Israel atacó posiciones sirias en Suweida tras los choques entre drusos y beduinos

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Imagen de archivo de unImagen de archivo de un caza israelí F-15 despegando durante un ejercicio conjunto con las fuerzas de EEUU en la base aérea de Ovda, Israel. 16 mayo 2017 (REUTERS/Amir Cohen)

Israel lanzó ataques aéreos este lunes contra el ejército sirio en la provincia de Suweida, en el sur del país. El objetivo, según explicó el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, fue disuadir el avance de fuerzas gubernamentales hacia zonas habitadas por la minoría drusa. “No permitiremos daño a los drusos en Siria”, declaró Katz, en una postura que refuerza el interés estratégico de Israel en ese territorio fronterizo.

El conflicto se desató tras una serie de secuestros entre clanes beduinos y grupos armados drusos. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, el incidente inicial habría ocurrido cuando miembros de una tribu beduina establecieron un retén ilegal y secuestraron a un joven druso, vendedor de verduras. Las represalias llegaron pronto: emboscadas, enfrentamientos armados y ataques cruzados profundizaron las tensiones comunitarias.

Los balances de víctimas varían, pero todos coinciden en la magnitud del estallido. El Ministerio del Interior de Siria informó que más de 30 personas murieron y cerca de un centenar resultaron heridas. El observatorio elevó esa cifra a 89 muertos, incluidos dos niños, dos mujeres y 14 miembros de las fuerzas de seguridad.

Las autoridades sirias enviaron refuerzos a la provincia para intentar frenar la violencia, pero según testimonios recogidos por observadores independientes, algunos sectores del ejército sirio actuaron en coordinación con las tribus beduinas. Cuatro miembros de las fuerzas de seguridad murieron este lunes en enfrentamientos con hombres armados no identificados.

FOTO DE ARCHIVO. Miembros deFOTO DE ARCHIVO. Miembros de las fuerzas de seguridad sirias patrullan tras ser desplegados en el pueblo de Al-Soura al-Kubra, tras los enfrentamientos entre militantes islamistas suníes y combatientes drusos, en la provincia de Sweida, Siria. 2 de mayo de 2025 (REUTERS/Karam Al-Masri)

Desde Tel Aviv, la acción militar fue presentada como una medida preventiva. Israel considera a los drusos una comunidad aliada. Muchos de ellos viven también en territorio israelí, particularmente en los Altos del Golán, zona ocupada a Siria en 1967 y anexionada en 1981. La protección de esa minoría ha sido utilizada por Israel en otras ocasiones como justificación para intervenir en el conflicto sirio.

La situación en Suweida se agrava dentro de un contexto más amplio: el colapso del régimen de Bashar al Assad, en diciembre de 2024, dejó al país sumido en una etapa de transición incierta. El nuevo presidente interino, Ahmed al Sharaa —ex líder del grupo islamista Hayat Tahrir al Sham— prometió estabilizar el país, pero los brotes de violencia sectaria no han cesado. En varias regiones, como en los suburbios de Damasco o en la propia Suweida, los enfrentamientos vinculados al nuevo poder han sido constantes.

Líderes comunitarios drusos, como el jeque Hikmat Al-Hijri, han denunciado públicamente el rol de las fuerzas de seguridad sirias en los ataques recientes. Su consejo pidió protección internacional y acusó a las autoridades de apoyar a “bandas takfiri”, término que alude a milicianos suníes extremistas.

El Ministerio de Exteriores de Siria condenó el ataque israelí y aseguró que seguirá protegiendo a la comunidad drusa. También denunció el caos provocado por “grupos armados fuera de la ley” y exigió a los países extranjeros que respeten la soberanía siria. La enviada adjunta de la ONU para Siria, Najat Rochdi, expresó su “profunda preocupación” por el deterioro de la situación y llamó a “proteger a los civiles, restaurar la calma y prevenir la incitación”.

La provincia de Suweida, mayoritariamente drusa, ha sido históricamente una zona con fuerte identidad local. En febrero, líderes comunitarios crearon el Suweida Military Council, con el fin de defender el territorio frente a injerencias externas, tanto del gobierno central como de otros grupos armados. La reciente oleada de violencia parece poner a prueba la autonomía de ese cuerpo y reabre el debate sobre la fragmentación territorial en el nuevo mapa sirio.

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