El ataque de drones ucranianos en lo profundo de Rusia dio inicio a un nuevo paradigma militar

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En esta imagen tomada deEn esta imagen tomada de un video publicado el 1 de junio de 2025 por una fuente del Servicio de Seguridad Ucraniano muestra un dron ucraniano que golpea aviones rusos en el interior de territorio ruso (AP)

La reciente ofensiva ucraniana contra bases aéreas rusas expuso una vulnerabilidad que, según Max Boot en The Washington Post, debería inquietar a los altos mandos militares de todo el mundo. “Si los ucranianos pudieron infiltrar drones tan cerca de bases aéreas importantes en un estado policial como Rusia, ¿qué impide que los chinos hagan lo mismo con bases aéreas estadounidenses? ¿O los paquistaníes con bases aéreas indias? ¿O los norcoreanos con bases aéreas surcoreanas?”, planteó Boot.

El autor sostuvo que la operación ucraniana, bautizada como “Telaraña”, no solo desafió la seguridad rusa, sino que también puso en entredicho la eficacia de los sistemas de defensa tradicionales frente a la amenaza de drones baratos y fácilmente adaptables para uso militar.

Boot, columnista y analista de seguridad internacional, argumentó que la acción ucraniana del domingo reescribió las reglas de la guerra, de manera similar a lo que ocurrió el 7 de diciembre de 1941, cuando la Armada Imperial Japonesa sorprendió a Estados Unidos en Pearl Harbor.

Los blogueros militares rusos se apresuraron a comparar el ataque del domingo con el de Pearl Harbor hace 84 años”, señaló Boot, aunque matizó que la analogía no es exacta, ya que el ataque japonés marcó el inicio de una guerra, mientras que la ofensiva ucraniana representa un esfuerzo defensivo ante la invasión rusa iniciada por Vladimir Putin en 2022.

El ataque ucraniano, según detalló Boot en The Washington Post, alcanzó cinco bases aéreas rusas, dos de ellas ubicadas a miles de kilómetros del frente, en el extremo norte de Rusia y en Siberia. “El servicio de inteligencia ucraniano, conocido como SBU, logró infiltrar grandes cantidades de drones en el interior de Rusia en cabinas de madera transportadas por camión, para luego lanzarlos por control remoto”, explicó el autor. Esta táctica permitió a Ucrania golpear objetivos estratégicos en territorio ruso, desafiando la percepción de invulnerabilidad de esas instalaciones.

En esta fotografía sin fechaEn esta fotografía sin fecha proporcionada por el Servicio de Seguridad de Ucrania, el jefe del Servicio de Seguridad, Vasyl Malyuk, examina una fotografía de un mapa de la ubicación estratégica de la aviación rusa en su oficina en Ucrania. (AP)

El presidente Volodymyr Zelensky afirmó que la llamada “Operación Telaraña” destruyó o inutilizó un tercio de los bombarderos que Rusia emplea para lanzar misiles de crucero de largo alcance contra Ucrania. “Entre los aviones rusos alcanzados, según se informa, estaban bombarderos Tu-95 y Tu-22, así como aviones de alerta temprana y control A-50, similares a los AWACS estadounidenses”, citó Boot.

Aunque aún no existe confirmación independiente sobre el alcance de los daños, la magnitud del ataque generó un debate inmediato sobre la vulnerabilidad de los sistemas de defensa aérea convencionales.

Boot subrayó que el ataque ucraniano podría señalar la obsolescencia de sistemas de armas que antes dominaban el campo de batalla, como ocurrió con los acorazados en 1941 y los aviones tripulados en la actualidad. “Enjambres de drones ucranianos que probablemente costaron decenas de miles de dólares en total podrían haber infligido 2.000 millones de dólares en daños a los aviones más sofisticados de Rusia”, escribió el autor, destacando el desequilibrio entre el costo de los drones y el valor de los objetivos destruidos.

La operación, según Boot, también evidenció la necesidad de que los ejércitos reconsideren sus inversiones en defensa. “El dinero gastado en sistemas de armas tripulados convencionales cada vez parece tan desperdiciado como el gasto en caballería en la década de 1930”, afirmó el columnista. Para él, la proliferación de drones baratos y modificables obliga a los militares a invertir masivamente en sistemas de defensa antidrón, ya que las medidas tradicionales, como cercas electrificadas y puestos de guardia, resultan insuficientes ante la nueva amenaza aérea.

A pesar del impacto de la ofensiva, Boot advirtió que “la Operación Spiderweb no será un golpe decisivo contra el ejército ruso, del mismo modo que el ataque a Pearl Harbor no lo fue contra el ejército estadounidense”. Sin embargo, el autor consideró que, al igual que Pearl Harbor demostró que Japón sería un adversario mucho más formidable de lo que Occidente esperaba, el ataque ucraniano volvió a mostrar que “los ucranianos están resultando ser combatientes mucho más resilientes y adaptables de lo que cualquiera había anticipado antes del inicio de la invasión rusa a gran escala hace más de tres años”.

El estancamiento en las líneas del frente llevó a Ucrania a compensar su déficit de personal mediante el desarrollo de una industria de drones de primer nivel mundial. “Los ucranianos dicen que produjeron 2,2 millones de drones el año pasado y aspiran a fabricar 4,5 millones este año”, reportó Boot.

Aunque Rusia también produce sus propios drones, con ayuda iraní, el autor sostuvo que “han estado consistentemente uno o dos pasos detrás de los ucranianos en la carrera de drones, como volvió a demostrar la operación del domingo”.

La escasez de municiones para los sistemas de defensa aérea Patriot obligó a Ucrania a buscar alternativas innovadoras. “La Operación Telaraña fue una jugada brillante y audaz para compensar el hecho de que Ucrania se está quedando sin municiones para sus sistemas de defensa aérea Patriot”, escribió Boot. El autor añadió que, aunque los países europeos intentan ayudar, los sistemas Patriot son escasos. Frente a esta limitación, los ucranianos optaron por atacar los aviones rusos en tierra, en lugar de limitarse a interceptar misiles en vuelo.

Boot recordó el tenso intercambio entre Trump y Zelensky en la Oficina Oval en febrero, cuando el presidente estadounidense le dijo a su homólogo ucraniano: “No tienes las cartas”. Según el columnista, “Zelensky acaba de jugar —si se me permite la expresión— su carta ganadora: el ingenio ucraniano”. Para Boot, los ucranianos han demostrado ser “más valientes y hábiles que sus enemigos, incluso si el desempeño de las fuerzas armadas rusas ha mejorado desde los primeros días de la guerra”.

El ataque del domingo, además de mostrar la determinación ucraniana, podría tener implicaciones para la estabilidad nuclear, advirtió Boot. “El ataque también podría socavar la estabilidad nuclear, porque los mismos bombarderos que lanzan misiles de crucero convencionales contra Ucrania también están diseñados para lanzar armas nucleares”, señaló el autor.

El autor consideró que el ataque con drones, aunque eleva la presión estratégica y probablemente provoque represalias rusas, representa “exactamente el tipo de táctica de alta presión necesaria para persuadir a Putin de negociar seriamente, justo cuando ambas partes están a punto de sentarse nuevamente en Turquía”.

“Con sus acciones, los ucranianos están señalando que se niegan a ser derrotados —y que tienen los recursos para seguir luchando”, concluyó Boot en The Washington Post.

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