
El gobierno de Rusia declaró este martes que no prevé “avances milagrosos” durante la próxima ronda de negociaciones con Ucrania programada para el miércoles en Estambul, según informó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Moscú adelantó que mantendrá sus exigencias maximalistas y reiteró que los puntos de vista de ambas partes permanecen “diametralmente opuestos”.
Las conversaciones, la tercera ronda directa en territorio turco, llegan bajo la presión del presidente estadounidense Donald Trump, quien impuso un plazo de 50 días a Rusia para alcanzar un acuerdo con Kiev, bajo la amenaza de severas sanciones.
Desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, Rusia ha reiterado su disposición a dialogar pero, de acuerdo con Peskov, “no hay ninguna razón para esperar avances milagrosos”.
“Tenemos la intención de defender nuestros intereses, garantizarlos y cumplir las metas que nos fijamos desde el inicio”, añadió el funcionario y aseguró que aún queda “mucho trabajo por hacer” antes de considerar un encuentro entre los presidentes Vladimir Putin y Volodimir Zelensky, tal como pide el mandatario ucraniano.
A pesar de que Zelensky anunció el lunes que las conversaciones tendrían lugar el miércoles, Peskov ha indicado que espera que se realicen “esta semana”.
Ucrania ya presentó la composición de su delegación negociadora, liderada por el ex ministro de Defensa Rustem Umerov e integrada por representantes de los servicios de inteligencia, cuerpo diplomático y presidencia. Por el lado ruso, no se ha comunicado oficialmente la conformación del equipo, aunque en las rondas anteriores estuvo encabezada por el ex ministro de Cultura y nacionalista Vladimir Medinskiun.

Rusia mantiene como exigencias principales la cesión de cuatro regiones del este y sur de Ucrania que ocupa parcialmente, además de la península de Crimea, anexada en 2014, el cese del suministro de armas occidentales y el abandono definitivo de los planes ucranianos de integrarse a la OTAN. Por su parte, Ucrania exige la retirada total de las tropas rusas, garantías de seguridad occidentales —incluyendo el suministro continuo de armamento y el posible despliegue de una fuerza europea—, demandas a las que Moscú se opone.
Kiev, junto con sus aliados europeos, insiste en un cese al fuego de 30 días, propuesta que Moscú rechaza justificando su ventaja en el terreno militar. En las dos rondas anteriores en Estambul, celebradas en mayo y junio, solo se lograron acuerdos parciales como el intercambio de prisioneros y la devolución de cuerpos de soldados caídos.
Zelensky afirmó este martes que espera abordar con Moscú no solo la ampliación de los intercambios de prisioneros, sino también el retorno de niños ucranianos llevados a Rusia. Además, expresó su intención de “preparar una reunión” con Putin para “poner fin verdaderamente a esta guerra”.
En paralelo a las negociaciones, el conflicto continúa con nuevos ataques cruzados que causaron al menos cinco muertos este martes. Según el gobernador instalado por Moscú en la región de Kherson, Vladimir Saldo, tres personas fallecieron tras un ataque con drones ucranianos contra un autobús en un área ocupada. Autoridades rusas reportaron la muerte de un hombre en la región de Bélgorod a raíz de otro ataque ucraniano.
En territorio ucraniano, un niño de diez años murió por un bombardeo ruso sobre un edificio residencial en la ciudad de Kramatorsk, de acuerdo con la fiscalía local.
Sobre el terreno, las tropas rusas avanzaron y el ministerio de Defensa ruso declaró haber capturado la localidad de Novotoretské, cerca de la ciudad de Pokrovsk, en el este. Medios ucranianos han informado, además, que un grupo de saboteadores rusos violó las líneas de defensa e ingresó en Pokrovsk, una ciudad estratégica clave para la logística militar ucraniana, en una región donde los combates son especialmente intensos.
(Con información de AFP)