
Miles de tarántulas emergen en el suroeste de Estados Unidos: temporada de apareamiento sorprende a excursionistas y campistas
En los áridos paisajes del suroeste y oeste de Estados Unidos, un fenómeno natural tan fascinante como inquietante se despliega cada otoño: la temporada de apareamiento de las tarántulas.
Decenas de miles de estos arácnidos, de tamaño comparable a una pelota de béisbol y cubiertos de vello, abandonan sus madrigueras para cruzar caminos, parques y campamentos en busca de pareja. Según informó USA Today, este espectáculo, que puede provocar asombro o temor entre excursionistas y campistas, marca uno de los eventos más singulares de la vida silvestre en la región.

La temporada de apareamiento de las tarántulas se concentra en los meses de otoño, principalmente septiembre, octubre y noviembre, cuando las primeras lluvias de la estación y el aumento de la humedad despiertan a estos animales de su letargo estival.
Estos animales prefieren los climas secos y se distribuyen principalmente en estados como Arizona, California, Texas, Nuevo México, Nevada, Utah, Colorado, Oregón y Washington. También se han registrado especies en el sur de Florida, Oklahoma y Misuri.
En total, existen 29 especies descritas de tarántulas en Estados Unidos. Entre las más comunes se encuentran la tarántula rubia del desierto y la tarántula marrón de Texas, aunque este último estado alberga hasta 14 especies diferentes. En Arizona, destaca una variedad con un abdomen de color rojo intenso.
Durante la mayor parte del año, estos arácnidos permanecen ocultos en sus madrigueras subterráneas, lo que explica por qué rara vez se observan fuera de la temporada de apareamiento.
“Como la mayoría de los seres que habitan el desierto en verano, suelen ser nocturnos”, explicó Dan McCamish, científico ambiental de California State Parks, en entrevista con USA Today. “A menos que estés en plena noche, lo cual no recomiendo por seguridad, probablemente no los verás”.
Sin embargo, con la llegada del otoño y tras las primeras lluvias, los machos jóvenes emergen en masa al anochecer y durante la madrugada, cruzando grandes extensiones de terreno en busca de hembras. “Si tienes suerte, a veces puedes verlos en hordas cruzando las carreteras en ciertas épocas del año”, relató McCamish.
El ciclo vital de las tarántulas está marcado por notables diferencias entre machos y hembras. Las hembras, que pueden vivir entre 20 y 25 años, permanecen cerca de sus madrigueras, donde cazan, se alimentan y crecen.

Los machos, en cambio, tienen una existencia mucho más breve: tras pasar varios años (generalmente no más de cinco) creciendo y mudando de piel en sus refugios, alcanzan la madurez sexual y abandonan sus madrigueras en otoño para buscar pareja.
La búsqueda de una hembra es una carrera contrarreloj para los machos. Siguiendo rastros de feromonas en el aire, recorren largas distancias durante la noche. Si logran encontrar una hembra receptiva, el apareamiento se produce cerca de la madriguera de ella. Sin embargo, este encuentro suele ser el último acto de la vida del macho.
“La dura realidad es que, generalmente, después de reproducirse, el macho muere”, señaló McCamish. En ocasiones, la hembra incluso devora a su pareja, aunque esto depende de si ha comido recientemente o dispone de suficiente alimento.
Si el macho no encuentra pareja, puede intentar regresar a su madriguera y sobrevivir un año más, pero esto depende de su ciclo de muda. Si necesita mudar de piel nuevamente tras alcanzar la madurez sexual, es probable que no sobreviva, ya que no puede realizar otra muda en esa etapa. “Generalmente, una vez que el macho ha salido, si no logra aparearse durante la temporada, probablemente morirá de agotamiento”, añadió McCamish.