
Un incendio forestal de rápida propagación en la isla de Creta, al sur de Grecia, obligó este jueves a evacuar hoteles, viviendas y zonas residenciales cercanas al puerto de Ierapetra, en plena temporada turística. Las autoridades informaron que al menos tres localidades fueron evacuadas de forma preventiva, y más de 1.500 personas fueron desplazadas a refugios temporales.
“Es una situación muy difícil. El fuego es muy complicado de contener. En este momento, no pueden controlarlo”, declaró Nektarios Papadakis, responsable de protección civil de la región, a la agencia The Associated Press. Las evacuaciones se realizaron mediante alertas enviadas a teléfonos móviles y con asistencia directa de equipos de emergencia. Los turistas fueron alojados provisionalmente en un estadio cubierto y hoteles de otras regiones de la isla.

El fuego avanzó con rapidez debido a los fuertes vientos que afectan el sureste de Creta. Las llamas atravesaron áreas forestales en zonas montañosas y se aproximaron a áreas habitadas, generando una densa nube de humo. Varias viviendas sufrieron daños y algunos residentes fueron atendidos por dificultades respiratorias, aunque no se han reportado víctimas mortales.
En la zona afectada trabajan más de 150 bomberos y unidades especiales que intentan contener el avance del fuego. Sin embargo, las operaciones aéreas de extinción permanecieron suspendidas durante la noche. El Servicio de Bomberos de Grecia informó que el riesgo de incendios se mantenía “muy alto” en Creta y en varias partes del sur del país, de acuerdo con su boletín diario.

La situación en Grecia ocurre en paralelo a una intensa ola de calor que afecta gran parte de Europa occidental y meridional. París, por ejemplo, activó la alerta roja por calor extremo, lo que llevó al cierre de escuelas y del último piso de la Torre Eiffel. Además, más de 2.200 centros escolares suspendieron actividades. En Países Bajos varias escuelas finalizaron las clases al mediodía ante previsiones de temperaturas que alcanzaron los 38 grados Celsius.
“El calor extremo se está volviendo más frecuente, más intenso. Es algo con lo que tenemos que aprender a convivir”, advirtió Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), al referirse al vínculo entre el cambio climático y el aumento de fenómenos extremos.

En España, el mes de junio fue el más cálido desde que existen registros. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) reportó una temperatura media de 23,6 ºC, superando incluso los promedios habituales de julio y agosto. En Portugal se alcanzó un récord de 46,6 ºC en la localidad de Mora, al este de Lisboa, según el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera.
En Cataluña, un niño de dos años murió tras permanecer horas dentro de un automóvil al sol en la localidad de Valls. La policía investiga el caso como una posible negligencia. En la misma región, un incendio forzó el confinamiento de unas 14.000 personas en la provincia de Lérida, donde se hallaron dos cuerpos calcinados.
Mientras tanto, Alemania, Austria, Suiza y Croacia también mantienen alertas activas. La climatóloga Samantha Burgess, del observatorio europeo Copernicus, declaró: “Este evento es inusual porque es extremo y ocurre muy temprano en la temporada estival. El cambio climático, sin duda, lo ha agravado”.
Los incendios y las temperaturas extremas han provocado un colapso parcial de los servicios y desplazamientos en múltiples puntos de Europa. Las autoridades recomiendan evitar la exposición al sol, hidratarse y seguir medidas de autoprotección.
(Con información de The Associated Press y AFP)