
Un número significativo de empresas europeas está reconsiderando sus políticas de viajes a los Estados Unidos debido a preocupaciones relacionadas con el endurecimiento de las políticas de control fronterizo y visado.
Estas preocupaciones han llevado a una reorganización operativa para mitigar los riesgos potenciales que enfrentan sus empleados, incluyendo restricciones de movilidad y medidas de vigilancia adicionales.
Según datos revelados por CNBC, algunas personas que planeaban viajes de negocios están siendo aconsejadas a llevar dispositivos electrónicos ‘limpios’ sin comunicaciones previas, mientras que otras reciben orientación para entrar a los Estados Unidos a través de Canadá, si es posible.
El impacto de estas políticas comienza a reflejarse en el sector de los viajes de negocios, un pilar clave de la economía estadounidense. De acuerdo con la Asociación Global de Viajes de Negocios (GBTA), este sector generó alrededor de 421.000 millones de dólares en gasto total y 119.000 millones en ingresos fiscales en 2022, además de respaldar seis millones de empleos.

No obstante, una encuesta llevada a cabo por GBTA en abril arrojó que el 29% de los compradores globales de viajes espera una disminución en el volumen de los viajes corporativos hacia Estados Unidos para 2025, citando como principal razón las políticas del país en aspectos como viajes e impuestos.
CNBC especifica que el descenso en el optimismo general dentro del sector es también destacable. Entre las restricciones más recientes que han generado incertidumbre se encuentra la política conocida como “Catch and Revoke”, anunciada el 30 de abril.
Según esta normativa, cualquier individuo con visado estadounidense perderá su estatus migratorio tras una sola infracción de las leyes del país, sin importar su gravedad. Esto ha suscitado una creciente preocupación entre viajeros frecuentes.
Prashray Kala, socio del grupo consultor Everest Group, explicó al medio que “los viajeros internacionales han mostrado incertidumbre respecto a visitar Estados Unidos debido al aumento del monitoreo de redes sociales y los incidentes de detención y deportación, aún con documentos en regla”. Destacó además que aquellos con una presencia online visible se muestran aún más cautelosos.

Algunas empresas y entidades fuera del ámbito corporativo han implementado medidas estrictas para asegurar la seguridad de sus empleados durante los viajes a Estados Unidos.
El director ejecutivo de una organización no gubernamental con sede en Londres declaró a CNBC que su institución ha diseñado protocolos de viaje que van más allá de los preparativos convencionales para incluir aspectos de seguridad física y cibernética.
Esto incluye el uso de dispositivos temporales que se emplean únicamente durante el viaje. “La posibilidad de que tengamos que tomar estas precauciones cuando viajamos a Estados Unidos es algo que jamás habría considerado hace unos meses”, expresó el líder de la ONG, quien deseaba permanecer anónimo, al tiempo que comparaba estas medidas con las empleadas para viajar a regímenes autoritarios como el de China o Azerbaiyán.
El entorno académico también muestra cambios marcados. Un investigador de una universidad en Suiza señaló a CNBC que, en algunos casos, se ha aconsejado a los académicos optar por ingresar a través de Canadá o incluso participar en conferencias de forma virtual para evitar complicaciones con los visados.

Aunque algunos investigadores han viajado sin incidentes, otros afrontaron interrogatorios prolongados en la frontera, y ciertos programas de visita a universidades estadounidenses han quedado suspendidos. “La incertidumbre que rodea la situación actual afecta la disposición de muchas personas a realizar viajes hacia Estados Unidos”, apuntó el investigador.
Por su parte, un administrador de fondos europeo que viaja frecuentemente a Estados Unidos destacó que las normas actuales parecen depender más de actitudes políticas que de pautas oficiales. En declaraciones a CNBC, aseguró que “viajar por negocios con visa ya no es lo que solía ser”, reflejando un cambio en la percepción hacia la acogida del país.
El panorama general, tal como lo describe CNBC, está marcado por una creciente sensación de incertidumbre y una reevaluación constante del riesgo. Aunque algunas empresas consideran que podrían estar sobrerreaccionando, creen necesario destinar tiempo y recursos para entender cómo estas políticas podrían escalar en impacto.