El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, se enfrenta a una de las noches más difíciles de su carrera política, pero ha dejado claro que no tiene intención de abandonar su cargo.
“Hay que ser plenamente conscientes de las responsabilidades que conlleva ser el partido número uno”, afirmó Ishiba en declaraciones a la cadena pública japonesa NHK, en medio de la publicación de los primeros resultados de las elecciones parciales al Senado. Esta declaración, marcada por la gravedad del momento, refleja la presión que recae sobre el líder del Partido Liberal Democrático de Japón (PLD), quien ahora encabeza una formación debilitada tras el probable revés electoral de este domingo.
Las proyecciones de la jornada electoral del domingo anticipan un escenario adverso para el PLD y su socio de coalición, Komeito.
Según los sondeos a pie de urna difundidos por Nippon TV y TBS, la alianza oficialista habría obtenido solo 41 escaños, lejos de los 50 necesarios para mantener la mayoría en la cámara alta, que renueva 125 de sus 248 asientos en estos comicios. De confirmarse estos resultados, la coalición perdería la mayoría que había ostentado hasta ahora, profundizando la crisis interna que atraviesa el partido desde la derrota sufrida en la cámara baja el año anterior.
El propio Ishiba reconoció la gravedad de la situación, aunque insistió en su compromiso con el país y con la agenda internacional. “Mi intención ahora mismo es la de cerrar un acuerdo comercial con Estados Unidos antes de la fecha límite del 1 de agosto marcada por el presidente Trump, a partir de la cual impondrá aranceles adicionales al país”, explicó el primer ministro japonés a NHK.
La amenaza de aranceles estadounidenses del 25% sobre productos japoneses, especialmente en el sector automotriz, añade una presión adicional sobre el gobierno, que ya enfrenta el descontento social por la inflación y los escándalos internos.
El ascenso del partido ultraderechista Sanseito —cuyo nombre significa “Hazlo Tú Mismo”— ha sido uno de los elementos más llamativos de la jornada electoral. Liderado por Sohei Kamiya, esta formación emergió durante la pandemia y ha sabido capitalizar el descontento ciudadano a través de canales de YouTube y redes sociales.
Las proyecciones más optimistas otorgan a Sanseito más de 20 escaños, cinco más de los que anticipaban los sondeos previos, según informó NHK. Este resultado supera ampliamente las expectativas y consolida a la ultraderecha como una fuerza política relevante en el escenario japonés.
El contexto económico ha sido determinante en el resultado de estas elecciones.
La inflación, especialmente el aumento de los precios de productos básicos como el arroz, ha generado un profundo malestar entre los votantes. Atsushi Matsuura, un ciudadano de 54 años, expresó su preocupación: “Los precios de los productos básicos están subiendo, pero me preocupa más que los salarios no suben”, declaró a NHK.
La situación de los pensionistas también ha sido un tema central en la campaña. Hisayo Kojima, de 65 años, manifestó su frustración con el sistema de pensiones: “Pagamos mucho para apoyar el sistema de pensiones. Este es el tema más apremiante para mí”, afirmó en declaraciones recogidas por NHK. La disminución del monto de las pensiones y la incertidumbre sobre el futuro del sistema han alimentado el descontento de un sector clave del electorado japonés.
El PLD, una formación de centroderecha que ha gobernado Japón casi sin interrupción desde 1955, atraviesa uno de sus momentos más delicados. La derrota en la cámara baja el año pasado ya había dejado al partido en una posición de debilidad, obligándolo a negociar con la oposición para sacar adelante sus iniciativas.
Ahora, la posible pérdida de la mayoría en la cámara alta podría llevar al país a una situación inédita desde la Segunda Guerra Mundial.
Toru Yoshida, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Doshisa, advirtió: “Japón podría entrar a una dimensión desconocida en la que el gobierno sea minoría tanto en la cámara baja como la alta, lo cual Japón nunca vivió desde la Segunda Guerra Mundial”, según recogió NHK.
El liderazgo de Ishiba ha sido cuestionado desde que asumió el cargo en octubre, tras conducir al PLD a una dolorosa derrota en las elecciones legislativas. Con 68 años, Ishiba dirige un gobierno minoritario y ha intentado consolidar su poder mediante la convocatoria de elecciones generales anticipadas, apenas un mes después de ser electo. Sin embargo, el resultado fue el peor para su partido en 15 años, lo que profundizó la crisis interna y la necesidad de pactar con otras fuerzas políticas.