Bruce Springsteen y Jon Landau compartieron escenario en el Festival de Cine de Telluride con los actores Jeremy Allen White y Jeremy Strong, encargados de retratarlos en la gran pantalla.
El estreno de Deliver Me From Nowhere se convirtió en uno de los acontecimientos principales del evento, con la presencia simultánea de los protagonistas reales y sus representantes cinematográficos. La reacción del público fue ensordecedora y marcó un hito para el festival, según relató Vanity Fair.
La cinta, dirigida por Scott Cooper, se aparta de los biopics clásicos y plantea una narrativa enfocada en los años de grabación del álbum Nebraska (1982).

Springsteen reveló, durante la sesión de preguntas y respuestas, que accedió a participar porque el filme se concentra en un fragmento clave de su historia personal. Con humor agregó que, a su edad, ya no le preocupa lo que digan que hace, provocando risas en la sala.
Desde el inicio, la colaboración fue estrecha y directa. Tanto Springsteen como Landau guiaron a White y Strong, les compartieron detalles íntimos y los acompañaron durante el rodaje.
White relató su primer encuentro con Springsteen en un estadio vacío de Wembley; tras una prueba de sonido, conversaron en el centro del escenario y, gracias a la cercanía del músico, la charla fluyó con naturalidad pese al nerviosismo inicial.

Strong, por su parte, conoció a ambos en Dinamarca y definió como clave el haber presenciado el ritual que Springsteen y Landau realizan antes de cada concierto: “Se toman de los hombros y juntan las cabezas, como una bendición”.
La relación entre Springsteen y Landau funciona como eje del largometraje y muestra una conexión profunda, casi fraternal. White reconoció que, al indagar con Springsteen sobre su infancia, comprendió el rol de Landau como referente paternal. “Son como hermanos, pero Jon también fue esa figura de guía”, explicó en entrevista con Vanity Fair. Los actores trasladaron esa complicidad a sus interpretaciones.

Interpretar a personas vivas, presentes en el rodaje, impuso un reto extra para White y Strong. “La clave fue la comodidad —explicó Strong—. Bruce fue muy abierto y nos dio acceso total a su mundo”. White destacó que Springsteen “siempre está presente para la gente”, algo que facilitó la dinámica en el set.
Ambos actores tuvieron conversaciones profundas con Springsteen sobre sus momentos más complejos, incluyendo episodios de pánico y el desafío de mantenerse presente en su propia vida.
Strong encontró inspiración en un ensayo de Landau sobre la pasión y el compromiso: “Sin pasión, no hay compromiso. Sin compromiso, no hay energía, ni intensidad, ni honestidad”.

Esa misma búsqueda de sentido unió a Landau con Springsteen y también a los actores con sus papeles. La química entre White y Strong se dio de manera natural: “Nos apoyamos mucho el uno al otro”, confesó White, mientras Strong destacó la entrega total de ambos.
Actuar frente a los originales resultó intimidante en ocasiones. Strong pidió espacio al comienzo para solidificar su personaje antes de exponerse ante Landau y Springsteen. White, al rodar las escenas musicales, recibió de Springsteen un comentario clave: “Suenas como yo, pero haces la canción tuya”. Esa consigna marcó el tono de la interpretación y consolidó el enfoque de autenticidad.
La producción de Deliver Me From Nowhere se convirtió en un ejercicio de autenticidad, impulsado por la generosidad de los protagonistas reales y la entrega de los actores. El resultado es una película que apuesta por lo genuino y logra conectar desde la emoción.