
La influencia de Lady Di en la moda sigue vigente décadas después de su muerte, y su estilo permanece actual en la cultura popular. Cada 31 de agosto, aniversario de su fallecimiento en 1997, su imagen vuelve a ocupar espacios en medios, redes sociales y debates sobre íconos de estilo.
Diana de Gales acompañó su historia personal e inauguró tendencias que trascienden generaciones, desde prendas deportivas hasta trajes de gala.
Su armario, siempre en transformación, recorre la moda de finales del siglo XX y mantiene un poder inspirador confirmado por casas de lujo y diseñadores contemporáneos.
Convertida en figura global desde inicios de los 80, Diana Frances Spencer usó la moda como forma de comunicación y rasgo distintivo.

Entre sus elecciones destacan creaciones de diseñadores británicos como Catherine Walker, Anya Hindmarch y el dúo David & Elizabeth Emanuel, junto con piezas de firmas internacionales.
La combinación de prendas casuales con sofisticación definió una iconografía visual singular, celebrada tanto en contextos cotidianos como en eventos formales.

En otra oportunidad, Diana eligió un vestido largo de terciopelo negro ajustado, con escote en V, para una gala. Al look le añadió un collar tipo choker para completar uno de sus conjuntos más célebres.
El retrato de la princesa mientras bailaba con John Travolta en la Casa Blanca, es uno de los registros visuales más icónicos de su trayectoria.

El athleisure, hoy consolidado, tuvo en Lady Di una de sus precursoras más influyentes. La princesa popularizó remeras oversized con calzas ciclistas y zapatillas deportivas en su vida diaria.
Imágenes mientras salía de gimnasios en Londres con ropa funcional marcaron un nuevo modelo de elegancia urbana, replicado en pasarelas y redes sociales.
La combinación de remerones con logos, como la de Atlantic, shorts neón y zapatillas generó una estética relajada y moderna que inspira en la actualidad a colecciones de marcas deportivas internacionales.
La presencia de Diana de Gales en el Museo Metropolitano de Arte (Met), en Nueva York, fusionó sobriedad y glamour con un vestido lencero azul marino y encaje negro.
Este atuendo, acompañado de un chal satinado y un collar de perlas con zafiro, fue portada en The New York Times y estableció el slip dress como pieza de referencia para la elegancia nocturna. El peinado corto y estructurado completó uno de los conjuntos más retratados en la sociedad internacional.
La elección de accesorios, como bolso y pendientes discretos a juego, amplificó la sofisticación de la princesa, al proyectar una presencia que superaba protocolos reales.

En escenarios menos formales, Lady Di optó por prendas con estampados reconocibles, como el famoso suéter rojo de ovejas blancas y una negra en el centro.
Esta pieza, simboliza su vinculación con la cultura juvenil y su capacidad de adaptar la moda a ambientes relajados. Combinado con pantalones blancos y camisa con moño, el suéter se consolidó como ícono pop y fue relanzado por marcas.

El color turquesa se identificó con el estilo de Diana, que reflejaba sus ojos y su característico delineado. En una alfombra roja, la princesa eligió un vestido largo de un solo hombro y textura satinada en ese tono.
El conjunto, completado con sandalias y bolso, reafirmó su preferencia por los colores vibrantes y la armonía cromática en sus looks de gala.
Este atuendo reforzó la percepción de Diana como referente en el uso del color tanto en el protocolo formal como en encuentros sociales más distendidos.

El 29 de julio de 1981, Lady Di captó la atención global con un vestido de novia creado por David & Elizabeth Emanuel. El diseño en tafetán y encaje, con mangas abullonadas, volantes, una amplia cola y velo translúcido, fue protagonista en la escalinata de la Catedral de San Pablo junto a Carlos III.
Ese modelo estableció un nuevo estándar para vestidos nupciales, que posteriormente adoptaron bordados y encajes similares en el sector internacional.

En el Festival de Cannes de 1987, Diana lució la elegancia contenida de un vestido azul celeste, sin tirantes, de Catherine Walker. El corpiño drapeado y la falda fluida, sumados a un pañuelo al cuello y sandalias plateadas, definieron un estilo sostificado y sutil.
Este festival significó uno de sus retratos más celebrados a nivel internacional, donde la austeridad se impuso sobre cualquier manifestación de ostentación.

Otra faceta de Lady Di aparece en looks casuales, con camisa blanca y jeans de tiro alto. Lo que resume una aproximación espontánea y auténtica a la moda. Estas imágenes inspiran tanto al streetstyle como a colecciones dedicadas a la realeza.
Cada 31 de agosto, al cumplirse un nuevo aniversario de su muerte, el repaso por los looks de Lady Di confirma el legado de una figura insustituible.