“Hoy vivo una versión del éxito más lenta, más arraigada y mucho más espiritual de lo que la industria suele recompensar”, afirmó la actriz y cantante estadounidense JoJo, en una entrevista exclusiva para Paper Magazine, quien continúa reescribiendo su carrera lejos de los patrones impuestos por la fama juvenil.
A los 13 años, JoJo —nombre artístico de Joanna Noëlle Levesque— se convirtió en la solista más joven en encabezar las listas de Billboard. Pero dos décadas después, su vida y su arte tomaron una nueva dirección marcada por el autoconocimiento, la salud y una pasión renovada hacia la música y la interpretación. Es por ello que actualmente transita un momento de reinversión que tiene a Broadway como epicentro.

Alejada del ritmo frenético que durante años definió su vida, la cantautora opta por el equilibrio. Ahora sus mañanas incluyen actividad física, exposiciones a la luz del sol, canto en la calle y tiempos de lectura. Además, admitió con humor que estuvo intentando terminar un libro desde hace meses.
A todo esto suma su proceso de certificación como instructora de yoga, disciplina que integró a su rutina y que complementa su desarrollo musical. “Hay muchas cosas que me interesan y que tienen que ver con desarrollar otros lados de mí”, señaló.
Desde pequeña, se vio inmersa en la exigencia de la industria, pero actualmente recalca que su transformación no responde a estrategias de marketing ni a una búsqueda forzada de reinvención, sino a una necesidad genuina de vida consciente y plena. Este cambio responde al deseo de equilibrar sus pasiones y cuidar su bienestar emocional.
La nostalgia persigue el nombre de JoJo, sobre todo para quienes crecieron en los años 2000. Sin embargo, la artista evita anclarse a ese pasado y señaló: “Estoy realmente apegada al movimiento hacia adelante. No paso mucho tiempo pensando en lo que fue hace 20 años”.
También, reconoció que la fama precoz dejó marcas profundas. “Es una variable peligrosa para introducir en un niño. Inclina tu percepción de ti mismo y del mundo”, reflexionó. Su visión se nutre del trabajo del doctor Gabor Maté, centrado en el impacto de la adulación y la exposición pública sobre el desarrollo emocional.
En sus memorias, publicadas en septiembre pasado, relató sin reservas su paso por la fama prematura, la batalla contra la adicción y el largo camino para recuperar su voz e identidad: “Cuando escribí (Over the Influence), sentí que era un cierre. Como ponerle un lazo a algo que fue una experiencia realmente confusa durante mucho tiempo”.
Si bien reconoció que algunas personas logran gestionar la fama infantil, para ella fue un proceso difícil que exigió años de introspección y trabajo personal.

El debut de JoJo en Broadway, como protagonista de Moulin Rouge!, implicó un cambio de paradigma en su carrera. A propósito de ello, expresó: “No me había dado cuenta de lo sola que me sentía siendo una artista solista desde tan joven”.
Sobre el trabajo colaborativo en el escenario, compartió: “El teatro se convirtió en un deporte de equipo que nunca supe que necesitaba. Me dio la oportunidad de ser afilada por los artistas que me rodeaban”.
De este modo, se entrega a la intensidad y disciplina de Broadway, enfrentando hasta ocho funciones semanales y encontrando satisfacción en el esfuerzo grupal: “Aprendí que soy intensa. Me gusta trabajar duro”.
La artista envuelve su presente en una obsesión por la salud vocal y la disciplina artística. “Uso mi voz todos los días. Trato de tomar decisiones saludables en la forma en que hablo, en el calentamiento y el enfriamiento”, indicó. Mientras que agregó: “Quiero usar este don y saber lo que hago con él, y usarlo durante el mayor tiempo posible”.
“Me considero una cantante para cantantes. Me entusiasma todo esto”, confesó, mencionando que incluso disfruta analizar técnica vocal en YouTube. Con el tiempo, aprendió a valorar estilos interpretativos que antes no apreciaba, como el de Diana Ross: “A medida que he crecido, aprecio incluso a personas que no valoraba tanto cuando era más joven. Todos tienen su propia cosa única”.

Aunque en el diálogo con Paper Magazine reconoció el poder de la nostalgia y las influencias de Usher, Mariah Carey, Whitney Houston y Celine Dion, su enfoque actual está puesto en el presente y el futuro. “Quizás es mi parte sagitariana. Sigo buscando”, comentó.
Asimismo, luego de emanciparse de su sello discográfico, eligió avanzar a su propio ritmo. En su EP trying not to think about it, abordó la salud mental y la autorregulación emocional. “Estoy en un lugar donde solo busco lo que me hace sentir viva. Porque hacer cosas solo porque creemos que debemos, esa no es la vibra”, explicó.
También observa con interés cómo las nuevas generaciones de artistas surgen en TikTok y celebra la originalidad y diversidad de estilos que proliferan en la plataforma. Con especto a esto, señaló: “Ahora, tal vez todos estén en TikTok. Ahí es donde veo mucho buen canto”.

Sin prisa por publicar nuevos proyectos ni satisfacer expectativas ajenas, la intérprete resumió su momento actual con madurez: “No me apresuro a sacar nada nuevo. No puedes complacer a todos. Al final del día, solo tú vives con tus elecciones”.
“Me considero en evolución y un trabajo en progreso”, concluyó JoJo, cuya historia resuena con una generación que privilegia el bienestar, la autoaceptación y la genuinidad sobre los logros externos.