
Tener buena autoestima significa contar con una valoración positiva, realista y equilibrada de uno mismo. Implica reconocer el propio valor como persona, independientemente de logros, errores o las opiniones externas.
Sin embargo, tener buena autoestima es algo que implica un trabajo psicológico constante, ya que es fácil que la sociedad y nuestro entorno nos pueda hacer dudar de nuestro propio valor.
Es bien sabido que una buena autoestima suele construirse desde la infancia con el reconocimiento y el soporte que nos dan nuestros padres y las personas mayores que nos rodean; sin embargo, una buena estima se puede construir aun en la vida adulta, aunque suele requerir más tiempo y esfuerzo.
Es por eso que aquí te contamos cuáles son algunos de los hábitos que suelen tener las personas con buena autoestima, para que puedas realizar una autoevaluación y descubrir si tienes una autoestima sólida o es algo que en lo que aún debes trabajar.

Según la psicología, las personas con buena autoestima suelen practicar una serie de hábitos que refuerzan su confianza y bienestar emocional. Estos comportamientos destacan por promover una relación saludable consigo mismas y con los demás:
- Autoaceptación: Aceptan sus fortalezas y debilidades sin juzgarse en exceso. Reconocen que cometer errores es parte del aprendizaje y no condicionan su valor personal a perfecciones o logros externos.
- Autocuidado físico y emocional: Prestan atención a su bienestar general, cuidando su cuerpo mediante una nutrición adecuada, ejercicio y descanso suficiente, mientras manejan sus emociones con respeto y empatía hacia sí mismos.
- Establecimiento de límites saludables: Saben decir “no” cuando es necesario. Protegen su tiempo, energía y espacio personal, sin temor a establecer límites claros en sus relaciones para evitar abusos o cargas innecesarias.
- Relaciones positivas: Se rodean de personas que las respetan y apoyan. Prefieren conexiones genuinas y constructivas, evitando relaciones tóxicas o manipuladoras.
- Autonomía y toma de decisiones: Confían en su criterio para tomar decisiones importantes sin depender completamente de la aprobación externa. Valoran sus ideas, opiniones y objetivos personales.
- Reconocimiento de logros: Celebran sus avances, incluso los pequeños. Aprecian su esfuerzo y son capaces de reconocer el mérito en sus propias acciones.
- Resiliencia frente a la crítica: Manejan las críticas de forma equilibrada, evaluando si pueden aprender algo de ellas sin permitir que afecten su identidad o autoestima.
- Mentalidad de crecimiento: Tienden a buscar formas de mejorar y desarrollarse. Ven los desafíos como oportunidades para aprender y crecer en lugar de amenazas.
- Gratitud y perspectiva positiva: Practican la gratitud y ven el lado positivo de las experiencias, lo que refuerza su perspectiva optimista y su satisfacción personal.
El desarrollo de estos hábitos puede ser clave para consolidar y mantener una autoestima saludable, mejorando la calidad de vida a largo plazo.