La acidificación de los océanos: por qué este cambio silencioso amenaza la vida marina del planeta

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El dióxido de carbono noEl dióxido de carbono no solo calienta la atmósfera, también altera la química del océano, lo que amenaza a la biodiversidad marina (Imagen Ilustrativa Infobae)

El aumento del dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera no solo calienta el planeta, también altera de forma profunda la química de los océanos.

Esta transformación, conocida como acidificación oceánica, ya genera efectos visibles en la biodiversidad marina y podría poner en peligro la supervivencia de los arrecifes de coral, considerados uno de los ecosistemas más diversos y valiosos del mundo.

Un nuevo estudio liderado por la Universidad de Hawái en Mānoa advirtió que los niveles de acidificación en las aguas que rodean al archipiélago hawaiano alcanzarán valores sin precedentes en las próximas tres décadas.

Esta proyección científica, publicada en el Journal of Geophysical Research: Oceans, alerta sobre un cambio abrupto que podría superar las capacidades naturales de adaptación de los corales y otras especies marinas.

La acidificación oceánica, según explicó el geólogo Federico Ignacio Isla, investigador del CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) en diálogo con Infobae, “es la disminución del pH oceánico producto de cambios en su composición. Puede ser por causas naturales, lo que condujo a alguna de las cinco extinciones masivas que tuvo el planeta (que ocurrieron cuando más del 70% de las especies desaparecieron). Actualmente, la acidificación está aumentando por el aumento del CO₂, producto de actividades humanas”.

La acidificación oceánica reduce elLa acidificación oceánica reduce el pH del agua, debilitando estructuras calcáreas de especies como corales, caracoles y almejas (REUTERS/Lucas Jackson)

Esto ocurre como resultado de una mayor concentración de CO₂ atmosférico, que se disuelve en el océano. El fenómeno altera la disponibilidad de carbonato, un componente esencial para que muchos organismos marinos, como los corales, las almejas y los caracoles, puedan formar y mantener sus esqueletos o conchas. La consecuencia es una debilitación de las estructuras calcáreas y, en muchos casos, la imposibilidad de sostener su crecimiento o reproducción.

El estudio de Hawái, dirigido por la oceanógrafa Lucia Hošeková, mostró que “se proyecta un aumento significativo de la acidificación oceánica en las aguas superficiales alrededor de las principales islas hawaianas, incluso si las emisiones de carbono se estancan a mediados de siglo en el escenario de bajas emisiones”, según afirmó la experta en un comunicado.

Esta proyección implica que los arrecifes estarán expuestos a condiciones químicas que no enfrentaron “en muchos miles de años”, lo que podría alterar su estructura y funcionalidad de forma drástica.

El impacto no será uniforme. Según los resultados del modelo, las costas expuestas al viento predominante experimentarán mayores niveles de lo que los científicos llaman “novedad”, es decir, una desviación marcada respecto a las condiciones históricas.

La acidificación del océano puedeLa acidificación del océano puede provocar cambios irreversibles, afectando la estructura y función de ecosistemas coralinos (REUTERS/Napat Wesshasartar)

El profesor Brian Powell, también miembro del equipo, destacó: “Los resultados muestran las posibles condiciones de acidificación que podrían experimentar los corales. Sin embargo, la gravedad de estas condiciones varía según el escenario climático global. En el mejor de los casos, los corales se verán afectados, pero podría ser manejable. Por eso, continuamos con nuevas investigaciones para examinar los efectos combinados del estrés sobre los corales”.

La acidificación, según Isla, “afecta a organismos sésiles (que no se mueven) y que no pueden vivir en estas condiciones o con cambios rápidos (temperatura, salinidad, pH, turbidez)”. Aunque existen indicios de que algunos corales pueden aclimatarse a aguas más ácidas, los especialistas advierten que esta resiliencia natural es limitada.

Las consecuencias también llegan a la Argentina. Incluso en ecosistemas distintos, como el mar Argentino, el experto indicó que los corales de aguas frías, que sobrevivieron glaciaciones con más frío y un nivel del mar más bajo, ahora enfrentan nuevas amenazas por actividades humanas durante el actual interglacial.

Y agregó: “Hay otras especies que pueden ser impactadas. El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) de Mar del Plata ha realizado muestreos de centollas hembras a diferentes latitudes para analizar si hay diferencias en la calcificación de sus partes. En las costas de la Provincia de Buenos Aires existen organismos que podrían ser afectados por la acidificación”.

El estrés térmico por aumentoEl estrés térmico por aumento de temperatura y radiación desencadena el blanqueamiento, dejando a los corales sin sus algas (REUTERS/Napat Wesshasartar)

La ONG Fundación de la Gran Barrera de Coral explica este proceso de la siguiente manera: “El blanqueamiento de los corales generalmente se desencadena por el estrés térmico causado por el aumento de la temperatura del agua y la radiación ultravioleta, pero puede ocurrir debido a otros factores, como cambios en la calidad del agua”.

Ante situaciones de estrés, los corales tienden a expulsar las algas microscópicas que alojan en sus tejidos. Esto hace que se tornen transparentes y dejen expuesto el esqueleto blanco del coral, lo que se denomina blanqueamiento. Aunque este estado no implica la muerte inmediata del organismo, se indicó que aumenta su riesgo de sufrir inanición y enfermedades.

Desde la fundación declaran que “el aumento de las temperaturas del océano provocado por el cambio climático es la causa principal del blanqueamiento de los corales”.

La preocupación por el futuro de los arrecifes no se limita a Hawái. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicó en noviembre de 2024 una actualización de su Lista Roja de Especies Amenazadas, en la que se evaluó a 892 especies de corales constructores de arrecifes. El resultado fue contundente: el 44% está en riesgo de extinción.

Las amenazas a los arrecifesLas amenazas a los arrecifes incluyen además pesca insostenible, contaminación y vertidos de agua dulce en zonas turísticas (MSC FOUNDATION)

“La protección de nuestra biodiversidad no sólo es vital para nuestro bienestar, sino también crucial para nuestra supervivencia”, afirmó la doctora Grethel Aguilar, directora general de la UICN.

“El cambio climático sigue siendo la principal amenaza para los corales que producen arrecifes y está devastando los sistemas naturales de los que dependemos. Necesitamos una acción ambiciosa y decisiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero si queremos asegurar un futuro sostenible para la humanidad”, finalizó.

La organización señaló que, además del aumento de la temperatura del agua y la acidificación, existen amenazas locales como la contaminación, la pesca insostenible y la escorrentía agrícola que agravan la situación.

En el Caribe, por ejemplo, se documentaron transformaciones de arrecifes en cayos por el aumento del oleaje y la recurrencia de huracanes. Isla agregó que “el crecimiento no planificado de localidades turísticas provoca aumento de vertidos de agua residuales que afectan los arrecifes vecinos”.

Reducir las emisiones de carbonoReducir las emisiones de carbono y los vertidos industriales es clave para mitigar la acidificación a nivel global y local (REUTERS/Lucas Jackson)

Frente a este panorama, la comunidad científica insiste en la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de implementar acciones locales para minimizar los vertidos contaminantes. Beth Polidoro, coordinadora de la UICN para corales, advirtió: “Si actuamos ahora, podemos frenar el ritmo del calentamiento de los océanos y ampliar la ventana de oportunidad para que los corales se adapten y sobrevivan potencialmente a largo plazo”.

Ante esto, Isla aseveró que se deberían realizar las siguientes acciones: “A nivel global, deberíamos disminuir la concentración de dióxido de carbono por consumo de combustibles fósiles. A nivel local, disminuir el volumen de vertidos de ácidos producto de industrias al mar o a la atmosfera“.

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