
Ryan Gosling no solo ha conquistado al público por sus papeles en La La Land, Barbie y Profesión peligrosa, sino también por su profundo amor hacia los animales. La prueba de esto fue que durante varios años, era casi imposible ver al actor sin su perro George, que lo acompañaba desde los sets de filmación hasta simples caminatas por la ciudad, dejando una huella imborrable en su vida.
El can fue adoptado por Gosling en un refugio de Los Ángeles en el año 2000. El artista lo describió como “el gran amor” de su vida, y la conexión entre ambos era tan fuerte que el perro lo acompañaba prácticamente a todas partes: entrevistas, programas de televisión, eventos y rodajes.
De hecho, el sabueso contaba con documentos especiales que le permitían viajar junto a su dueño sin problemas. Esta cercanía fue un reflejo del vínculo profundo que el actor mantenía con su mascota, un compañero que estaba presente en los momentos más importantes de su carrera y su vida personal.
A lo largo de casi quince años, era común ver a Gosling y George paseando por las calles de Los Ángeles o Nueva York. Había fotos de ellos jugando, caminando juntos o simplemente compartiendo tiempo en los sets de filmación.
La historia de este dúo llegó a su fin en 2016, justo cuando La La Land se convertía en un fenómeno cinematográfico y traía grandes alegrías al actor. Pero aunque George ya no esté físicamente, su influencia en la vida de Gosling sigue siendo evidente.

Durante todos esos años, Ryan aprendió a entender a George y sus costumbres. Por ejemplo, el múltiple ganador del Oscar contó que si se encontraban en un restaurante y había una silla vacía, el perro se sentaba de manera casi humana, como si creyera que ese lugar le pertenecía. Gosling explicó que este comportamiento surgía de la disciplina adquirida en diversos rodajes, donde la convivencia y la rutina ayudaban a moldear la conducta del perro.
En octubre de 2017, mientras promocionaba Blade Runner 2049, Gosling recordó a su fiel compañero durante su paso por el programa de Ellen DeGeneres:
“Había algo en George… creo que sentía que ser un perro estaba por debajo de él. No hacía trucos. Si querías que se sentara, tenías que convencerlo de que era lo mejor para él. Algo como: ‘Mira, vamos a estar en este coche unas tres horas, así que si quieres sentarte, quizá estés más cómodo así’. Entonces quizá lo consideraba”.
Otro detalle que hacía único al cánido era su estilo. En 2001, el actor norteamericano decidió llevarlo a la estética canina para un corte mohicano, pensando en su comodidad durante el verano. Aunque el pelaje crecía de manera extraña, al perro parecía gustarle. Sobre esto, Ryan comentó en The Tonight Show con Jimmy Fallon:
“George, al envejecer, empezó a parecer como una vieja estrella de rock. Era un poco flacucho, tenía mucho pelo y sin dientes; tenía algunas heridas abiertas. Pero aún era un perro atractivo”.

George partió en 2016 justo cuando La La Land se convertía en un fenómeno cinematográfico y le daba al actor uno de los momentos más importantes de su carrera.
Tras la muerte de su fiel compañero a los 17 años, Ryan ha encontrado formas de mantener viva su memoria. En varias apariciones públicas y programas de televisión, incluso ha usado la chapa de identificación del perro como un collar.
Aunque al principio se mostró reacio a tener otra mascota, pronto nuevos lomitos llegaron a la casa que comparte con Eva Mendes. Con ellos, el artista ha podido seguir disfrutando del afecto y la compañía de los perros, conservando vivo el legado de George.