
Un estudio conjunto de las universidades de Yale y Columbia, en colaboración con el Foro Económico Mundial, definió cuáles son actualmente los países más limpios del mundo. A través del Índice de Desempeño Ambiental (EPI, por sus siglas en inglés), se evaluó a 180 naciones en función de su compromiso con la sostenibilidad y la salud ambiental, con criterios que abarcan desde la calidad del aire hasta el acceso a agua potable, la conservación de la biodiversidad, la mitigación del cambio climático y el manejo de residuos.
Este índice, reconocido por su profundidad metodológica, mide 58 indicadores distribuidos en 11 categorías ambientales, agrupadas en torno a tres grandes objetivos: salud medioambiental, vitalidad de los ecosistemas y actuación frente al cambio climático. Cada país recibe una puntuación entre 0 y 100. En 2025, el liderazgo lo ocupa Estonia, seguida de cerca por Luxemburgo y Alemania.
La edición 2025 del EPI ofrece una radiografía precisa del estado actual del planeta desde una perspectiva medioambiental. Para los países mejor posicionados, la puntuación alta funciona como un respaldo a sus políticas ambientales, mientras que para otros es una señal de alerta.

En este contexto, Estonia se convirtió en el primer país de Europa del Este en encabezar el ranking global. Lo logró con una puntuación de 75,3, gracias a su transformación energética y a un progreso significativo en la conservación de la biodiversidad. El país redujo en un 40% sus emisiones de gases de efecto invernadero en la última década, al dejar atrás el uso de petróleo de esquisto y adoptar energías como la solar, la eólica y la biomasa. No obstante, este cambio trajo también un aumento en la deforestación asociada al uso intensivo de biomasa forestal, lo que impactó negativamente en algunas métricas vinculadas a los bosques.
A continuación, los diez países mejor posicionados en el Índice de Desempeño Ambiental 2025:

El país báltico destaca por su apuesta en energías limpias y la drástica reducción de emisiones contaminantes.
Por qué visitarlo: el casco histórico de Tallin y las vistas al mar Báltico.

Con altos estándares en calidad del agua y gestión ambiental, se mantiene entre los líderes europeos.
Por qué visitarlo: sus fortalezas medievales y la tradición en la fabricación de vino.

Fuerte desempeño en transporte sostenible y normativas de protección ambiental.
Por qué visitarlo: sus museos, monumentos históricos y el famoso Oktoberfest.

Reconocida por su eficiencia energética y bajo nivel de contaminación atmosférica.
Por qué visitarlo: las auroras boreales, sus lagos helados y granjas de renos.

Se destaca por sus políticas de reducción de emisiones y mejoras en salud ambiental urbana.
Por qué visitarlo: los acantilados de Dover, sus pubs y el clásico afternoon tea.

Líder en movilidad sostenible y tratamiento de residuos.
Por qué visitarlo: los museos excéntricos como el de ABBA, el sol de medianoche y los paseos en canoa.

Referente en energías renovables y protección de sus recursos naturales.
Por qué visitarlo: los fiordos, las islas Lofoten y las auroras boreales.

Buen desempeño en agua potable, saneamiento y conservación paisajística.
Por qué visitarlo: el lago Hallstatt, los palacios barrocos y el tranvía de la Ópera de Viena.

Famosa por sus políticas estrictas en gestión de residuos y protección de ecosistemas.
Por qué visitarlo: los Alpes suizos, sus lagos cristalinos y el reconocido chocolate local.

Pionera en urbanismo verde y eficiencia energética.
Por qué visitarlo: el puerto de Nyhavn, los canales con casas multicolores y los Jardines Tivoli.
Para quienes piensan sus viajes desde un enfoque responsable, estos diez países representan destinos que, además de su atractivo turístico, promueven activamente la protección del planeta. El informe, en definitiva, ofrece una guía concreta sobre dónde se está haciendo mejor las cosas en materia ambiental.