
Cerca del 25% de los trabajadores pertenecientes a la Generación Z y a los millennials en Estados Unidos tiene planes de abandonar sus empleos durante este año y el próximo con el objetivo de iniciar un emprendimiento propio, según reveló una reciente encuesta de SideHustles.com. La tendencia, impulsada por la búsqueda de mayor autonomía, propósito y mejores ingresos, marca un giro profundo en las prioridades laborales de las nuevas generaciones.
El informe, publicado en abril de 2025, indica que los trabajadores jóvenes están liderando un cambio de paradigma que podría transformar la estructura del mercado laboral estadounidense. De acuerdo con los datos, el 13% de los encuestados de la Gen Z y el 11% de los millennials afirmaron que renunciarán en los próximos doce meses, tasas considerablemente más altas que las registradas entre los baby boomers y la Generación X.
Esta inclinación por dejar el empleo tradicional se enmarca en un contexto de creciente insatisfacción con las condiciones laborales actuales. El informe señala que el 79% de los trabajadores empleados manifestó interés en iniciar su propio negocio, lo que refuerza la idea de que el modelo corporativo clásico está perdiendo atractivo frente al impulso emprendedor.
Las motivaciones para este salto son diversas, pero hay patrones claros. Más de la mitad de los encuestados de la Gen Z indicaron que el deseo de obtener ingresos más altos fue un factor decisivo, frente al 49% de los millennials y el 45% de los trabajadores de la Generación X. Asimismo, el 46% de los miembros de la Gen Z mencionó que buscaba un mayor sentido de propósito o autonomía en su vida laboral, superando tanto a los millennials (35%) como a la Gen X (43%).
SideHustles.com también detectó que solo el 21% de los estadounidenses empleados dijo sentirse plenamente respaldado por sus empleadores. Esta falta de apoyo se refleja, especialmente, entre los más jóvenes: uno de cada cuatro integrantes de la Gen Z aseguró que una mejor mentoría o desarrollo profesional podría hacerle reconsiderar su decisión de renunciar.
Bryan Driscoll, consultor en recursos humanos, explicó en Newsweek que este fenómeno también está vinculado a una coyuntura demográfica y económica: “Este tipo de salto, este tipo de riesgo, es más fácil de tomar cuando uno es joven, no tiene hijos y cuenta con algún colchón económico, ya sea en forma de ahorros, ingresos de su pareja o simplemente menos responsabilidades financieras”.

Según Driscoll, este no es un movimiento motivado únicamente por el deseo de éxito empresarial: “No es que todos quieran ser el próximo Zuckerberg, aunque algunos lo piensen. Huyen de trabajos tóxicos, de jefes abusivos, de salarios bajos y de empleadores que los descartan en cuanto dejan de ser útiles. Cuando el trabajo no ofrece dignidad, ni flexibilidad, ni un salario digno, la gente se busca la vida. Y cada vez más, eso significa crearse su propio empleo”.
A esta visión se sumó Kevin Thompson, CEO de 9i Capital Group y conductor del pódcast 9innings, quien afirmó que muchas personas jóvenes han aprendido observando a sus padres: “Vieron a sus padres sacrificar décadas por carreras con poca libertad y, en algunos casos, sin mucho resultado. Ellos tienen el tiempo de su lado y pueden intentar construir algo que realmente les importe. No se trata solo de crear una empresa, sino de hacer algo significativo. Las ganancias importan, sí, pero el propósito importa más”.
Drew Powers, fundador de Powers Financial Group, remarcó que esta búsqueda de sentido no está exenta de dificultades: “Después de la pandemia, la gente quiere más en sus vidas laborales: más dinero, más sentido, más flexibilidad. Todo eso parece estar en los emprendimientos. Pero no ven que llegar a esos ‘más’ puede tardar años. Como dice el dicho: los emprendedores trabajan durante décadas para volverse un éxito de la noche a la mañana”.
La encuesta identificó varios obstáculos importantes que impiden que más personas hagan el salto definitivo al mundo emprendedor. El 71% de los encuestados mencionó el temor a la inestabilidad financiera como el principal factor de duda. A esto se suman el miedo al fracaso (53%) y la necesidad de contar con un seguro médico (41%), especialmente relevante en un país donde la cobertura de salud suele estar vinculada al empleo formal.
Pese a estos frenos, los jóvenes parecen dispuestos a asumir el riesgo. Un informe paralelo de Upwork —Freelance Forward Report— señala que el 70% de los trabajadores de la Gen Z en todo el mundo ya realiza trabajos freelance o planea hacerlo pronto, lo que refuerza el auge del modelo de autoempleo y la consolidación de una nueva cultura laboral.
Alex Beene, instructor de alfabetización financiera en la Universidad de Tennessee en Martin, sostuvo en Newsweek que los trabajos paralelos están desempeñando un papel clave en esta transformación: “Hemos visto cómo los trabajos secundarios y de medio tiempo que generan ingresos adicionales se han vuelto cada vez más populares entre millennials y Gen Z. En muchos casos, estos trabajos terminan convirtiéndose en negocios propios que inspiran a otros jóvenes a seguir el mismo camino”.

Las implicaciones de esta transformación son profundas. Si el modelo tradicional de empleador-empleado sigue perdiendo fuerza, las empresas se verán obligadas a mejorar sus ofertas salariales, brindar más beneficios y cultivar entornos laborales más humanos. “Gen Z y, más adelante, la Generación Alpha no le temen al trabajo”, señaló Thompson. “Simplemente no están dispuestos a trabajar en algo que no se alinee con sus valores. Quieren propósito. Quieren flexibilidad. Y no temen irse si no lo obtienen”.
En este escenario, tanto empleadores como educadores y responsables de políticas públicas observan con atención cómo se reconfiguran las aspiraciones laborales de toda una generación. La tendencia no parece ser un capricho pasajero, sino el inicio de un ciclo donde los jóvenes buscan redefinir el éxito profesional en sus propios términos.