
Un hombre blanco de 43 años fue sentenciado a 41 meses de prisión tras golpear en el rostro a un niño afroamericano de 11 años en un ataque calificado como crimen de odio en el estado de Washington. El agresor, identificado como Paul Jonathan Bittner, fue acusado de asalto en segundo grado contra un menor y comisión de un delito de odio, según informó The Bellingham Herald.
El ataque ocurrió el 12 de junio de 2024, mientras el niño regresaba a pie a su escuela con un grupo de compañeros tras asistir a una excursión escolar al cine. Sin previo aviso, Bittner se acercó, se colocó frente al menor y lo golpeó violentamente en la cara, fracturándole un diente e hiriéndolo en la nariz, de acuerdo con los registros judiciales citados por el mismo medio.
“El punto más difícil de todo esto es que mi hijo no estaba haciendo nada. Nada malo. Y fue atacado. Atacado por el color de su piel”, declaró Devante, el padre del menor, a KIRO 7. El niño, cuya identidad no ha sido divulgada públicamente, describió su estado emocional después del ataque con tres palabras: “estaba enojado, triste, confundido”.
De acuerdo con Cascadia Daily News, luego de agredir físicamente al niño, Bittner hizo comentarios racistas relacionados con el hecho de que el menor estuviera hablando con una persona blanca. Al ser arrestado por la policía, el agresor continuó utilizando lenguaje ofensivo, repitiendo el término “n-word” y emitiendo amenazas contra personas afroamericanas, según documentos judiciales citados por los medios locales.
El expediente del caso indica que el niño declaró ante la policía que había sido atacado por su raza. Esa afirmación fue reforzada por el comportamiento verbal de Bittner antes y después del asalto, lo cual llevó a las autoridades a calificar el incidente como un crimen de odio.

Durante el proceso judicial, se reveló que Bittner había sido evaluado anteriormente y considerado no competente para enfrentar un juicio debido a un diagnóstico de trastorno esquizoafectivo, tipo bipolar. Según el informe citado por Cascadia Daily News, su condición implicaba la presencia de síntomas de esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo, lo que había llevado a su hospitalización en un centro psiquiátrico bajo custodia del Departamento de Servicios Sociales y de Salud del estado de Washington.
Durante 90 días, Bittner recibió tratamiento en una unidad psiquiátrica, tras lo cual su estado mental fue reevaluado. El fiscal del caso, Benjamin Pratt, señaló durante la audiencia que Bittner mostraba un “temperamento sustancialmente diferente” tras haber sido dado de alta del tratamiento. No obstante, las autoridades judiciales consideraron que estaba en condiciones de enfrentar el proceso penal.
El menor presentó una fractura dental y una lesión en la nariz producto del golpe directo en el rostro. Además del daño físico, el ataque dejó una fuerte impresión emocional tanto en el niño como en su familia. “Fue atacado porque no se parecía a su agresor”, subrayó su padre en entrevista con KIRO 7.
El ataque ocurrió en un contexto escolar, luego de una actividad recreativa en grupo, lo que aumentó el impacto entre compañeros, padres y personal educativo. Las autoridades escolares no se han pronunciado públicamente, pero la comunidad local manifestó su rechazo al incidente.

Tras la sentencia, la alcaldesa de Bellingham, Kim Lund, emitió un comunicado dirigido a la comunidad. “Quiero extender mi sincera esperanza de que hoy traiga sanación para la víctima y su familia. El odio no es bienvenido en Bellingham, y seguimos solidarizándonos con ellos y con nuestra comunidad contra el odio y la discriminación”, escribió la alcaldesa en declaraciones citadas por The Bellingham Herald.
Bittner permanece recluido en una cárcel local y su fianza ha sido fijada en 500.000 dólares. La sentencia de 41 meses busca reflejar la gravedad del crimen, tanto en sus consecuencias físicas como en su dimensión racista.