
Los dictadores nicaragüenses Daniel Ortega y Rosario Murillo reconocieron este sábado el “aporte para la necesaria paz en nuestro país” que representó doña Violeta Barrios de Chamorro, presidenta de Nicaragua entre 1990 y 1996, quien falleció en Costa Rica, donde vivía en el exilio y con quebrantos de salud.
“El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional reafirma que su figura representó un aporte para la necesaria Paz en nuestro país”, expresa el escueto comunicado firmado por los dictadores, divulgado por medios oficialistas. El mensaje añade que “su Gobierno representó la posibilidad de ratificar la conclusión de esa guerra injusta y sangrienta” impuesta por “los imperialistas de la tierra”.
El tono conciliador contrasta con las múltiples ocasiones en que tanto Ortega como Murillo descalificaron a doña Violeta, una figura clave en la historia contemporánea de Nicaragua. En el pasado, la han acusado de “servilismo al imperio”, “títere del yanqui” y de representar “el neoliberalismo salvaje que empobreció al pueblo”.
En abril de 2022, durante un acto partidario, Murillo dijo sin nombrarla: “Aquí nadie olvida lo que significaron esos años de hambre y privatización, de entrega del país a los enemigos del pueblo... gobiernos de señora y señoritos que vendieron la patria por migajas”. Aunque no la mencionó, sus palabras fueron interpretadas como una clara alusión a la expresidenta.

Violeta Barrios de Chamorro nació en Rivas, en 1929. Su vida pública comenzó tras el asesinato de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del diario La Prensa y férreo crítico de la dictadura somocista. El magnicidio de Chamorro en 1978 encendió la mecha del estallido popular que culminaría en el derrocamiento de Anastasio Somoza Debayle en julio de 1979.
Doña Violeta se sumó entonces a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, al lado de los sandinistas. Pero pronto se distanció del rumbo autoritario del FSLN y renunció en 1980. Diez años más tarde, en 1990, sorprendió al mundo al vencer a Daniel Ortega en las urnas, encabezando la coalición opositora Unión Nacional Opositora (UNO), en unas elecciones organizadas por los sandinistas bajo fuerte presión internacional y tras una cruenta guerra civil financiada por Estados Unidos.
Su victoria marcó el inicio de una transición hacia la paz y el pluralismo, aunque su mandato también estuvo marcado por políticas de ajuste estructural, reducción del gasto público y privatizaciones impulsadas por el Fondo Monetario Internacional. A pesar de ello, fue reconocida por mantener la estabilidad democrática y permitir la libertad de prensa.
Desde su salida del poder, doña Violeta mantuvo un perfil bajo, aunque su familia siguió activa en la política y el periodismo independiente. Su hija, Cristiana Chamorro, aspirante presidencial en 2021, fue arrestada por el régimen de Ortega en una de las más brutales oleadas represivas contra opositores y precandidatos. Su hijo Carlos Fernando Chamorro, periodista y director del medio Confidencial, vive también exiliado.

La propia Violeta Barrios fue obligada al exilio en 2022, en medio del acoso contra su familia. Vivía en San José de Costa Rica, donde recibió atención médica durante los últimos años de su vida. Allí falleció este 14 de junio de 2025, rodeada de sus seres queridos y lejos del país que ayudó a pacificar.
El régimen de Ortega, que en 2022 confiscó las instalaciones del diario La Prensa, fundado y dirigido por la familia Chamorro, no mencionó en su comunicado el exilio forzado de la exmandataria, ni la persecución sistemática contra sus hijos.
Se espera que los funerales de la expresidenta se celebren en Costa Rica en una ceremonia privada, según fuentes cercanas a la familia. No se prevé que el régimen de Ortega facilite el retorno de sus hijos ni permita homenajes públicos dentro de Nicaragua.
El legado de doña Violeta Barrios de Chamorro queda marcado por su papel en el inicio de la reconciliación nacional, su rechazo al autoritarismo, ya sea de Somoza o de los sandinistas, y su defensa de la libertad de prensa, a través del diario La Prensa.