El circo de la ministra destituida y los aumentos simbólicos

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La Habana. - La mañana del lunes 14 de julio de 2025, cuando la ministra Marta Elena Feitó Cabrera compareció en el estrado del Parlamento Nacional, que sesionó en el Palacio de Convenciones, al oeste de La Habana, ninguno de los más de 600 diputados elegidos por una comisión del partido comunista, sospechó que, al día siguiente, según algunas versiones oficiales, pediría su renuncia del cargo.

Feitó Cabrera no fue un peso pesado dentro del esquema de poder en Cuba. “Era una tecnócrata adiestrada para cumplir la agenda del gobierno. No era de los cuadros más corruptos y le gustaba cuidar su presencia personal”, así la describe en declaraciones a DIARIO LAS AMÉRICAS un exfuncionario municipal del partido comunista.

No era brillante

“Marta Elena fue diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular desde 2020 a 2023 y miembro del Comité Central en 2021. No era de las ministras más brillantes ni creo que tuviera ambiciones políticas. Siempre fue una funcionaria obediente que conocía bien su lugar en el tablero de juego. No pienso que su destitución estaba preparada de antemano por el gobierno. Fue casual. Metió la pata y le aplicaron el plan piyama”, opina el exfuncionario.

Un ingeniero que estudió en la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), recuerda “que conoció a Marta Elena a mediados de la década de 1980 en Ucrania. Ella estudió en el Instituto de Ingenieros Económicos de Járkov. Fue representante de la facultad y era miembro de la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas). Aunque no fue especialmente intransigente con aquella legión de muchachos que estaban encandilados por la perestroika (reestructuración) y la glasnost (apertura) de Gorbachov. No recuerdo que estuviera marcada de chivatona (delatora o informante). Allí los cubanos subían chicas al dormitorio y bajaban más vodka que un cosaco. Era una buena persona que los días señalados, como 1 de enero o 26 de julio, le tocaba leer un discurso y arengar a los estudiantes”.

¿Pudo afectarle a Feitó Cabrera en su carrera política que su hijo hubiera emigrado a Miami?, preguntamos al funcionario municipal del partido comunista. “Lo dudo. Ya es normal que muchos dirigentes, incluyendo los más importantes, tengan hijos, exesposas y parientes en las ‘entrañas del monstruo’ o una pasantía universitaria en Europa, desde Ramiro Valdés, Guillermo García hasta Marino Murillo. La decisión para que la tronaran debió venir de la cúspide de GAESA, de Manuel Marrero o del entorno de Raúl Castro. María Elena era de la gente de Díaz-Canel igual que Alejandro Gil y Jorge Luis Perdomo. Una mujer de bajo perfil".

Discurso inoportuno

"Su discurso criticando a los deambulantes y acusarlos de disfrazarse de mendigos fue inoportuno y de mal gusto. Pero formaba parte del relato del gobierno hasta ese momento. Varios funcionarios del partido e incluso periodistas oficiales, ya habían condenado la actitud de los deambulantes. Incluso se aprobó una normativa que podría sancionar con elevadas multas a los vagabundos que duermen y recogen sobras en las calles y a los familiares que le permiten que duerman en la vía pública. En el escenario político cubano nada es improvisado. Todo pasa por un filtro. El discurso de Feitó Cabrera tuvo que aprobarse en la Asamblea Municipal y luego en la Provincial. Después de su discurso, la ministra recibió fuertes aplausos de los diputados. Así que su relato formaba parte del guion”, afirma el exfuncionario.

La repercusión en las redes sociales disparó el descontento entre los cubanos de a pie. A la mañana siguiente, el discurso o cualquier referencia de este fueron borrados en la prensa estatal. Y comenzó el aquelarre. “Apartar a Marta Elena era la decisión más fácil. Luego del típico harakiri político de los funcionarios cuando son sancionados, se quiso presentar su caso como de renuncia voluntaria. Pero nada más lejos de la verdad. La destituyeron por decisión del grupo que gobierna el país en la sombra. Ese fue el palo. La zanahoria fue subirle las pensiones al 33.1% de los jubilados. Una medida intrascendente debido a la inflación y el desabastecimiento general, pero que rompe la inercia de las malas noticias en medio de apagones maratónicos y la caída del 90 por ciento de los rubros productivos”, concluye el exfuncionario.

Algunos analistas locales debaten si la destitución de Marta Elena Feitó pudiera ser un aviso para la futura remoción del presidente Miguel Díaz-Canel, elegido a dedo por el dictador Raúl Castro. Gabriel, licenciado en ciencias políticas, considera que “debido a la poca transparencia de la política en la Isla, es difícil discernir los próximos pasos. Entre los nuevos decretos aprobados por la Asamblea Nacional estuvo una reforma constitucional que elimina el límite de 60 años para ser elegidos presidente del país. Esta nueva ley no descarta que Díaz-Canel continue en el cargo. Depende de lo que suceda en los próximos meses o años, que serán clave, pues está en juego el futuro de Cuba. Cualquier presidente que sea elegido será una especie de pararrayo para proteger los intereses de los auténticos dueños de la riqueza nacional: GAESA y la familia de Raúl Castro”.

Después de varios años de disparates económicos, caída libre del turismo y producciones agrícolas e industriales, disminución de la entrada de divisas, descenso de las inversiones extranjera, sonado fracaso de la Tarea Ordenamiento que ha disparado la inflación, el hambre y la pobreza unido a una pésima gestión de los servicios básicos, la dictadura castrista necesitaba dar una buena noticia.

Alza simbólica

La información sobre el incremento de las pensiones para un tercio de los jubilados debió ser leída por la destronada ministra del trabajo y seguridad social Marta Elena Feitó. Pero su destitución exprés le tendió la alfombra roja al primer ministro Manuel Marrero, un obeso funcionario muy impopular, como todos, pero uno de los cromos del poder tras la sombra en Cuba.

Marrero acomodó los micrófonos antes de informar el pasado miércoles 16 de julio, en intervención ante el plenario del Parlamento, que fue aprobado un aumento de las pensiones, a partir del uno de septiembre, para aquellos jubilados que reciben hasta cuatro mil pesos mensuales, poco más de diez dólares según el cambio en el mercado informal. Esa medida demanda un aumento de 22.000 millones de pesos anuales en el gasto del presupuesto de la seguridad social. “Esto significa que a los 438 572 jubilados (33.1%) que hoy reciben pensión mínima, y que son los que tienen mayores dificultades, mayores problemas, se les duplicará su jubilación”, afirmó Marrero con un tono que intentaba ser optimista.

En cualquier país del mundo un alza de las pensiones suele recibir la aprobación popular. Pero en Cuba la noticia fue recibida con pesimismo. “El gobierno ha formado tremendo alarde, pero esa subida de pensiones no es suficiente. Yo cobro 1.528 pesos, después de septiembre cobraré tres mil pesos. Después de trabajar cuarenta años mi jubilación no me alcanza para comprar un kilogramo de carne de res o un ventilador para refrescarme del calor. Esa medida es más populismo que otra cosa. Nada resuelve”, dice Diosdado, pensionado.

Una burla

Olga Lidia, una anciana que vende ropa de uso en las inmediaciones de la Plaza Roja en el barrio habanero de La Víbora, opina que “esa subida de las pensiones es una burla. Para almorzar y comer dos personas en Cuba se necesitan como mínimo 40 mil pesos al mes. Y para cubrir el mes completo hacen falta 60 mil pesos. Con tres mil pesos mensuales seguirá creciendo la indigencia. Con un cambio de ministra o con un aumento insignificante de la jubilación no se va a solucionar la pobreza en el país”.

Mario, chofer de ómnibus jubilado, se pregunta “¿cuál es la buena noticia?, ¿Que ahora en vez de quince huevos puedo comprar treinta? Las autoridades de este país son unos impresentables. Da igual que se llame Díaz-Canel, Marrero o Marta Elena. No tienen sentido del ridículo”.

Especial

@DesdeLaHabana

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