
La búsqueda de la longevidad es un interés científico creciente. Sin embargo, los detalles sobre el cómo y por qué envejece el cuerpo son interrogantes que aún se presentan como un desafío para la ciencia.
Se sabe que a medida que pasan los años, aumenta la probabilidad de padecer enfermedades como accidente cerebrovascular (ACV), demencia o depresión. En paralelo, los telómeros —estructuras que protegen los extremos de los cromosomas— tienden a reducirse por el envejecimiento o por la exposición a factores ambientales como el estrés crónico y la polución, lo que incrementa la vulnerabilidad del ADN a sufrir daños.
Científicos del Hospital General Brigham de Massachusetts (Mass General Brigham) de Estados Unidos, asociado a la Universidad de Harvard, investigaron la relación entre la longitud de los telómeros y el riesgo de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad.
El estudio, publicado esta semana en la revista científica Neurology, identificó que las personas con telómeros leucocitarios (LTL) más cortos presentan una mayor probabilidad de desarrollar trastornos neurológicos con el paso del tiempo.
Sin embargo, también descubrieron que un estilo de vida más saludable podría mitigar los riesgos asociados a la longitud de los telómeros.

El médico genetista Gabriel Ércoli, director médico de Gempre, Genómica y Medicina Preventiva de Precisión, explicó a Infobae: "Este hallazgo representa un paso importante para entender cómo envejece nuestro cerebro. Los telómeros son estructuras que protegen el ADN en nuestras células y se van acortando naturalmente con el paso del tiempo, lo cual se considera un indicador del envejecimiento biológico".
El médico afirmó que lo interesante del estudio es que muestra que las personas con telómeros más cortos tienen un riesgo algo mayor de desarrollar enfermedades como el accidente cerebrovascular, la demencia o la depresión en la vejez. “No significa que los telómeros cortos causen estas enfermedades directamente, pero sí parecen actuar como una señal de alerta del estado general del organismo".
Y completó: “Lo más alentador es que este riesgo es modificable. El mismo estudio demuestra que llevar una vida saludable puede reducir ese riesgo, aunque la persona tenga telómeros cortos. Es decir, el estilo de vida puede tener un efecto protector real sobre el cerebro. Esto resalta la importancia de cuidar nuestra salud desde temprano, incluso cuando hablamos de procesos que tradicionalmente asociamos con la edad avanzada", agregó el especialista, quien es director médico de Gempre, Genómica y Medicina Preventiva de Precisión.

El análisis incluyó a más de 356.000 personas del Biobanco del Reino Unido, con una edad promedio de 56 años, cuyos telómeros fueron evaluados según la Escala de Cuidado Cerebral McCance (BCS), que considera factores como la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre, el colesterol, los hábitos de vida y los aspectos socioemocionales que influyen en los perfiles de factores de riesgo a lo largo de un período de seguimiento de siete años.
Quienes presentaban telómeros más cortos registraron una mayor incidencia de enfermedades neurológicas: 5,82 casos por cada 1.000 personas-año, en comparación con 3,92 entre aquellos con telómeros más largos.
Tras ajustar por variables como edad, hipertensión y tabaquismo, el estudio determinó que los telómeros cortos se asocian a un 11% más de riesgo de desarrollar al menos uno de estos trastornos.

El equipo de investigadores también analizó los hábitos de vida de los participantes con una herramienta llamada Brain Care Score (BCS), que evalúa factores como dieta, sueño, ejercicio, presión arterial, colesterol y salud emocional.
Los científicos encontraron que las personas con telómeros cortos pero que llevaban un estilo de vida saludable no presentaban un mayor riesgo de sufrir estas enfermedades.
“Estos resultados indican que es posible proteger nuestro cerebro del envejecimiento acelerado cuidando nuestros hábitos, incluso si ya existen signos biológicos de deterioro", explicó el doctor Christopher D. Anderson, autor del estudio y neurólogo en Harvard Medical School.
Por otro lado, la autora principal, Tamara Kimball, del Centro de Neurotecnología y Neurorrecuperación del Hospital General de Massachusetts, miembro fundador del sistema de salud Mass General Brigham, afirmó: “Reducir factores de riesgo como el peso y el consumo de alcohol, así como dormir más y hacer ejercicio, puede ayudar a revertir el riesgo de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad, incluso en personas que ya muestran signos de envejecimiento biológico”. Y completó: “En resumen, nunca es tarde para empezar a cuidar mejor el cerebro”.

Si bien el estudio no establece una relación causal entre la reducción de los telómeros y las enfermedades cerebrales, sí evidencia una asociación entre el envejecimiento celular y un mayor riesgo neurológico. Además, subraya que la adopción de hábitos saludables podría mitigar parte del impacto del deterioro biológico.
Entre las limitaciones señaladas, se destaca que la muestra analizada incluyó únicamente personas de ascendencia europea, lo que plantea la necesidad de nuevos estudios que evalúen si estos hallazgos son extrapolables a otras poblaciones.

“Los datos del estudio y otras investigaciones coinciden en que los hábitos saludables tienen un impacto profundo en la salud cerebral, y también pueden influir positivamente sobre la longitud de los telómeros”, dijo el doctor Ércoli. Algunos de los más importantes son, según el experto:
- Hacer actividad física regularmente: el ejercicio, sobre todo el aeróbico, como caminar, nadar o andar en bicicleta, mejora la circulación, reduce la inflamación y estimula funciones en áreas fundamentales del cerebro.
- Alimentarse bien: seguir una dieta basada en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y aceite de oliva (como la dieta mediterránea) está vinculado a menor deterioro cognitivo.
- Dormir entre 7 y 8 horas por noche: el sueño es fundamental para que el cerebro se repare y funcione correctamente.
- Reducir el estrés: el estrés sostenido acelera el envejecimiento celular. Técnicas de relajación, meditación o simplemente tener momentos de disfrute y conexión social ayudan a contrarrestarlo.
- No fumar y evitar el consumo excesivo de alcohol: ambos son factores que dañan tanto el sistema nervioso como los telómeros.
- Mantenerse mentalmente activo y socialmente conectado: leer, aprender cosas nuevas, conversar, participar en actividades grupales o creativas estimulan al cerebro y fortalece la reserva cognitiva.

“Esta investigación nos dice que podemos actuar sobre muchos factores que protegen nuestro cerebro y nuestra salud a largo plazo. Nuestro estilo de vida y lo que elegimos hacer cada día, incluidos cómo comemos, nos movemos, descansamos y nos relacionamos, tienen un impacto real en la forma como llegamos a la vejez", finalizó el doctor Ércoli.