
Estados Unidos lanzó una advertencia a las personas que planean viajar a China ante un brote de chikungunya, enfermedad transmitida por mosquitos. El aviso proviene de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que emitieron un aviso nivel 2 y recomendaron extremar precauciones, especialmente para quienes visiten la provincia de Guangdong y su ciudad más afectada, Foshan. En las últimas semanas, esta región, ubicada cerca de Hong Kong, reportó más de 7.000 casos.
La advertencia invita a los viajeros a protegerse del chikungunya mediante el uso de repelente de insectos, ropa de manga larga y pantalón largo, y el resguardo en ambientes cerrados con aire acondicionado o protección en ventanas y puertas. La medida forma parte de un paquete de recomendaciones centrado en reducir el contacto con los mosquitos portadores, ya que no existe tratamiento específico para la infección.
El brote se desarrolla en el contexto de precipitaciones excepcionales en el sur chino, lo que ha favorecido la proliferación del mosquito transmisor. Las autoridades sanitarias locales, como parte de la estrategia de contención, han recurrido a la hospitalización obligatoria de pacientes y a la aplicación de sanciones para quienes no eliminen recipientes u objetos con agua estancada, según reporta CBS News.

El virus chikungunya, identificado por primera vez en África en los años 50, ha causado brotes en varios continentes y motivado avisos de viajes a otros países como Bolivia, Kenia, Madagascar y Sri Lanka. Actualmente se considera que la situación en la provincia de Guangdong es una de las más relevantes fuera del continente africano, de acuerdo con CBS News y la información difundida por los CDC.
Las autoridades chinas han dispuesto campañas masivas de fumigación, el uso de nubes de desinfectantes en espacios públicos y la imposición de multas a quienes permitan la presencia de agua estancada en macetas, cubos y otros recipientes. El enfoque busca controlar el brote tras lluvias catalogadas por especialistas locales como de intensidad centenaria.
El Ministerio de Relaciones Exteriores chino, a través de su portavoz Guo Jiakun, afirmó que la situación es “prevenible, tratable y controlable”. Las políticas sanitarias recuerdan a las implementadas en años anteriores frente a crisis como la epidemia de SARS en 2003 y la pandemia de COVID-19 desde 2019. Esta experiencia ha llevado a la aplicación de medidas estrictas para evitar la expansión de enfermedades infectocontagiosas.
La enfermedad por chikungunya suele comenzar con fiebre alta, dolor intenso en las articulaciones y fatiga severa. Los síntomas aparecen, por lo general, entre tres y siete días después de la picadura del mosquito infectado. Según los CDC, la mayoría de las personas se recupera en el transcurso de una semana, aunque algunas pueden experimentar dolor articular durante meses o incluso años posterior a la infección aguda.
El informe reciente subraya que el riesgo de complicaciones graves es bajo, pero puede aumentar en recién nacidos infectados al momento de nacimiento, personas de 65 años o más y quienes padecen enfermedades cardiovasculares o metabólicas como la diabetes. Por este motivo, se solicita a las mujeres embarazadas reconsiderar los desplazamientos a zonas afectadas, ya que el virus puede transmitirse de madre a hijo antes del parto.
A fin de minimizar los riesgos, los CDC reiteran la necesidad de usar productos antimicrobianos, evitar las áreas con alta concentración de mosquitos, y priorizar alojamientos con sistemas de barrera física como mallas y mosquiteros en ventanas y puertas. También recomiendan el uso de vacunas específicas para visitantes de regiones con brotes declarados, aunque no existe tratamiento curativo para la enfermedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que los síntomas causados por chikungunya pueden confundirse con otras enfermedades virales transmitidas por mosquitos, como el dengue y el zika, lo que dificulta el diagnóstico clínico. Esta similitud incrementa el reto para determinar con exactitud el alcance de cada brote y limita la capacidad de los países para gestionar sus estadísticas epidemiológicas.
El aviso de los CDC señala que no existe un tratamiento dirigido a curar la enfermedad. Las recomendaciones se centran en el alivio de los síntomas y en la prevención, tanto para viajeros como para la población residente en áreas de riesgo.
El repunte de casos, su velocidad de propagación y la experiencia previa de China en crisis sanitarias han motivado una respuesta enérgica de las autoridades de salud. El objetivo principal consiste en contener el número de contagios e impedir que la enfermedad se expanda a nuevas regiones y poblaciones, según la información proporcionada en CBS News y el comunicado oficial de los CDC.