecnología eran parte del entorno, aunque siempre bajo el recelo de sus padres respecto a los videojuegos, según Business Insider.
Desde pequeño, Kjellberg mostró su entusiasmo por el arte y los mundos virtuales, pasando horas dibujando personajes icónicos como Mario y Sonic.

Esta tendencia a refugiarse en el entretenimiento digital se reforzó durante la secundaria, etapa en la que admitió sentirse extremadamente introvertido y desvinculado de sus compañeros, lo que derivó en un temprano interés por crear y compartir contenido digital.
Según Business Insiders, al concluir la escuela, Kjellberg se inscribió en Chalmers University of Technology para estudiar Economía Industrial y Gestión de Tecnología, un camino elegido más por expectativas externas que por propio deseo.
Su paso por la universidad fue breve y en 2011 tomó la decisión de abandonar los estudios al no sentirse identificado ni motivado, un momento que él mismo describiría como un quiebre personal, intensamente marcado por la falta de apoyo familiar posterior.

Ante la ausencia de respaldo y la negativa de sus padres, trabajó en un puesto de venta de panchos y vendió obras gráficas para financiar su primera computadora gamer y así poder volcarse de lleno a su naciente canal de YouTube.
La plataforma de videos sería el escenario donde Kjellberg, ya bajo el seudónimo PewDiePie, combinación inventada evocando el sonido de un rayo láser, encontraría su misión.
Según The Guardian, la cuenta “PewDiePie” fue creada oficialmente en abril de 2010 y sus primeros videos consistían en grabaciones jugando videojuegos de acción y terror, acompañados por comentarios espontáneos llenos de gritos, bromas y reacciones exageradas.
La fórmula fue un hallazgo inicial: el género “Let’s Play”, el acto de jugar y narrar videojuegos frente a una audiencia, era desconocido para el público masivo, y su desparpajo atrajo una base de seguidores que crecía rápidamente, como describe The New York Times.

Hacia finales de 2011, la popularidad del canal empezó a dispararse. Kjellberg transitó un proceso de transición desde juegos como Call of Duty hacia títulos de terror, y complementó su producción con vlogs semanales bajo el formato Fridays with PewDiePie.
Ese cambio resultó decisivo: en diciembre de ese año el canal ya contaba con 60.000 seguidores, y en el transcurso de 2012 superó el millón de suscriptores.
Para agosto de 2013, PewDiePie se convirtió en el canal con más suscripciones de toda la plataforma, desplazando a referentes previos y marcando un antes y un después en la industria de creadores de contenido.
Lo notable es que todo el proceso permanecía bajo su control: él mismo grababa, editaba y subía cada video, rehusándose a delegar tareas técnicas pese a la demanda creciente, describe Financial Times.

El impacto de PewDiePie no se redujo a las métricas de su propio canal. Desarrolladores y firmas de la industria reconocieron, como narra The Guardian, un “efecto Oprah” donde los videojuegos jugados por Kjellberg experimentaban grandes picos de ventas solo por su mención o aparición en sus videos.
De hecho, este poder de influencia lo llevó a aparecer en eventos, programas de televisión de Estados Unidos y hasta a lanzar su propio libro y videojuegos, afirmando siempre que su motivación principal seguía siendo la diversión y la interacción con la comunidad más que el salto a medios convencionales.
El fenómeno de la “Bro Army”, su núcleo de seguidores más leales, generó acciones colectivas masivas dentro y fuera de internet.
Según The New York Times, la “campaña Suscribite a PewDiePie”, nacida como respuesta a la amenaza del canal corporativo indio T-Series en la competencia por el liderazgo de suscripciones, escaló desde memes y videos hasta acciones offline.
Esta ola de fanatismo, comenta The New York Times, despertó interrogantes sobre los límites entre la cultura popular de internet, la idolatría mediática y las fronteras del humor en el espacio público.

Sin embargo, el mismo desenfado y búsqueda de lo políticamente incorrecto que catapultó a Kjellberg al estrellato, pronto lo colocó en el centro de una serie de escándalos.
Financial Times documenta varias etapas de controversia: uso de lenguaje ofensivo, bromas de mal gusto relacionadas con el Holocausto o imágenes nazis y referencias a ideologías extremistas.
En 2017, una investigación de The Wall Street Journal recogió una serie de videos con contenido considerado antisemita o inapropiado, lo que derivó en la ruptura de lazos con una filial de Disney, y la salida de PewDiePie de programas destacados de YouTube.

Kjellberg reconoció sus errores públicamente y reiteró que su intención nunca fue difundir odio, pero la caída de acuerdos millonarios evidenció el altísimo riesgo de su estilo desafiante en un entorno mediático dominado por marcas y empresas, según The Financial Times.
Con el correr de los años, Kjellberg demostró una capacidad notable para reconvertirse y persistir. De acuerdo con The New York Times, si bien las polémicas limitaron su acceso a ciertos sponsors y plataformas, su alcance global y lealtad del público le permitieron seguir generando millones, principalmente a través de ingresos publicitarios, productos, donaciones y colaboraciones independientes.
En 2019, Felix Kjellberg alcanzó un hito histórico al convertirse en el primer creador individual en superar los 100 millones de suscriptores, una marca que, aunque luego siguieron otros, dejó huella sobre la magnitud de su impacto en la plataforma.

En este momento, el canal PewDiePie superaba los 110 millones de suscriptores y 29.500 millones de vistas acumuladas, siendo una de las cuentas personal más seguida y manteniéndose como una figura central en la cultura digital contemporánea.
Según The Times, en el plano personal, la vida de Kjellberg se desarrolló entre la notoriedad extrema y el anhelo de rutina, como evidencian sus relatos sobre el día a día en Brighton junto a Marzia Bisognin y sus pugs Edgar y Maya.

La pareja, que se conoció a través de internet, consolidó una relación que se volvió también parte del contenido publicado y que, según él mismo confiesa, encuentra placer en pequeñas cosas como los paseos costeros y la convivencia alejada de la exposición pública.