
Septiembre trae consigo la primavera en el hemisferio sur. Se trata de una de las mejores temporadas para la siembra y el cultivo de diferentes especies de flores con aroma, ideales para transformar balcones y terrazas urbanas en ambientes fragantes y coloridos.
Organizar el espacio del balcón para favorecer la circulación del perfume natural requiere una elección adecuada de las especies a plantar. Las flores seleccionadas difieren en tamaño, resistencia, intensidad aromática y necesidades de cultivo, lo que facilita combinaciones originales para balcones chicos y grandes. La diversificación en la plantación mejora el equilibrio entre fragancia, color y adaptabilidad.

Nicotiana alata figura entre las flores preferidas por su capacidad para liberar un aroma dulce y envolvente durante la noche. Esta planta anual desarrolla flores tubulares con forma de estrella que aparecen en blanco, rosa y rojo. Sembrar nicotianas desde principios de septiembre favorece el arraigo antes de que suban las temperaturas. Al ubicar las macetas junto a zonas de circulación o descanso, el aire se impregna de su fragancia. La frecuencia de riego debe mantenerse sin excesos y la exposición parcial al sol favorece la floración.

Conocida como scabiosa, esta planta se adapta de manera eficiente a maceteros de balcón por su resistencia y fácil desarrollo. Sus flores forman pompones compactos en una variedad de tonos—lila, blanco, rosa y violeta—y aportan un aroma suave que no resulta invasivo. Septiembre constituye el momento óptimo para sembrar scabiosa en Argentina ya que la primavera impulsa el crecimiento y la floración abundante.
Como flor de corte, la scabiosa se mantiene fresca en ramos caseros sin perder perfume, lo que la convierte en opción versátil también en interiores. Soporta distintos tipos de suelo y un riego moderado, tolera tanto el sol pleno como espacios semisombreados.

La zinnia elegans se destaca en balcones de clima cálido por su resistencia al sol directo y a la sequía, además de una amplia paleta cromática que incluye fucsia, amarillo, blanco y rojo. Su fragancia, menos perceptible que en otras especies, se ve compensada por su valor ornamental y la rapidez de floración. Cultivos de zinnia en septiembre generan flores fuertes que sobreviven bien entrada la temporada de calor.
Se trata de una de las especies indicadas para quienes buscan sencillez en el cuidado y alto impacto visual.

Salvia guaranitica combina follaje con fragancia anisada y racimos de flores azul intenso. Esta especie, originaria de Sudamérica, prefiere el sol pleno y un sustrato bien drenado con riego regular pero sin exceso.
Las hojas desprenden aroma al contacto o roce, razón por la que resulta ideal para balcones donde la circulación de personas potencia la experiencia sensorial.

Presente de manera constante en viveros argentinos, el crisantemo extiende su floración desde la primavera hasta el otoño, generando flores aromáticas en tonos pastel, blancos, naranjas, rosas, violetas y amarillos. Se cultiva en macetas medianas o grandes y resiste bien la exposición solar directa.
El crisantemo tolera las bajas temperaturas de la primavera tardía, por eso se mantiene vigente cuando otras especies disminuyen su producción floral. Los riegos deben ser frecuentes pero ligeros para preservar la integridad de las raíces y las flores.

Plantar margaritas representa una alternativa apreciada por la sencillez en el mantenimiento y la adaptación tanto al sol como a la semisombra.
La flor clásica presenta un aroma sutil y mantiene una floración continua desde septiembre hasta entrada la temporada invernal. La margarita tolera las heladas suaves y requiere riegos regulares, siempre evitando acumulaciones excesivas de agua.

El tagete, también llamado clavel de moro, produce flores pequeñas de color naranja intenso y aroma especiado. Aporta valor ayudar al control biológico de plagas comunes en balcones y huertas urbanas, ya que funciona como repelente natural de insectos. La planta, disponible en diferentes alturas, crece bien en macetas y requiere exposición solar constante.
Se recomienda sembrar tagetes en primavera para disfrutar floración casi continua hasta la llegada de las temperaturas invernales. Una recomendación frecuente incluye usar abonos granulados que permitan una nutrición gradual.