
“La seguridad de Taiwán debe alcanzarse mediante sus propios esfuerzos, por eso nuestro país se ha dedicado a fortalecer sus capacidades de autodefensa y resiliencia. Seguiremos trabajando arduamente en ello”, afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hsiao Kuang-wei, en respuesta a recientes declaraciones del expresidente de Estados Unidos Donald Trump sobre la postura de China respecto a una posible invasión de la isla.
Estas palabras, recogidas por Stars and Stripes y citadas por el Taipei Times, reflejan la creciente determinación de Taiwán ante la presión militar y política ejercida por Beijing durante los últimos cinco años, periodo en el que el régimen chino conducido por Xi Jinping no ha descartado el uso de la fuerza para someter a la isla democrática.
En este contexto de tensión regional, más de 500 militares taiwaneses participaron en la edición de este año del ejercicio militar Northern Strike, realizado en el lago Míchigan bajo la organización de la Guardia Nacional de ese estado y con la coordinación del Pentágono, según informó Stars and Stripes.
El simulacro, que concluyó el domingo, reunió a 7.500 efectivos de 36 países y territorios y, por primera vez, se centró en un escenario de guerra en la región del Indo-Pacífico, alejándose de su tradicional enfoque europeo. Esta modificación en el planteamiento del ejercicio evidencia, según el medio, un giro en la atención de las fuerzas armadas estadounidenses hacia la posibilidad de un conflicto en Asia.
La colaboración entre Estados Unidos y Taiwán en estos entrenamientos no es reciente. Un alto funcionario de la Guardia Nacional de Míchigan confirmó, en declaraciones recogidas por el sitio especializado, que la isla ha sido socia de los ejercicios desde 2021.
Además, el exdiplomático estadounidense Joseph Cella expuso ante una audiencia de la Cámara de Representantes que los militares taiwaneses han recibido formación en “operaciones de combate estratégicas y tácticas” en territorio estadounidense.
El Instituto de Investigación de Seguridad Nacional de Taipéi también ha constatado el incremento sostenido de la cooperación militar entre ambos países. Su analista, Mei Fu-shing, destacó que el año pasado, durante el mismo ejercicio, el ejército estadounidense desplegó municiones merodeadoras en vivo para que los generales taiwaneses pudieran observar su funcionamiento, lo que subraya el nivel de integración alcanzado en la instrucción conjunta.
A pesar de estos avances, la política oficial de Washington mantiene una postura de “ambigüedad estratégica”. Aunque la ley estadounidense obliga a proporcionar a Taiwán los medios necesarios para su defensa, no existe un tratado de defensa mutua ni compromiso explícito de intervención militar en caso de ataque chino. Así lo reiteró un funcionario del Departamento de Defensa al ser consultado por Stars and Stripes, recordando que el Pentágono no comenta la participación de Taiwán en ejercicios militares estadounidenses como parte de una política de larga data.
La relación entre Estados Unidos y Taiwán se caracteriza por la ausencia de lazos diplomáticos formales, pero la isla considera a Washington su principal respaldo internacional y proveedor de armamento. Esta situación se produce en un momento en que la administración estadounidense ha intensificado su atención sobre la región del Indo-Pacífico, en paralelo a la escalada de tensiones con China.
Las declaraciones de Trump sobre la supuesta promesa del jefe del régimen chino Xi Jinping de no invadir Taiwán durante su mandato, realizadas en una entrevista con Fox News antes de su encuentro en Alaska con el jefe de estado ruso Vladimir Putin, han reavivado el debate sobre la seguridad de la isla. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino, por su parte, reiteró el lunes que la cuestión de Taiwán constituye un asunto interno que solo compete al pueblo chino.