Freddie Mercury, conocido por su presencia arrolladora en el escenario, se retiró del ojo público mientras enfrentaba una crisis de salud privada antes de sucumbir al SIDA en 1991. Reinhold Mack, productor de Queen desde 1980 hasta 1987, recordó cómo el cantante se distanció durante este difícil período. Según informó Mack, a pesar de la cercanía que compartían, Mercury mantuvo en secreto la gravedad de su enfermedad, incluso cuando hablaban por teléfono. “Te sientes un poco estúpido porque sabías que no estaba bien”, comentó Mack. “Y él decía: ‘No, no, estoy bien’. Sabía que nosotros sabíamos, así que era un poco incómodo”.
La relación entre Mack y Mercury trascendía lo profesional. Mack describió a su familia como una especie de “familia sustituta” para el cantante, quien pasaba tiempo en su casa, jugaba al tenis de mesa y al fútbol con los niños, y los llevaba a restaurantes elegantes al menos dos veces por semana.

Esta conexión especial se reflejó en la música, comenzando con “Crazy Little Thing Called Love”, el primer éxito número uno de Queen en Estados Unidos en 1980. Mack recordó cómo Mercury, después de unas cervezas, tomó una guitarra y tocó el inicio de la canción, marcando el comienzo de una racha de éxitos.
Ese mismo año, “Another One Bites the Dust” se convirtió en otro éxito en las listas. Mack explicó que, aunque inicialmente nadie veía el potencial de la canción, el bajista John Deacon insistió en su valor. Mack colaboró en la creación de un loop de batería y añadió sonidos inusuales, lo que finalmente convenció a Mercury de su potencial. “Esto es realmente genial”, dijo Mercury al escucharla, reconociendo su conexión con la escena de clubes.

El éxito de “Another One Bites the Dust” influyó en el giro de Mercury hacia su carrera en solitario con el álbum Mr. Bad Guy, también producido por Mack. Sin embargo, Mack expresó dudas sobre si Mercury habría continuado actuando en sus setenta años, incluso si hubiera vivido más tiempo. “Mencionó que no lo haría cuando estuviera jadeando en el escenario”, comentó Mack, refiriéndose a la inevitable carga del envejecimiento.
Recientemente, se dio a conocer que Kashmira Bulsara, hermana de Freddie Mercury, desembolsó alrededor de 3 millones de libras esterlinas para recuperar más de mil objetos que alguna vez pertenecieron al líder de Queen. Esto después que la antigua pareja de Mercury, Mary Austin, decidiera subastar todos estos artículos, algo que no fue del agrado de Kashmira.
“Kashmira se sintió enfadada y dolida ante la idea de que las posesiones más íntimas de su hermano podrían acabar en manos desconocidas”, declaró una fuente cercana a The Sun.

Por su parte, Mary Austin argumentó que durante años tuvo "la alegría y el privilegio de vivir rodeada de todas las cosas maravillosas que Freddie buscaba y tanto amaba”; no obstante, consideró que ya era tiempo de pasar página y dejar que otros tantos que amaron el legado de Freddie pudieran disfrutar de estos objetos.
Entre la extensa colección que Kashmira logró recuperar se encuentra un una máquina de discos Wurlitzer Modelo 850, vendida por 500.000 dólares; un chaleco pintado a mano con retratos de los seis gatos de Mercury, valuado en 173.000 dólares; una chaqueta militar diseñada para el cumpleaños número 39 de Mercury, que alcanzó un precio de 561.000 dólares; y un borrador de letras manuscritas de la canción Killer Queen, vendido por 344.000 dólares.