
Time Out publicó recientemente un ranking que destacó diez destinos alternativos y poco explorados en el mundo, alejados del turismo masivo y de los circuitos clásicos. Estas localizaciones, seleccionadas por su belleza, autenticidad y experiencias únicas, ofrecen alternativas para quienes desean viajar más allá de los lugares habituales y descubrir culturas, paisajes y tradiciones genuinas.
El listado abarca opciones en América, Europa, África y Asia, y confirma que aún existen enclaves donde es posible conectar con la naturaleza y la esencia local sin multitudes ni recorridos convencionales.

Apartada de los itinerarios habituales de Costa Rica, la Península de Osa se posiciona como un destino idóneo para quienes buscan una inmersión ecológica auténtica. El acceso, que exige combinar avión, vehículo todoterreno y un trayecto por humedales, permite que el entorno conserve su esencia salvaje y su bajo flujo de visitantes.
En esta región se concentra más del dos por ciento de la biodiversidad terrestre mundial. Las posibilidades de observar ballenas jorobadas en el Golfo Dulce, perezosos en el Parque Nacional Corcovado, cocodrilos en los manglares y aves como lapas y tucanes convierten la visita en una aventura natural inolvidable.
Las playas vírgenes y la selva intacta ofrecen un escenario excepcional para explorar ecosistemas en su estado más puro.

Mientras la Costa Azul concentra multitudes en destinos como Cannes o Saint-Tropez, Carry-le-Rouet permanece discreto y genuino.
Este pueblo pesquero, ubicado entre Marsella y centros urbanos mayores, sorprende con calas escondidas, playas poco frecuentadas y un litoral de gran atractivo visual.
Entre sus tesoros destacan el “Sentier du Lézard” y playas como Plage Fernandel, que resguardan tranquilidad e historia local. Con alojamientos de temática marina y restaurantes enfocados en la cocina regional, Carry-le-Rouet surge como una opción apacible y asequible frente a otras localidades francesas populares.

El Paso de Tioga brinda acceso a paisajes imponentes de la Sierra Nevada, situados más allá del circuito turístico de Yosemite. Esta ruta estacional permite contemplar panorámicas únicas de Half Dome, el lago Tenaya o las praderas de Tuolumne, siempre lejos de las aglomeraciones habituales.
Los senderistas pueden alcanzar lugares como Clouds Rest o tramos del Pacific Crest Trail. La experiencia se enriquece al acampar en enclaves alpinos y descubrir escenarios poco transitados, lo que transforma el Paso de Tioga en una vía distinta y serena para conectarse con la naturaleza californiana.

Opacada frecuentemente por la popular Salento, Filandia cautiva con su arquitectura colorida, paisajes rurales y una atmósfera relajada. Desde miradores como el de Colina Iluminada se aprecian vistas espectaculares, mientras que la gastronomía innovadora se manifiesta en espacios como Helena Adentro.
Filandia fue reconocida recientemente por la Organización Mundial del Turismo como uno de los mejores pueblos turísticos a nivel global por su énfasis en la autenticidad y el desarrollo sostenible. Esta localidad encarna el lado más genuino del Eje Cafetero colombiano.

En Mahé, la isla principal del país africano, más del 20% del territorio está protegido por el Parque Nacional Morne Seychelles, que alberga selvas húmedas, playas remotas y miradores elevados.
Los senderos, que pueden ser exigentes, conducen a la cima del Morne Seychellois y a cascadas escondidas, mientras que la fauna endémica —como la rana de Gardiner y el autillo local— distingue la experiencia. Resulta un destino ideal para quienes desean sumergirse en la naturaleza lejos de los circuitos turísticos de playa.

La Carretera Militar Georgiana, de 210 kilómetros, conecta Tiflis con Kazbegi y cruza majestuosos paisajes del Cáucaso. El viaje depara escenas singulares, entre ellas cementerios de autos soviéticos y esculturas al aire libre, apartadas de los itinerarios más transitados.
Contratar un conductor privado ofrece oportunidades para detenerse en enclaves inesperados y disfrutar de la riqueza de Georgia, una región en pleno auge turístico pero aún alejada de la masificación internacional.

Lejos de los circuitos japoneses más masivos, la prefectura de Ishikawa conserva el jardín Kenroku-en, el castillo de Kanazawa y antiguas casas de té del periodo Edo. Las terrazas de arroz Shiroyone Senmaida, que se iluminan al atardecer junto al mar, componen un espectáculo único.
Ishikawa permite una inmersión en la tradición japonesa, desde onsens exclusivos hasta talleres de gastronomía ancestral, todo en un entorno sereno y exento de grandes multitudes.

La capital macedonia se distingue por su amalgama inesperada de estatuas monumentales y barrios históricos como el Old Bazaar. El ambiente tiene un carácter singular y diverso, reflejado en plazas y edificios de múltiples épocas y estilos.
Los visitantes pueden probar especialidades como el Tavče gravče y recorrer una ciudad europea que combina lo pintoresco con lo insólito, siempre sin las masivas concentraciones de otras grandes capitales.

Mongolia sobresale por su cultura nómada, las vastas extensiones de estepa y la hospitalidad de sus habitantes. Con mejoras recientes en infraestructuras y la oferta de excursiones organizadas, el país invita a recorrer Ulán Bator y el Parque Nacional Gorkhi Terelj.
Vivir la experiencia de dormir en un ger y convivir con comunidades locales permite sumergirse en la naturaleza y la tradición lejos de toda masificación.

El archipiélago de las Azores ofrece un escenario de cascadas, lagos y rica vida marina, aislado de los recorridos turísticos más concurridos. Sao Miguel, la isla principal, es ideal para el avistamiento de ballenas y delfines, mientras que el clima variable añade emoción y sorpresa a cada travesía.
Las Azores son un destino excepcional para quienes buscan paz, naturaleza y experiencias alejadas del turismo masivo.