
Un reciente informe del Connecticut Agricultural Experiment Station (CAES) reportó por primera vez en el país la detección de la bacteria Ehrlichia chaffeensis en la garrapata longicornis, una especie invasora. Según los investigadores, esta constituye la primera evidencia de una especie portadora de erliquiosis identificada tanto en el estado como a nivel nacional.
El hallazgo se realizó en el condado de Fairfieldg, donde un ejemplar de garrapata fue recolectado en algún momento entre 2021 y la actualidad, tras intensas labores de monitoreo en la región. Las autoridades del CAES informaron haber recolectado un total de 8,700 especímenes de garrapata longicornis en cuatro localidades del suroeste del estado, como parte de sus programas de vigilancia y estudio de especies invasoras.
El descubrimiento cobra especial relevancia tanto a escala local como federal, pues la bacteria Ehrlichia chaffeensis se asociaba históricamente a otra especie, la garrapata lone star. El reporte indica que, hasta la fecha, nunca se había registrado en Estados Unidos un caso de este insecto portando este microorganismo capaz de causar enfermedades en humanos y animales.
La especie, conocida también como Haemaphysalis longicornis, se distingue por su alta capacidad reproductiva y su particular modo de engendrar, conocido como partenogénesis. Como explicó el Dr. Goudarz Molaei, entomólogo del CAES, este ejemplar puede producir huevos fértiles sin necesidad de apareamiento, lo que contribuye a un incremento rápido de su población en regiones donde logra establecerse. Esta característica la convierte en una de las más prolíficas entre las plagas detectadas en los últimos años en el noreste de Estados Unidos.
El éxito reproductivo de la garrapata longicornis también está relacionado con un patrón de alimentación poco selectivo. La especie no presenta restricciones estrictas respecto al tipo de huésped, lo que le permite prosperar en hábitats variados y alimentarse tanto de animales domésticos y de granja como de fauna silvestre y seres humanos. Los programas de vigilancia de CAES han subrayado el potencial de la especie para colonizar territorios nuevos rápidamente y la necesidad de monitorear su distribución y abundancia a fin de entender y minimizar los riesgos.
Esta expansión territorial no se limita a entornos tradicionales para otras especies de garrapatas. Según especialistas, la longicornis se reporta en zonas de vegetación baja, playas y, con frecuencia, a distancias relativamente cercanas —de 50 a 100 metros— de cuerpos de agua, lo que aumenta el rango de exposición para personas y animales, más allá de los espacios boscosos clásicos.
La aparición de Ehrlichia chaffeensis implica un riesgo sanitario significativo debido a la enfermedad que este microorganismo puede causar en humanos, conocida como erliquiosis monocítica humana (HME). Según reportes de las autoridades sanitarias de Connecticut, la enfermedad tiene consecuencias potencialmente graves si no se identifica y trata a tiempo.
La erliquiosis suele iniciar con síntomas repentinos dentro de las primeras semanas posteriores al contagio, entre los que destacan fiebre alta, dolor de cabeza, debilidad, escalofríos y dolores musculares. Con el avance de la infección pueden aparecer manifestaciones como náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de peso y episodios de confusión o desorientación. Algunos pacientes también desarrollan estado general de fatiga.
En ausencia de tratamiento oportuno, los casos de erliquiosis pueden progresar hacia complicaciones graves como insuficiencia renal y problemas respiratorios. Las autoridades sanitarias advierten que, debido a su potencial letalidad, la rapidez en el diagnóstico y en la intervención médica resulta determinante para la evolución clínica de los afectados.
Actualmente, no existe una vacuna preventiva contra la erliquiosis, lo que incrementa la importancia de la detección precoz y el tratamiento médico en caso de infección, especialmente durante la temporada de mayor actividad de las garrapatas.
Frente a la detección de la bacteria Ehrlichia chaffeensis en la garrapata longicornis, las autoridades de salud en Connecticut han emitido recomendaciones específicas para reducir el riesgo de transmisión y proteger tanto a seres humanos como a animales domésticos. La estrategia se centra principalmente en evitar las picaduras de garrapatas y minimizar el contacto con áreas propensas a estos artrópodos.
Las acciones preventivas abarcan la revisión periódica del cuerpo, la ropa y el pelaje de los animales de compañía, especialmente después de haber pasado tiempo en exteriores. Se aconseja el uso de repelentes adecuados y la vestimenta de ropa de manga larga, colores claros y pantalones metidos dentro de los calcetines cuando se transite por bosques, zonas de matorrales, pastizales altos o cercanías de cuerpos de agua, ya que la garrapata longicornis puede encontrarse en una amplia variedad de hábitats, incluso fuera de los espacios tradicionalmente asociados a su presencia.