Una cachorra que va por la vida con la lengua fuera, como si se tratara de un gesto gracioso o una costumbre peculiar. Pero en realidad, no puede guardarla aunque quisiera y, lejos de ser un simple detalle curioso, es la huella visible de una enfermedad que casi termina con su vida. El nombre de esta pequeña perra es Gracie y más allá de su apariencia tiene una historia de dolor lucha y supervivencia.
Cuando su dueña Katie la saca a pasear, las miradas curiosas son inevitables. Algunos sonríen, otros preguntan por qué se le ve y si está bien. Lo que muchos no saben es que Gracie no tiene dientes, ya que se los quitaron a causa de una infección severa provocada por el moquillo canino, una enfermedad viral que puede resultar letal en perros jóvenes. Pero la cachorra sobrevivió, y eso ya la convierte en una excepción.
Hoy, esta perrita se ha convertido en una celebridad de las redes sociales, donde su historia y su recuperación conmueve a miles de internautas.

Esta perrita de nació en un entorno donde un criador ilegal mantenía a una camada de golden retriver entera en condiciones deplorables. Según contó su actual cuidadora, estos perros se encontraban en un espacio hacinado en el patio trasero de una casa. Después de que el caso fuera reportado e intervinieran las autoridades correspondientes, a Gracie se le asignó una familia temporal.
A solo unos meses de nacida, el estado de salud de la perrita era débil, presentaba desnutrición, dolores constantes y recibió un diagnóstico de moquillo canino severo, enfermedad viral grave, altamente contagiosa que tiene una alta tasa de mortalidad entre los cachorros.
“No podía controlar sus esfínteres, evacuaba sangre, y pasábamos horas bañándola. Era desgarrador”, contó Katie en un video compartido en TikTok, donde también relató que tenía espasmos neurológicos, convulsiones, tics y llanto continuo debido al dolor.
Durante meses, la familia temporal la alimentó con jeringa y le proporcionó cuidados intensivos. A pesar de los esfuerzos, el virus no solo afectó su sistema nervioso, también destruyó sus dientes de adulto mientras se formaban. Finalmente, tuvieron que extraérselos todos para evitarle más sufrimiento.
A pesar de todo, Gracie resistió y debido a todo lo que pasaron juntos, la acogida temporal se transformó en un vínculo profundo. “Pasamos por tanto juntas, que no podíamos dejarla ir. Era como si ya fuera parte de la familia”, explicó Katie en su cuenta @fosterpup_tales . Con el tiempo, la canina no presentó más dolores debido a que el virus entró en remisión, haciendo que se convirtiera en una perrita alegre, tranquila y curiosa, aunque su lengua colgante sea un recuerdo constante de lo que vivió.
En una publicación reciente, Katie relató que acudieron a una segunda opinión veterinaria por un problema de rodilla. “No quiero someterla a más estrés ni anestesia innecesaria. Ya ha pasado por demasiado”, explicó. El resultado fue positivo: por ahora, Gracie no requerirá cirugía. “Me sentí aliviada. No está cojeando y se ve feliz. Tomaremos esto día a día”.

El moquillo canino —también conocido como distemper o enfermedad de Carré— es una afección viral altamente contagiosa que afecta principalmente a perros, aunque también puede infectar a otros mamíferos como hurones y mapaches. De acuerdo con MSD Animal Health, el virus pertenece a la familia Paramyxoviridae, está emparentado con el del sarampión humano y se transmite a través de secreciones como lágrimas, moco, orina y heces, por lo que suele propagarse por el aire.
Una de las principales amenazas del moquillo es su capacidad para atacar múltiples sistemas del organismo al mismo tiempo. Según Kivet, puede comenzar con síntomas respiratorios y digestivos, como tos, vómito y diarrea, pero en fases avanzadas afecta el sistema nervioso central por lo que los perros pueden sufrir convulsiones, parálisis, alteraciones del comportamiento, pérdida de coordinación y otros daños neurológicos permanentes.
Aun no existe un tratamiento específico que elimine el virus, pero los cuidados se centran en aliviar los síntomas y fortalecer el organismo del perro para que pueda resistir la enfermedad. Por ello, la prevención mediante la vacunación temprana es clave para evitar brotes, especialmente en poblaciones vulnerables como los cachorros o los animales rescatados de criaderos clandestinos.
Los perros que sobreviven, como Gracie, muchas veces quedan con secuelas irreversibles: tics nerviosos, dificultad para caminar, trastornos visuales o, como en su caso, la pérdida total de los dientes.