
La reciente ofensiva de la Administración de Control de Drogas (DEA) contra el Cártel de Sinaloa ha dejado cifras contundentes: 617 arrestos, la incautación de 480 kilogramos de polvo de fentanilo y más de 11 millones de dólares en efectivo.
A través de un comunicado, las autoridades estadounidenses explicaron que estas acciones, desarrolladas entre el 25 y el 29 de agosto de 2025, forman parte de una estrategia global para debilitar a una de las organizaciones criminales más peligrosas y extendidas del planeta.
El operativo, que involucró a agentes de la DEA en 23 divisiones de campo dentro de Estados Unidos y en siete regiones extranjeras, se centró en desarticular las redes de mando, control y distribución del Cártel de Sinaloa.

Además de los arrestos y la incautación de fentanilo, las autoridades confiscaron 714 mil 707 pastillas falsificadas, 2 mil 209 kilogramos de metanfetamina, 7 mil 469 kilogramos de cocaína y 16,55 kilogramos de heroína. El decomiso de activos ascendió a USD 1.697.313, y se retiraron de circulación 420 armas de fuego.
La DEA atribuye estos resultados a una combinación de inteligencia, aplicación de la ley y colaboración tanto nacional como internacional.
Según la agencia, el Cártel de Sinaloa cuenta con decenas de miles de miembros, asociados y facilitadores que operan en al menos 40 países, encargados de la producción, fabricación y distribución de drogas sintéticas de alto riesgo, así como de otras actividades relacionadas con el tráfico ilícito.
El administrador de la DEA, Terrance Cole, subrayó la importancia de estos logros al afirmar: “Estos resultados demuestran el firme compromiso de la DEA con la protección del pueblo estadounidense”.
Añadió que “cada kilogramo de veneno incautado, cada dólar confiscado a los cárteles y cada arresto que realizamos representa vidas salvadas y comunidades defendidas. La DEA no cejará hasta que el Cártel de Sinaloa sea desmantelado por completo”.

La designación del Cártel de Sinaloa como Organización Terrorista Extranjera, realizada en febrero por la administración Trump junto a otros siete grupos, ha reforzado la prioridad de su desarticulación.
Por otro lado, la DEA considera a esta organización una de las amenazas más graves para la seguridad pública, la salud y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Como parte de una estrategia gubernamental más amplia, las autoridad norteamericana colabora con el Grupo de Trabajo de Seguridad Nacional (HSTF) y otros socios federales para asegurar que las operaciones actuales y futuras contribuyan a los esfuerzos de Estados Unidos en la lucha contra el crimen organizado transnacional y las organizaciones terroristas designadas.
Finalmente, la agencia mantiene su compromiso de tomar medidas decisivas para proteger a las familias y comunidades estadounidenses frente a la crisis del fentanilo y la violencia asociada al narcotráfico.