Insomnio: la causa podría estar en el intestino

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El microbioma intestinal cumple unEl microbioma intestinal cumple un rol en la regulación del sueño, según estudios recientes (Freepik)

Los microbios intestinales pueden ser uno de los factores que afectan la calidad del sueño. Así lo indicó un reciente estudio en China, según el que los hábitos de sueño y la composición del microbioma intestinal están mucho más conectados de lo que se creía.

Estos hallazgos impulsan nuevas líneas de investigación sobre el insomnio, trastorno que afecta entre un 10 y un 20% de los adultos a nivel mundial, según especialistas del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) consultadas por Infobae.

La microbiota se compone deLa microbiota se compone de billones de microorganismos que habitan en el intestino (Imagen Ilustrativa Infobae)

La relación entre el intestino y el cerebro se convirtió en foco de la ciencia internacional. Hoy se sabe que el microbioma intestinal, integrado por billones de microorganismos, influye sobre diversas funciones fisiológicas y mentales, y la calidad del sueño forma parte de ese entramado.

De acuerdo a la médica clínica especialista en Gastroenterología y Endoscopía del Hospital de Clínicas Jesica Andruetto (MN 146.855), “en los últimos años la investigación en neurociencia y microbiología puso de relieve la estrecha comunicación entre el intestino y el cerebro, conocida como eje intestino-cerebro”.

Este conjunto de microbios regula la producción de metabolitos, participa en la modulación del sistema inmune y se comunica directamente con el sistema nervioso central. Dichos mecanismos vinculan a la microbiota intestinal no solo con el insomnio, sino también con cuadros depresivos y alteraciones de la conducta.

Investigadores chinos identificaron 41 gruposInvestigadores chinos identificaron 41 grupos bacterianos vinculados con el insomnio (Imagen Ilustrativa Infobae)

La publicación científica documentó que el grupo liderado por el doctor Shi Shangyun en el Hospital Cerebral Afiliado a la Universidad Médica de Nanjing investigó por primera vez si el vínculo entre el microbioma y el insomnio es causal y no sólo estadístico.

La investigación involucró análisis genéticos de más de 387.000 personas con insomnio y datos de microbioma de 26.500 voluntarios europeos. Los investigadores utilizaron un análisis de aleatorización mendeliana para detectar relaciones de causa y efecto entre genes vinculados al insomnio y la presencia de bacterias intestinales.

El resultado identificó a 41 tipos de bacterias intestinales que podrían ejercer efectos sobre el insomnio en ambos sentidos. 14 grupos bacterianos se asociaron con mayor probabilidad de insomnio y ocho, con menor probabilidad. Además, el insomnio se vinculó a una reducción de entre el 43 y el 79% en siete grupos de bacterias y al aumento de otras 12. Entre las halladas, destaca la bacteria Odoribacter, que mostró una vinculación relevante con el riesgo de insomnio.

“A partir de estos resultados, el microbioma intestinal se empieza a considerar también como biomarcador y futuro objetivo terapéutico para el tratamiento del insomnio”, explicaron los expertos. Según señaló Shangyun, un próximo paso sería evaluar estrategias individualizadas basadas en microbiota para mejorar el descanso, desde probióticos y prebióticos hasta trasplantes de microbiota fecal.

El insomnio afecta hasta aEl insomnio afecta hasta a uno de cada cinco adultos a nivel global (Imagen ilustrativa Infobae)

Para la médica clínica Ana Carolina Garrafa (MN 185.493), residente de tercer año de Gastroenterología del Hospital de Clínicas y miembro del equipo de Transplante de Microbiota Fecal, comprender la relación entre flora intestinal y sueño requiere observar tanto los factores genéticos como los hábitos.

El insomnio no sólo impacta en el ánimo y la salud física, sino que puede cambiar el equilibrio bacteriano: “La microbiota intestinal puede influir en el sueño mediante la producción de metabolitos, la modulación del sistema inmunitario y la interacción con el sistema nervioso central. Estos mecanismos la vinculan con el insomnio y con otros trastornos mentales”, señaló Garrafa. Entre las bacterias de acción protectora se destaca Faecalibacterium, que produce butirato, un compuesto antiinflamatorio: “Las personas con insomnio suelen presentar menor cantidad de Faecalibacterium, y esa escasez favorece un entorno más inflamatorio que, a su vez, se asocia a peor calidad del descanso”.

Los probióticos pueden contribuir aLos probióticos pueden contribuir a modular la microbiota y favorecer el descanso (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los hábitos alimentarios figuran como uno de los moduladores principales de la salud bacteriana. “La alimentación influye de manera directa en la composición y la actividad de la microbiota intestinal”, remarcó Andruetto. Y sumó: “Los alimentos ricos en fibra, los fermentados o los que contienen bacterias vivas ayudan al crecimiento de microorganismos beneficiosos”.

Los probióticos incluyen cepas como Lactobacillus y Bifidobacterium. Según Garrafa, estos “pueden modular la microbiota y, de acuerdo con estudios experimentales, mejorar la respuesta al estrés y la percepción de la calidad del sueño”. Los prebióticos, en cambio, son fibras que sirven de alimento a las bacterias protectoras —como la insulina de la achicoria, el ajo o la cebolla— y estimulan la generación de compuestos vinculados con el descanso.

Experimentos en modelos animales demostraron que ciertas cepas aumentan la diversidad microbiana y modifican la expresión de receptores cerebrales de GABA, neurotransmisor clave para dormir. Aunque estos hallazgos aún esperan confirmación en humanos, “una dieta que aumente la diversidad microbiana podría colaborar indirectamente a mejorar el estado de ánimo y el descanso nocturno”, destacó Andruetto.

El estrés y los cambiosEl estrés y los cambios en el ritmo circadiano también alteran la flora intestinal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Existen múltiples factores que modifican la relación entre microbioma e insomnio. Los ritmos circadianos, que organizan los ciclos de sueño y otros procesos fisiológicos, marcan la actividad bacteriana intestinal. Garrafa advirtió: “Cuando se alteran los horarios, la luz o los patrones de comida, todo ese sistema pierde sincronía y afecta tanto la diversidad microbiana como la producción de compuestos clave para dormir bien”. También el estrés psicológico, la falta de ejercicio, el uso de antibióticos o antiácidos y enfermedades inflamatorias pueden alterar la flora bacteriana y, de modo indirecto, la calidad del descanso.

El vínculo entre ánimo, estrés y microbiota se explica a nivel hormonal. “Cuando una persona atraviesa una situación de estrés, se activa el eje hipotálamo–hipófisis–adrenal, que incrementa la liberación de cortisol. Esto modifica la motilidad intestinal, la secreción de moco y la permeabilidad de la barrera intestinal. Como consecuencia, disminuyen las bacterias buenas y aumentan otras especies proinflamatorias”, puntualizó Andruetto. Esa disbiosis potencia la inflamación y afecta la producción de neurotransmisores esenciales para el ánimo y el sueño. Así, “el mal descanso potencia la respuesta al estrés y el estrés crónico deteriora tanto la microbiota como la calidad del sueño”, resumió Garrafa.

El consumo elevado de ultraprocesados,El consumo elevado de ultraprocesados, azúcar y alcohol impacta negativamente en el descanso y la microbiota (Freepik)

Consultada sobre qué acciones pueden llevar adelante las personas para proteger el equilibrio bacteriano, Garrafa resumió: “La alimentación tiene un rol fundamental en la salud intestinal y en la calidad del sueño. Una dieta rica en fibra presente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales— favorece el desarrollo de bacterias beneficiosas, que producen ácidos grasos de cadena corta: estas sustancias ayudan a regular la inflamación y participan en la producción de neurotransmisores vinculados con el descanso”.

Además, Andruetto sugirió sumar alimentos fermentados como yogur, kéfir, chucrut, kimchi o miso, asociados a menor ansiedad y mejor calidad de sueño.

Disminuir ultraprocesados, azúcares refinados, bebidas con cafeína y alcohol ayuda a preservar la flora bacteriana y favorece el descanso nocturno. El estilo de vida resulta igualmente central: “La actividad física regular, mantener horarios estables para dormir y crear un ambiente propicio para el sueño ayudan a reforzar los ritmos circadianos”, indicó Andruetto. El manejo del estrés mediante técnicas como la meditación, la respiración consciente o la terapia cognitivo conductual también aporta en casos de insomnio, complementó Garrafa.

Las intervenciones individuales en elLas intervenciones individuales en el microbioma podrían convertirse en una estrategia personalizada para tratar el insomnio

En Argentina, el Hospital de Clínicas de la UBA implementa estrategias innovadoras para restaurar el equilibrio bacteriano en pacientes con patologías digestivas severas. El primer Banco de Microbiota del país, activo en esta institución, lleva adelante trasplantes de microbiota fecal. “Este procedimiento consiste en transferir microbiota de donantes sanos a pacientes donde los tratamientos convencionales no funcionaron. Logramos mejoras importantes en la salud intestinal y en la evolución clínica de los pacientes”, comentó Garrafa. El equipo del Hospital de Clínicas participa de redes interdisciplinarias y colabora en capacitación continua sobre terapias de vanguardia.

El futuro de la investigación apunta a personalizar cada vez más las estrategias médicas, integrando el análisis del microbioma como biomarcador diagnóstico y terapéutico.

Y si bien el equipo chino recomienda profundizar los estudios antes de incorporar intervenciones dirigidas al intestino como estándar para el insomnio, los especialistas coinciden en que estos avances abren nuevas posibilidades para abordar el insomnio desde una perspectiva innovadora y multidisciplinaria.

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