El control de China sobre un mineral extraño expone una vulnerabilidad estratégica de la defensa de Occidente

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La dependencia de EEUU alLa dependencia de EEUU al samario de China expone una vulnerabilidad estratégica de la defensa de Occidente (Europa Press)

La reciente decisión de China de restringir la exportación de imanes resistentes al calor fabricados con minerales de tierras raras, incluido el estratégico samario, dejó a los ejércitos occidentales sin alternativas viables para abastecerse de este metal, clave para la industria militar.

El samario, un elemento poco conocido fuera de los círculos industriales y militares, resulta esencial para la fabricación de imanes capaces de soportar temperaturas tan elevadas que pueden fundir el plomo sin perder su fuerza magnética.

Estos imanes son indispensables en motores eléctricos de alta velocidad y espacios reducidos, como los que se encuentran en las ojivas de misiles y en aviones de combate.

“China produce todo el suministro mundial de samario, un metal de tierras raras particularmente desconocido que se utiliza casi exclusivamente en aplicaciones militares”, apuntó The New York Times, destacando así la importancia de la postura adoptada por Beijing, semanas atrás.

El 4 de abril, el Ministerio de Comercio de China anunció la suspensión de exportaciones de siete tipos de metales de tierras raras, así como de los imanes fabricados con ellos. La medida, según el Ministerio, busca “salvaguardar la seguridad nacional” y “cumplir con obligaciones internacionales como la no proliferación”.

Desde entonces, solo se han expedido algunas licencias para imanes que contienen disprosio y terbio, dos tierras raras utilizadas principalmente en la industria automotriz, pero no para el samario, que tiene escasas aplicaciones civiles.

La interrupción del suministro de samario coincide con el esfuerzo de Estados Unidos y sus aliados europeos por reconstruir sus inventarios de armamento avanzado, mermados por los envíos a Ucrania tras la invasión rusa y, en el caso estadounidense, a Israel durante el conflicto en Gaza.

Además, la administración de Donald Trump busca incrementar el suministro de armas a Taiwán, una isla cuya soberanía es reclamada por el propio Beijing.

El principal usuario estadounidense de samario es Lockheed Martin, que incorpora aproximadamente 22,7 kilogramos de imanes de samario en cada avión de combate F-35.

“Evaluamos continuamente la cadena de suministro mundial de tierras raras para garantizar el acceso a materiales críticos que respaldan las misiones de nuestros clientes. Las preguntas específicas sobre la cadena de suministro de tierras raras serán mejor respondidas por el Gobierno estadounidense”, se limitó a comentar la empresa ante la consulta de The New York Times.

Las regulaciones del Departamento de Defensa de Estados Unidos exigen que la fundición de imanes militares se realice en territorio estadounidense o en países aliados, aunque permiten la importación de los ingredientes desde cualquier origen. Esto ha facilitado la dependencia de samario de bajo costo proveniente de China durante años.

El samario, un elemento pocoEl samario, un elemento poco conocido fuera de los círculos industriales y militares, resulta esencial para la fabricación de imanes capaces de soportar temperaturas tan elevadas que pueden fundir el plomo sin perder su fuerza magnética (Europa Press)

En el pasado, los ejércitos occidentales dependían de una fábrica en La Rochelle, Francia, que refinaba samario a partir de mineral australiano. El cierre de esta planta en 1994, motivado en parte por preocupaciones medioambientales, dejó el mercado en manos de la producción china, especialmente en Baotou, una ciudad de la región de Mongolia Interior conocida por su laxa aplicación de normas ambientales.

En 2009, el Congreso de Estados Unidos ordenó al Departamento de Defensa que elaborara un plan para reducir la dependencia del samario chino, después de que Baotou se consolidara como el principal proveedor mundial.

La preocupación aumentó tras el embargo chino de tierras raras a Japón en 2010, lo que llevó a una inversión estadounidense de 1.000 millones de dólares para reabrir la mina de tierras raras de Mountain Pass, en California. Este sitio, sin embargo, nunca intentó extraer samario y, tras reabrir en 2014, cerró un año después por no poder competir con los precios chinos.

La dificultad para extraer y procesar tierras raras radica en que estos metales suelen encontrarse en bajas concentraciones y fuertemente ligados entre sí, lo que requiere más de cien procesos químicos con ácidos potentes para su separación.

Durante la administración Obama, la estrategia estadounidense se centró en presionar a China a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que liberalizara la venta de tierras raras.

Jay Truesdale, exdiplomático estadounidense y actual director ejecutivo de TD International, declaró a The New York Times: “En aquel momento no había tanta alarma, porque se consideraba que la OMC era el árbitro adecuado y apropiado para estas cuestiones”.

El enfoque cambió durante el primer mandato de Trump, cuando Estados Unidos redujo su participación en la OMC y las relaciones con China se deterioraron.

Al asumir la administración de Joe Biden, la preocupación por el suministro de samario se intensificó. Una nueva empresa, MP Materials, adquirió la mina de Mountain Pass y reanudó operaciones en 2018, aunque inicialmente enviaba el mineral a China para su procesamiento.

En 2022, el Departamento de Defensa otorgó 35 millones de dólares a MP Materials para iniciar la producción de samario y otras tierras raras restringidas por China.

James Litinsky, director ejecutivo de la empresa, explicó al medio estadounidense que la compañía invirtió 100 millones de dólares adicionales, en su mayoría fondos propios, para adquirir el equipo necesario.

Poco después, la administración Biden concedió 351 millones de dólares a la australiana Lynas Rare Earths para construir una planta en Texas destinada también a la producción de samario.

A pesar de estas inversiones, ni MP Materials ni Lynas han iniciado la producción de samario en el país.

Biden buscó reducir la dependenciaBiden buscó reducir la dependencia de EEUU del samario chino (REUTERS)

Litinsky señaló que el mercado del samario es tan pequeño que no resulta rentable para dos productores estadounidenses. El equipo de procesamiento de samario de MP Materials permanece almacenado, y la empresa solo lo instalará si los clientes garantizan mejores condiciones financieras.

“Nos sentimos muy decepcionados por todo el asunto”, afirmó.

Por su parte, Lynas no construyó la planta en Texas tras renovar un permiso de extracción en Malasia que había estado en suspenso.

Mientras tanto, los nuevos controles de exportación chinos especifican que las licencias solo pueden expedirse en función del usuario final del mineral, lo que en el caso del samario suele significar contratistas militares. Esto ha cerrado la vía indirecta que permitía a empresas químicas mezclar samario con cobalto y venderlo a fabricantes de imanes, quienes a su vez abastecían a los contratistas militares estadounidenses.

Las sanciones impuestas por China a contratistas militares estadounidenses, en respuesta al suministro de armas a Taiwán, prohíben a empresas y personas chinas mantener relaciones financieras con estas compañías. Aunque inicialmente estas sanciones no afectaron la industria del samario, los nuevos controles han cambiado la situación.

En el contexto de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China que se desarrollan en Londres, el restablecimiento del flujo de tierras raras figura como una de las prioridades estadounidenses. No obstante, las expectativas de que Beijing elimine su nuevo sistema de licencias de exportación son bajas.

“No creo que eso vaya a desaparecer”, opinó Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio Americana en China.

La situación actual deja a Estados Unidos y sus aliados en una posición de dependencia total respecto al samario chino, sin alternativas inmediatas para garantizar el suministro de este mineral estratégico.

La falta de capacidad interna para producir samario, sumada a la complejidad técnica y económica de su extracción y procesamiento, mantiene a los ejércitos occidentales en una situación de vulnerabilidad frente a las decisiones de China.

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