La caída de Bob Menendez: el ex influyente senador entró a prisión a cumplir una condena de 11 años por corrupción

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El exsenador Bob Menendez, demócrataEl exsenador Bob Menendez, demócrata por Nueva Jersey, llega al tribunal federal, el miércoles 29 de enero de 2025, en Nueva York (AP Foto/Julia Demaree Nikhinson)

Por más de dos décadas, el senador Robert ‘Bob’ Menendez fue una de las figuras más prominentes del Partido Demócrata en el Congreso de Estados Unidos. Este martes, a los 71 años, el otrora influyente legislador ingresó a una prisión federal en Pensilvania para comenzar a cumplir una condena de 11 años por corrupción que incluyó sobornos en efectivo, lingotes de oro y favores a gobiernos extranjeros.

El Buró Federal de Prisiones confirmó que Menendez se encuentra bajo custodia en la Institución Correccional Federal de Schuylkill, una prisión de mediana seguridad ubicada a unos 190 kilómetros al oeste de Nueva York. El penal alberga aproximadamente 1.200 reclusos, entre ellos el ex líder mafioso neoyorquino James Coonan.

La condena de Menendez marca un hito: se convirtió en el primer senador estadounidense en la historia moderna en ser declarado culpable de actuar como agente de una potencia extranjera mientras ocupaba su cargo. Los cargos incluyeron aceptar sobornos a cambio de influir en investigaciones judiciales, intervenir en negocios privados y facilitar ayuda militar a Egipto.

El caso que selló su destino comenzó en septiembre de 2023, cuando agentes del FBI descubrieron en su residencia más de 480.000 dólares en efectivo ocultos en abrigos y botas, junto con lingotes de oro valuados en 150.000 dólares y un convertible de lujo. Menendez argumentó que el dinero provenía de sus ahorros personales, pero el jurado rechazó su explicación.

Durante su audiencia de sentencia en enero, Menendez hizo declaraciones que oscilaron entre la disculpa y el ataque. “Estoy lejos de ser un hombre perfecto. He cometido muchos errores y malas decisiones. Pero he hecho mucho más bien que mal”, declaró ante el juez. Sin embargo, también sugirió que esperaba clemencia presidencial, atacando al sistema judicial con un lenguaje que sorprendió viniendo de un demócrata de larga trayectoria.

El senador Bob Menendez yEl senador Bob Menendez y su esposa Nadine Arslanian. REUTERS/Amanda Andrade-Rhoades

“Este proceso está politizado y corrompido hasta la médula. Espero que el presidente Trump limpie este pantano y restaure la integridad del sistema”, añadió, adoptando la retórica típicamente republicana sobre el “deep state”.

La trayectoria de Menendez había sido, hasta hace poco, un ejemplo del sueño americano. Hijo de inmigrantes cubanos, creció en Union City, Nueva Jersey, donde fue electo alcalde a los 32 años. Su ascenso lo llevó primero a la Cámara de Representantes y después, en 2006, al Senado, donde se consolidó como una voz influyente en política exterior.

Como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Menendez tuvo un papel clave en la política estadounidense hacia América Latina y Medio Oriente. Fue uno de los críticos más duros del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y se opuso firmemente al acercamiento del gobierno de Barack Obama con Cuba.

Paradójicamente, esa misma influencia fue la que, según los fiscales, utilizó para beneficiar a empresarios de Nueva Jersey a cambio de sobornos. Los cargos incluyeron interceder ante autoridades federales para frenar investigaciones penales contra sus allegados y facilitar negocios con funcionarios egipcios, incluyendo reuniones con servicios de inteligencia.

Un funcionario muestra el dinero,Un funcionario muestra el dinero, los lingotes de oro y el auto que recibió como soborno (AP)

El escándalo también salpicó a su círculo cercano. Dos empresarios vinculados al caso fueron condenados, al igual que su esposa, Nadine Menendez, quien fue declarada culpable en abril y será sentenciada el 11 de septiembre.

La semana pasada, un tribunal federal de apelaciones rechazó la solicitud de Menendez de permanecer en libertad bajo fianza mientras apelaba su condena, cerrando definitivamente sus opciones legales inmediatas.

Durante el proceso, su defensa intentó invocar su trayectoria de servicio público. “El hijo de inmigrantes cubanos que emergió de la pobreza para convertirse en el epítome del sueño americano”, argumentó su abogado Adam Fee ante el juez. “A pesar de sus décadas de servicio, hoy es conocido como ‘Gold Bar Bob’”, añadió, en referencia al apodo que se popularizó tras el descubrimiento de los lingotes.

Tras su condena, Menendez renunció a su escaño senatorial y fue reemplazado por una designación del gobernador Phil Murphy. Desde entonces, su partido ha guardado silencio sobre su caso, y ningún demócrata prominente ha defendido públicamente su inocencia.

Con su ingreso a prisión, Menendez cierra una carrera política de más de cuatro décadas que lo llevó desde las calles de Union City hasta los pasillos del poder en Washington.

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