
La WNBA enfrenta una situación preocupante tras repetirse incidentes en los que fanáticos arrojan objetos sexuales a la cancha durante partidos oficiales. El episodio más reciente ocurrió cuando un juguete sexual fue lanzado desde la tribuna durante el juego entre Indiana Fever y Los Ángeles Sparks, disputado el martes 5 de agosto por la noche en el Crypto.com Arena. El objeto aterrizó cerca de la jugadora Sophie Cunningham, a poco más de dos minutos para el final del segundo cuarto, y la reacción de las atletas y el cuerpo técnico no tardó en trascender.
La escena provocó sorpresa en la propia Cunningham, quien saltó hacia atrás para evitar el contacto, mientras Kelsey Plum intervino y devolvió el objeto a las tribunas con una patada. El suceso fue minimizado en la cancha, donde las deportistas y árbitros optaron por seguir el juego sin otorgarle mayor atención en ese momento. Sin embargo, la reiteración de hechos similares ha encendido el debate sobre la seguridad en los estadios y el nivel de respeto hacia el deporte y sus protagonistas.
Fuentes como CBS News y CBSSports.com detallan que Cunningham, ante eventos previos de este tipo, ya se había mostrado crítica en sus redes sociales. Posterior al incidente de Los Ángeles, la jugadora se acercó al banco rival y lo comentó entre risas, en una reacción que buscó restarle dramatismo al acto, pero que no ocultó el trasfondo de preocupación y hartazgo que comparten varias figuras de la liga.

El partido entre Indiana Fever y Sparks no ha sido un caso aislado. Publicaciones y reportes en redes sociales, citados también por CBS News, registran incidentes similares en canchas de Phoenix y Nueva York. En ambos casos, aficionados arrojaron objetos de este tipo, aunque ninguno de ellos alcanzó el parquet; uno de estos episodios ocurrió en el Barclays Center, donde el artículo aterrizó cerca de un menor.
El fenómeno se propagó recientemente a otros escenarios de la WNBA. Hace una semana, durante el último cuarto del encuentro entre Atlanta Dream y Golden State Valkyries jugado en College Park, Georgia, otro fanático arrojó un objeto sexual desde las gradas. La reacción de la organización fue inmediata: el responsable fue arrestado, expulsado de la arena y enfrenta una prohibición mínima de un año para ingresar a partidos de la liga. Esta acción se enmarca en el endurecimiento de medidas disciplinarias que buscan proteger la seguridad de jugadoras y asistentes.
En Chicago, durante otro juego de Golden State frente a Chicago Sky, las cámaras captaron un nuevo incidente tras la interrupción de una jugada, cuando un juguete sexual apareció bajo uno de los aros. Un árbitro retiró el objeto con el pie y este fue recogido por el personal antes de reanudar la acción. De acuerdo con CBS News, no se ha confirmado si hubo arresto en esta oportunidad.
La reiteración de estos actos desencadenó declaraciones firmes de jugadores y entrenadores, que cuestionan la seguridad en los estadios y la seriedad de las sanciones impuestas. Lynne Roberts, entrenadora de Los Ángeles Sparks, expresó su repudio: “Me parece ridículo, es peligroso y la seguridad de las jugadoras debe ser la prioridad. Es fundamental respetar el juego”.
La propia Kelsey Plum, involucrada en el incidente de Los Ángeles, elogió la actitud de ambas plantillas y de los árbitros por seguir adelante sin distraerse, destacando que ignoraron el hecho y mantuvieron el desarrollo del partido. Sophie Cunningham, aunque rió para descomprimir el episodio, ya había manifestado inquietud en redes sobre la multiplicación de estos sucesos.
Elizabeth Williams, pívot de Chicago Sky, habló con CBSSports.com y calificó los hechos como “super irrespetuosos”, reclamando madurez a quienes los protagonizan. Cecilia Zandalasini, jugadora de Golden State Valkyries, consideró que la situación fue peligrosa y sorprendente: después de procesar lo ocurrido, solo pudieron tomarlo con humor para continuar con el enfrentamiento sin perder la concentración.
Desde la vereda de New York Liberty, Isabelle Harrison se sumó a las críticas apelando desde sus redes sociales a la responsabilidad de los empleados de seguridad en las arenas. Su mensaje, dirigido a los encargados de vigilancia, subrayó la gravedad de arrojar cualquier objeto a la pista y el riesgo que implica para atletas, árbitros y asistentes.

La postura institucional de la WNBA fue clara y rotunda luego de la reiteración de estos incidentes. Mediante un comunicado citado por CBS News, la liga remarcó que la seguridad y el bienestar de todos los presentes en sus arenas constituyen una prioridad absoluta. La directiva advirtió que cualquiera que arroje objetos a la cancha será expulsado de inmediato y afrontará una prohibición mínima de un año, quedando además sujeto a posibles arrestos y procesos judiciales por parte de las autoridades locales.
El pronunciamiento oficial busca reforzar las normas de seguridad ya vigentes, estableciendo una política de tolerancia cero ante acciones que puedan poner en peligro a los partícipes y deteriorar la imagen del espectáculo deportivo.
Los hechos han impulsado un debate interno sobre los mecanismos preventivos y la capacidad de respuesta de los recintos deportivos frente al accionar de algunos espectadores. Mientras tanto, las jugadoras y los equipos insisten en reclamar mayor presencia de seguridad y medidas preventivas que eviten la reiteración de incidentes similares.