
Donald Trump celebró lo que considera un logro largamente perseguido: que la Organización del Tratado del Atlántico Norte acuerde elevar el gasto en defensa al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país miembro.
“Llevo varios años pidiendo que suban al 5% y van a subir al 5%”, proclamó el presidente de Estados Unidos, al llegar a la cumbre de La Haya junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
La noticia, que marca un giro en la política de defensa de la alianza, fue presentada por Trump como una “victoria para todos”, subrayando la importancia de igualar el esfuerzo de gasto entre los aliados. Según el propio presidente, este avance responde a una demanda que ha mantenido durante años y que, en su opinión, había quedado estancada durante la administración de Joe Biden.
El contexto de este anuncio es la cumbre de líderes aliados celebrada este miércoles en La Haya, donde el único tema en la agenda fue la senda de inversión en defensa para la próxima década.
De acuerdo con la información publicada por Europa Press, la propuesta que se discute implica que todos los países de la OTAN se comprometan a destinar el 5% de su PIB a defensa, una cifra que representa un salto considerable respecto al umbral anterior del 2% pactado en la cumbre de Gales.

Trump no dudó en recalcar la magnitud de este cambio: “Es un cambio importante teniendo en cuenta que muchos aliados no alcanzan el anterior umbral del 2% pactado en la cumbre de Gales. Así que creo que va a ser una gran noticia. La OTAN va a ser muy fuerte con nosotros”.
La insistencia de Trump en este asunto no es nueva.
Desde el inicio de su mandato, el presidente ha presionado a los socios europeos para que incrementen su contribución al presupuesto militar de la alianza, argumentando que la carga recae de manera desproporcionada sobre Estados Unidos.
En sus declaraciones junto a Rutte, Trump defendió el trabajo de su administración para establecer un nuevo listón de gasto, y aprovechó la ocasión para criticar a su predecesor. “Cuando Biden estuvo aquí, simplemente murió, como todo lo demás. Y ahora va a aprobarse, supongo”, sentenció Trump, en una referencia directa a la falta de avances en este tema durante la presidencia de Biden.
La respuesta de Mark Rutte, secretario general de la OTAN, no se hizo esperar.

Rutte intervino para asegurar a Trump que su “absoluta convicción” es que los 32 aliados darán el visto bueno al nuevo horizonte de gasto. Según detalló Europa Press, la propuesta de Rutte contempla destinar el 3,5% del PIB a gasto en defensa puro y un 1,5% adicional a inversiones relativas a seguridad, sumando así el 5% que Washington reclama desde hace meses.
El debate sobre el gasto en defensa ha sido una constante en la historia reciente de la OTAN. El compromiso del 2% del PIB, acordado en la cumbre de Gales en 2014, ya supuso un desafío para muchos países miembros, especialmente aquellos con economías más pequeñas o con prioridades presupuestarias distintas.
Según la publicación, “muchos aliados no alcanzan el anterior umbral del 2%”, lo que pone de manifiesto la dificultad de cumplir con los objetivos establecidos. La nueva meta del 5% representa, por tanto, un reto aún mayor y plantea interrogantes sobre la capacidad de los países para adaptarse a este incremento.
La posición de España ilustra las complejidades que enfrenta la alianza. Aunque el resto de líderes de la OTAN han asumido el nuevo compromiso de gasto, el gobierno español ha optado por una interpretación particular del acuerdo.
El país ha señalado que cumplirá los requerimientos militares de la Alianza sin ceñirse a un porcentaje de gasto concreto.

El impulso de Estados Unidos para elevar el gasto en defensa no es un fenómeno aislado. Desde hace años, la administración estadounidense ha insistido en la necesidad de que los socios europeos asuman una mayor responsabilidad en la seguridad colectiva. Trump ha sido especialmente enfático en este punto, llegando a cuestionar en ocasiones el compromiso de algunos países con la defensa común.