Un fuerte choque estremeció a los aficionados y a los equipos durante las 24 Horas de Nürburgring, una de las pruebas de resistencia más exigentes y peligrosas del automovilismo internacional. El piloto alemán Rolf Scheibner, a bordo de un Aston Martin, fue protagonista de una colisión a alta velocidad con el Porsche 911 pilotado por el francés Kevin Estre, que derivó en el vuelco del coche británico y la posterior intervención de las autoridades deportivas.
El incidente ocurrió en la sección comprendida entre Kallenhard y Wehrseifen, considerada una de las más técnicas y traicioneras de la pista alemana. Scheibner circulaba con control sobre la línea de carrera cuando Estre, envuelto en una batalla por posiciones con Raffaele Marciello, intentó un adelantamiento por el interior. Ninguno de los corredores cedió y el morro del Porsche impactó el lateral del Aston Martin. El auto de Scheibner giró hacia la barrera y, tras el golpe, volcó, quedando boca abajo en la pista tras una serie de rebotes.
Las imágenes del accidente recorrieron el mundo debido a la violencia del impacto y el estado en el que quedó el vehículo. Los servicios médicos intervinieron de inmediato y trasladaron a Scheibner al hospital. Horas después, los médicos confirmaron que el piloto salió ileso y fue dado de alta sin lesiones graves.
Mientras tanto, la controversia se trasladó a la zona de boxes y a la sala de comisarios. El equipo de Scheibner confrontó a Estre apenas finalizó la competencia, reclamando por la maniobra del francés. Los jueces deportivos analizaron el incidente y resolvieron imponerle a Estre una penalización de 100 segundos, además de una reprimenda formal. Dicha sanción modificó el resultado final y dejó al Porsche fuera de combate por la victoria.

El propio Estre defendió su accionar frente a la prensa: “Estábamos atrapando tráfico y el coche delante de mí, el GT4, tenía tres banderas azules seguidas”, relató. “Dejó la puerta abierta para el triple a la derecha. Entré, había espacio y luego giró y ya no había espacio. Lo vi venir, frené, estaba pegado a la acera, pero no tenía adónde ir. Tenía mucho espacio a la izquierda, obviamente no me vio o pensó que estaba más atrás, lo cual es una pena para él. Me alegra que esté bien, y esto es algo que nos pasa muchas veces en la carrera. Siendo sincero, si se hubiera repetido la misma situación, habría hecho lo mismo, así que no hice nada malo”.
El francés también expresó su malestar por la sanción que lo privó del triunfo: “Es un incidente de carrera; claro, siempre hay dos personas que pueden tener un incidente, pero yo estaba dentro. Tomaron una decisión; intentamos protestar, pero no la aceptaron”.
El desenlace resultó desfavorable para Porsche, que había cruzado la línea de meta en primer lugar y finalmente perdió la victoria a manos del BMW ROWE número 98. “El resto es historia. Cruzamos la meta primeros, pero tuvimos una penalización importante y perdimos la carrera. Así que sí, es un momento triste para nosotros. Creo que hicimos una gran carrera. Un contacto en la carrera arruinó nuestro resultado. Sin embargo, fue un gran fin de semana para Manthey, para Porsche y para mis dos compañeros. Lo hicieron bien. Tuvimos un gran coche y estuvimos en cabeza. No nos escondimos y, al final, no fue suficiente”.
La carrera en Nürburgring volvió a alimentar el debate por la seguridad del circuito, conocido como el “infierno verde”, donde se estima que han ocurrido alrededor de 170 muertes en competencias públicas y privadas desde 1927. Recientemente, el actual campeón mundial de Fórmula 1, Max Verstappen, ofreció una opinión terminante al respecto en diálogo con Revista de Fórmula 1: “(Un regreso) realmente no va a suceder con los autos que tenemos ahora. Una cosa es segura: la F1 allí nunca volverá a suceder. Es demasiado peligroso”.